Traición

Capítulo 10

Llevaban tres horas de viaje y ninguna de las dos hacía el amago de iniciar una conversación, si no fuera por la música que sonaba en la radio el silencio sería atronador, una de las cosas que Katherine más odiaba. Durante su estancia con Los Cazadores el silencio y la soledad había sido la banda sonora de su vida, y por más que intentaba que eso se acabara nunca lo conseguía, por eso agradecía la música, porque por estúpido que pareciera sentía que no estaba sola. Aunque la voz que estuviera escuchando fuera la de una completa desconocida, cosa a lo que también estaba acostumbrada, estuvo 18 años conviviendo con esa gente y nunca llegó a conocerlos de verdad, sabía lo que les gustaba, lo que odiaban, sus costumbres... conocía lo que formaban en conjunto, pero nunca llegó a conocer a una persona de verdad. No eran más que unos mentirosos que creían que el fin justificaba los medios, que la misión era lo más importante y que no importaba quien se quedara en el camino; eso es algo que Peter siempre intentó inculcarle. "La misión por delante de todo, Los Magos tienen que desaparecer, porque mientras ellos vivan nosotros corremos un grave peligro. Entiendo que te cuesta atacar a los otros jóvenes, vives con ellos y son tus amigos, pero es que no puedes verlos de esa manera, algún día ocuparás mi lugar y no puedes dejar que te capturen porque algún inútil del equipo no es lo suficientemente bueno o haya cometido un error en el transcurso de la misión. Esto es un entrenamiento y por eso creen que los fallos que cometan no tienen importancia, porque no es una situación de peligro real, y ese es el peor error que pueden cometer, por eso tienen que recibir un castigo. Han de comprender que esos fracasos no los vamos a permitir porque podrían cometerlos en el exterior, y tu como futura líder no puedes dejar que los sentimientos te pasen una mala pasada, tienes que dejar que reciban el castigo, y en el caso de que suceda en una misión real tienes que dejarlos atrás, que salgan ellos solos del lio en el que se han metido, porque tú vales mucho más que ellos". Eso era lo que siempre le decía después de un entrenamiento, y la primera vez fue en su despacho cuando le dieron el alta en la enfermería, le dijo amablemente que se sentara, se preocupó por si le dolían los golpes, y le pidió que le contara lo que había sucedido en el entrenamiento, a pesar de conocer a la perfección todos los detalles, porque siempre recibía un informe detallado de los profesores para conocer la evolución de la próxima generación, aunque el expediente que más le interesaba era el suyo. Katherine pensó que lo que su padre quería era conocer su versión de los hechos, para nadie era un secreto que los entrenadores exageraban los fracasos para que en la próxima sesión se esforzaran más, y así dejar de ser el hazme reír de los adultos y de los más pequeños.

-Muy bien, hoy como es un día especial, vamos a cambiar el entrenamiento, que no hace falta ser un mago de mierda para darse cuenta de que están hartos de estar todos los días en las máquinas. Así que hoy trabajarán por parejas, que haré yo, y lucharán en estilo libre entre ustedes.

Trevor hizo una pausa y observó a las veinte jóvenes que estaban en fila delante de él pensativo, los estaba estudiando para hacer las parejas más dispares posibles, porque lo que en realidad quería era conocer el instinto sanguinario de cada uno de ellos. Otro día las haría de manera justa, pero ahora quería saber si esa panda de jovenzuelos tenía la valentía y la voluntad suficiente para darle una paliza a otra persona, más débil, sin que le temblara el pulso.

Se tomó su tiempo para formarlas intentando que fueran lo más injustas posibles, pero sobre todo que fueran obvias porque quería también apreciar las reacciones de los alumnos cuando se dieran cuenta de sus intenciones. Y al menos su primer objetivo le estaba saliendo bastante bien, las reacciones eran de satisfacción por parte de los más fuertes y de auténtico terror por parte de los más débiles, porque poco a poco se iban dando cuenta de cuáles eran las intenciones del entrenador. Sin embargo, nadie era capaz de decir nada que pudiera llevarle la contraria, porque el castigo sería muy doloroso, Katherine observaba curiosa las expresiones de sus compañeros, era la primera vez que entrenaba con ellos y no entendía que era lo que estaba pasando.