Capítulo 15

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Javier volvió a la habitación dos horas después con una bandeja en la que llevaba la cena, y ver que Katherine dormía lo alivió, así no tendría que explicarle el motivo por el que había tardado tanto; sin embargo, esa sensación no duró demasiado, tenía que despertar a su nieta para poder examinarla, y asegurarse de que el veneno del Engendro no le había dejado secuelas, y en el caso de haberlas dejado encargarse de ellas para que desaparecieran lo más pronto posible.

Por eso, dejó la bandeja en la silla en la que había estado sentado horas antes, y se acercó con cautela, no quería que ninguna de las dos jóvenes se despertase alarmadas por algún ruido, y lo atacaran pensando que se trataba de algún enemigo. Situación bastante probable tratándose de su nieta y de su entrenamiento. Primero despertaría a Katherine y luego a Raven, quizá teniendo despierta a la otra chica su nieta se controlaba un poco, y no le daba el golpe que tenía más que merecido, por todos los quebraderos de cabeza que le había dado a su hija y todos sus seres queridos. Inspiró profundamente y se acercó lentamente a Katherine con la intención de despertarla, estiró la mano y en el momento en el que estaba a punto de tocar el hombro de la joven; Raven abrió los ojos cuando Javier estaba a punto de tocar a Katherine, que dormía tranquilamente a su lado, y reaccionó como si se tratara de una amenaza, agarró su brazo con fuerza a la vez que se impulsaba hacia arriba pasando por encima del cuerpo de Katherine sin rozarla, y una vez que se levantó, obviando la molestia del brazo, empujó con fuerza a su abuelo hacia atrás.

Javier sin salir de la sorpresa levantó los brazos lentamente en señal de calma, lo último que necesitaba ahora mismo era un enfrentamiento con su nieta, estaba demasiado débil y podría hacerse daño; y aunque posiblemente ella se reiría en su cara si le dijera que se preocupaba por ella lo hacía, siempre lo había hecho a pesar de los errores que sabía que había cometido en el pasado. Quería decírselo, quería aclararle que le había ayudado, que durante el enfrentamiento con el Engendro había recibido una herida leve, sin importancia de no ser por el veneno que bañaba las garras del enemigo, pero algo en la mirada de su nieta le hizo saber que, si se atrevía a mover un solo músculo, incluso para hablar, se arrepentiría. Así que, se limitó a quedarse de pie, inmóvil. Mientras que su nieta zarandeaba lentamente a Katherine, despertándola de su sueño, más pronto de lo que a la otra chica le habría gustado.

La castaña despertó sobresaltada, y desorientada, miró con el pánico reflejado en la mirada la mano que estaba posada en su hombro; y con algo de temor levantó la vista hasta fijarla en la morena a la que le habían encomendado su protección, hasta su comparecencia ante el Consejo Supremo. Por ese motivo, cuando su mirada se fijó en los ojos marrones de Raven, el pánico que había sentido al despertar se desvaneció; miró detrás de ella y lo que vio la descolocó, Javier estaba de pie con los brazos en alto, con todo el cuerpo en tensión, y la mirada clavada en la espalda de su nieta.

- ¿Qué pasa aquí? - preguntó con notable desconcierto en su voz.

-Pregúntale a ella, - Javier aprovechó que Katherine había despertado y que su nieta tenía la atención centrada en ella- os traje la cena e iba a despertarlas, pero mi nieta se despertó antes y parece que no le hace ilusión verme.

-Haz el favor de callarte y ahorrarte el papel de abuelo preocupado, porque hace tiempo perdiste el derecho de ejercer ese papel- replicó Raven con la voz más fría que el hielo.

Se dio la vuelta y encaró a su abuelo bajo la atónita mirada de Katherine, que se levantó rápidamente y se acercó a Raven alarmada, por la más que evidente tensión que desprendía el cuerpo de la chica. Y si ella estaba tensa podía asegurar sin lugar a dudas de que no era nada comparada con la tensión que se apreciaba en la mirada de Javier.

-Por lo que veo estás bien, sigues vivo, y lo único que necesitas es un nuevo sistema de seguridad y muebles para el salón, ya he cumplido con la visita de rigor, ahora nos vamos. 

TraiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora