Katherine se incorporó con la intención de agarrar a Raven pero algo en su interior le dijo que no era una buena idea, que ahora mismo su contacto haría más mal que bien, por lo que retrocedió rápidamente. Se levantó del banco y miró a su alrededor, buscando a los dos hombres que las habían atacado, pero no estaban por ningún lado; y, honestamente, ahora mismo lo que hubiera sido de esos le traía sin cuidado, estaba demasiado preocupada por el estado en el que se encontraba su protectora.
-Dios, esto va acabar conmigo- masculló Raven con la cabeza enterrada entre las piernas y con los ojos fuertemente cerrados, concentrada en gestionar todo lo que sentía, recuperando poco a poco la estabilidad y despejando la niebla.
La princesa volvió a sentarse a su lado, a una distancia prudencial, centrando toda su atención en la protectora, ambas permanecían en silencio y no tardaron en escuchar un pequeño jaleo que cada vez se acercaba más, la castaña se tensó y buscó a los responsables de ese alboroto.
-No te preocupes, es un equipo de refuerzo,- explicó con esfuerzo Raven, habiendo percibido la tensión en el cuerpo de su acompañante.- los llamé para que se encarguen de los dos bellos durmientes, y trajeran mi coche.
Ana fue la primera en llegar junto a ellas cuando Raven terminó de explicarle a Katherine quiénes eran, y Katherine no pudo evitar el mirar con curiosidad a la chica que tenían delante, no era muy alta, con rasgos suaves y el pelo negro con la parte de abajo rubia, los ojos verdes analizaron con preocupación a la protectora durante unos segundos, los que tardó Raven en ponerse un escudo; ahora mismo la prioridad era controlar la situación.
-¿Qué ha pasado?- preguntó Ana con la voz más calmada que la situación le permitía.
-Estábamos paseando antes de volver al hotel cuando dos hombres nos atacaron.- Respondió Katherine al ser consciente de que Raven no tenía capacidad para hacerlo.
-Vale...- Ana desvió la mirada a su mejor amiga que seguía con la cabeza enterrada y sin indicios de participar en la conversación.- Sígueme contando, por favor.
Katherine asintió y comenzó a relatar lo sucedido, obviando la parte en la que intervino la morena de manera extraña, acabando con su ataque de ansiedad. Detalle que no pasó desapercibido para las amigas, Raven miró de reojo a Ana y no se equivocó; en el rostro de su amiga se percibía una pequeña sonrisa. Conociéndola y consciente de lo mucho que le gustaban los romances ficticios ya se estaba montando toda una película en su cabeza, y seguramente se aliaría con su hermano para molestarla cuando fuera el momento oportuno. Cuando Katherine finalizó su relato sin darle importancia a la sonrisa de Ana, Raven trató de ponerse en pie para pedirle las llaves, sin embargo, el plan no salió como imaginaba en su cabeza, nada más levantarse se le volvió a nublar la vista y se habría caído de boca si no hubiera reaccionado dejándose caer en el banco, bajo las miradas preocupadas de las otras dos.
-Katherine,-llamó su atención Ana- ¿de casualidad tienes carnet de conducir?- preguntó con la esperanza de que la respuesta fuera afirmativa, había conseguido hacerle el lío a Amanda para que no sospechara de su salida, pero cada segundo que pasaba el riesgo de verse descubiertas aumentaba exponencialmente.
-La verdad, es que no, entre las actividades extraescolares de Los Cazadores no estaban las clases de conducción, lo siento.- Respondió con un sarcasmo involuntario que dejó sin palabras a Ana y provocó una sonora carcajada en Raven que jamás se imaginó una contestación de ese estilo.
Por eso mismo, porque nunca había tenido la intención de responder con ese tono, y al ver la cara de sorpresa de pelinegra habló rápidamente, ignorando completamente la risa de Raven que estaba prácticamente tumbada en el banco
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Traición
FantasyKatherine ha vivido engañada toda su vida, las personas que decían ser su familia mentían, sus amigos nunca lo han sido. Todo lo que consideraba real, lo que consideraba su vida, no es más que una farsa, que finalmente se ha desmoronado. Ahora cono...