capítulo 7

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Mientras más notaba a Belinda fría, extrañada, seca o cortante conmigo, decidía visitar a Adaliz, la ayudaba en sus cosas, como atender en su negocio dónde vendían perros calientes, o hamburguesas y así, aún no tenía mi teléfono propio, esto ya fue empezando junio, la visitaba más, con Belinda hablaba menos solo para no molestarla, pero a veces, solía llamarla muy seguido, como un día si, un día no, o días seguidos, etc...

16 de julio, tengo mi teléfono propio, mi tía llegó al negocio dónde trabajaba con el teléfono, era un Alcatel 500g7 con sensor de huellas y esas mamadas. El primer día decidí descargar algunas cosas como juegos o música, aquello que vivió conmigo en mis momentos críticos y recordar. En cuanto pude le puse el número del teléfono donde llamaba a belinda y lo colocamos en el mío, y de inmediato me fui a una WhatsApp Plus, ¿Qué son esas mamadas de WhatsApp donde eliminan mensajes y tu no ves un carajo?.

Sin duda la primera persona a quién le escribí fue a Belinda, su nombre seguía guardado como Salsita Roja. Después le escribí a Adaliz y así sucesivamente.

Adaliz jugaba Minecraft, lo normal, lo hacía en el trabajo y que mucha gente no pasaba y aprovechaba el tiempo haciendo algo.

Soy novio de ella antes de que llegara Belinda a enamorarme, cuando solo la veía como una amiga, quizá fue el 16 de Enero que soy novio de Adaliz, ya que creo que el 17 cumple su madre.

Siempre me revisaba el teléfono, como siempre fue costumbre, hablaba con más amigas que amigos, pero si me equilibraba.

Mi padre, mi Héroe, quien me enseñó a ser un hombre pero también me enseñó a evitar cosas de él y hacer lo contrario, había llegado a Venezuela un largo tiempo después de que me dieron el teléfono, y empezábamos a trabajar aquí en el cambio de negocio.

Belinda llegó a enamorarme, a tal punto que no podía sacarla de mi mente, o de mi, con lo cual decidí hacer algo.

Hace tiempo atrasa había conocido a [no diré nombre para cuidar su reputación] una amiga de internet que vive por aquí cerca, ni tan cerca, y nos desviamos del tema, ya que esto lo había planeado para hacerlo sin hacer daño a Adaliz ni a nadie. Decidí hablar de cosas íntimas con ella a tal punto de excedernos, esto no lo necesitaba, con hablar bastaba, pero pack fue hasta donde llegamos, lo cual, si era algo fuerte.

Una noche decidí ir a casa de Adaliz y como costumbre me revisó el teléfono, pasó por WhatsApp y no tenía nada, pasó peo Facebook, tampoco nada raro hasta que llegó a Messenger.

Ahí de primera estaba esta chica y de una vez entró al chat sin pensarlo dos veces.

Ya esto lo planeé porque se que eso la haría desconfiar. Algo descarado e hijo de puta de mi parte, pero me tocó hacerlo por un bien.

En cuanto entró al chat, ya yo traía una actitud nerviosa y de inmediato le arrebaté el teléfono de las manos y eliminé Messenger y ella vió. Ya con eso sabía o pensó que le fui infiel, algo incierto, porque no la cambie, no besé, no toque a nadie más que a ella, no se considera infidelidad esto que hice.

Se levantó de la silla con una actitud molesta pero ningún gesto demostró que lo estaba.

— Ah, entiendo, ya entiendo... Terminamos.

— ¿Qué?

— Terminamos.

— No — Salió bien, ya no le haré daño.

— ...

— Oye, lo siento, era mi amiga, estaba en problemas y decidí ayudarle, pero se pasó, me empezó a coquetear y no pude decirle nada porque estaba mal y eso, pero... Créeme, intenté decirle que no y no me escuchó — Vaya Hijo de puta que soy.

Hasta llevarte a París [Concluído]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora