Capítulo 2

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La reunión había acabado, tras cinco horas encerradas en su despacho, finalmente habían decidido cómo proceder, parece ser que durante la noche había ocurrido algo en uno de los edificios de Los Cazadores, algo mágico pero desconocido y tenían que averiguar que era. Y con esa conclusión habían finalizado la reunión, Raven observaba desde su escritorio como el Emisario del Consejo abandonaba por fin su despacho, mientras que su madre permanecía sentada, tenían que hablar, planear las investigaciones, no tenían tiempo que perder, así que cuanto antes comenzaran antes tendrían la calma del conocimiento.

Sin embargo, esa reunión táctica tendría que esperar, porque no habían pasado ni dos segundos cuando Thomas volvió a entrar en el despacho con gesto grave, miró alternativamente a las dos mujeres, para luego detenerse en Amanda.

-Tenemos que hablar. - su voz denotaba sorpresa e impaciencia. - Es urgente.

Amanda miró a su hija sin entender qué sucedía, pero obedeció, no tenía ganas de un enfrentamiento con el Emisario, y lo único que quería era perderlo de vista, y para que eso pasara tendría que hablar con él a solas. Raven asintió, indicándole que se marchara, que ella empezaría a trazar la estrategia y a dirigir las investigaciones, Amanda le dedicó una última mirada antes de abandonar el despacho en compañía de Thomas.

Cuando cerraron la puerta de la oficina la protectora se frotó la cara cansada, la reunión había sido agotadora y había durado demasiado teniendo en cuenta la poca información que poseían, tras muchas horas habían acordado que tenían que investigar lo que fuera que pasara, pero, no era tan sencillo, necesitaban un motivo. Como protectoras no podían iniciar una investigación así porque sí, el único caso en el que podrían hacerlo sería con una orden directa del Consejo, pero no querían que la sociedad se alarmara, no querían crear preocupaciones innecesarias. Necesitaban crear un motivo para no levantar sospechas, y eso era lo más complicado.

-Oye, - Ana llamó a su puerta- los rumores se han extendido, nadie sabe que el ermitaño está aquí, pero hay habladurías de que anoche pasó algo extraño frente a Plaza España. Así que ya hay motivo.

En ese momento Raven sintió un tremendo alivio, eso era justo lo que necesitaban, las habladurías, y que la gente no supiera quién estaba aquí. Si la sociedad mágica comentaba lo que había sucedido tenían ya un motivo para comenzar la investigación, entonces podría desplazarse y observar el escenario sin levantar sospechas. Sonrió de lado contenta con las buenas noticias, pero había algo en el rostro de Ana que le decía que había algo que no le estaba contando, algo la inquietaba. Y cuando su amiga y secretaria se dio cuenta de la manera en la que la miraba suspiró, todavía le costaba creerlo, es más, tenía la esperanza de que fuera una broma de mal gusto, pero tenía que decírselo a su amiga, porque de ser verdad las cosas podían complicarse bastante.

La sonrisa se borró del rostro de Raven, venían más malas noticias y su amiga era la portadora, por lo que, la insto a hablar con un gesto silencioso.

-Aparte de lo que sucedió en El Edificio, se rumorea que han sido capturados diez miembros de nuestra sociedad. - Raven apretó la mandíbula, tensa. - Fue anoche, pero no han sido localizados todavía.

La protectora sopesó en silencio la información que le acababan de proporcionar, si eso era verdad la investigación estaba justificada, y con creces. Raven asintió y Ana se marchó. El silencio inundó el despacho, le dolían los ojos y la cabeza, en pocas horas había recibido demasiada información, y ver a Thomas no había ayudado en lo más mínimo. Estaba saturada, pero había demasiado trabajo, había que tomar decisiones importantes y para eso tenía que hablar con su madre, ya que ella sola no podía dar la orden de adoptar las medidas pertinentes, debían hacerlo juntas. Por lo que, odiando tener que ver de nuevo al Emisario se levantó.

TraiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora