~Capítulo 21~

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Las cosas no terminan ahí, pasaron muchas cosas después, empecé a fumar como desgraciado mientras en mi cabeza daban vueltas nuestros recuerdos y cómo sería si tú estuvieras a mi lado viéndome fumar, también bebí aquella noche mientras fumaba esperando que tú llegaras y salir contigo, pero nunca llegaste y terminé vomitando, igual, aquel partido era una mierda y en esa casa no había ya casi nadie.

No paraba de pensarte, tenía que superarte por más que costara, pero jamás fui capaz de reemplazarte e intentar superarte buscando a alguien más, no soy así.

Las noches sin ti en Cabudare eran mucho más largas, aburridas, muertas, sin razón y vacías; a veces bajaba esperando que salieras de casa, y no lo hiciste, quizá parezca esquizofrenia, pero yo esperaba verte salir de tu casa para ir conmigo a caminar o ir por ahí, como siempre.  Mis ojos de llenaban de lágrimas al admirar aquella casa azul, la misma que siempre me generó curiosidad desde pequeño, a veces bajaba borracho sin saber de mi error el cual fue beber, o a veces mareado por el cigarrillo.

Siempre terminaba diciendo algunas cosas, y sé que la misma noche que bajé borracho por primera vez dije algo, pero no recuerdo qué, quizá Ruffy sepa lo que dije, porque yo hablaba duro pero no tanto y estaba sentado frente a la casa de Ruffy mirando la tuya.

Otra noche me quedé hablando con él y me hizo darme cuenta de algo, que este libro que estoy escribiendo sobre nosotros, debería ser basado en mi punto de vista tal y como siempre ha sido, porque yo no conozco tus razones ni el por qué de tus acciones, pero si de las mías, entonces para no hacerte ver mal o hacerte ver de una peor manera o lo que sea, decidí dejar el libro desde mi punto de vista de todo.

También le pedí que me encendiera un cigarrillo pero se negó.

Pasaban los días y noches, hasta que en una de esas, Alejandro me invitó a una fiesta de una amiga, y acepté, llevé cigarros y también fumé como bebí, pero jamás vomité, hice el ridículo y estoy consciente.

Pero horas en más tarde, después de una gran depresión y queriéndote a ti ahí conmigo, haciéndome evitar todo lo malo, besándonos, quizá, solo quizá, la noche sería diferente.

Le hablé de ti a una amiga que recién conocía, y le conté de como pasó todo, intenté besarla por lo que recuerdo, era un imbécil borracho, también le conté cuanto te extrañaba, y que debería olvidarte pero no puedo hasta el punto en que mis lágrimas no se retuvieron más y cayeron.

Le hice un masaje; Alejandro me besó como desgraciado mientras yo me hacía el dormido solo para no hacer nada y dormir un rato; hice desastre afuera y no tanto adentro de la casa; Fue la peor noche de mi puta vida, y ojalá más nunca volverles a dar la cara.

Le hablaba de ti a todo aquel que me recién conocía porque, quería supieran de ti, quien eres, siempre hablaba bien de ti, de lo que hiciste en mi, y como cambiaste algo en mi forma de ver este podrido y maldito lugar.

— ¿Sabes? Ella, fue la chica más hermosa que pudo aparecer en la vida de alguien, era un adolescente común y corriente, pero para mí, era de otro planeta, era tan rara y diferente. Su risa, su risa la amaba y me encantaba siempre sacarle una, me encantaba salir con ella y siempre escuchar lo que ella decía, me importaba un carajo hablar yo, sino que solo quería escucharla a ella y a más nadie — Dije mirando hacia la nada, sentado en aquel sillón a las 3 AM con una amiga que recién conocía.

— ¿En serio la amaste? — preguntó mirándome.

— Si, la amé como hace años no he amado — Respondí.

Hasta llevarte a París [Concluído]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora