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Esa noche, y muchas más fueron muy difíciles de pasar, desde la noche que supe que jamás la volvería a ver, muchas cosas cambiaron tanto en mi como en lo que sentía.
Sabía que esa noche sería la última vez que la tocaría, que sentiría su mano, sus abrazos, escuchar su voz en frente de mi, esa sería la última vez, pero yo no la superaba, no podía hacerlo.
Al día siguiente de la noche en que ella se fue, yo empecé a escribir el libro de nosotros, una fuerte historia que quizá nadie podrá sentir jamás como yo lo sentí y jamás nadie podrá vivirlo como yo lo viví.
Cada vez que iba al negocio donde yo trabajaba vigilando, veía autobuses pasar, muchos, y aún esperaba que alguno se detuviera en frente y bajara y me abrazara, que me dijera que ya volvió, que me dijera que me amaba aún. Aunque no fuera verdad quisiera escuchar esa mentira.
Lloraba algunas veces que las canciones me recordaban a ella, o cuando leía aquellas páginas de los libros que ella me había recomendado de aquellas grandes escritoras. Lloraba cuando me hablaban de ella y me hacían recordar lo feliz que fui, y como se llevó mi felicidad.
Dependía de ella por alguna razón, jamás me vi en esta posición, sin embargo, para mí sorpresa terminé como dije mil veces jamás estar. Me convertí en aquello que una vez dije que iba a eliminar.
Los días pasaban, y yo aún la esperaba, por alguna razón, parecía esto aquella historia del muelle de San Blas, yo esperándola aún sabiendo que no iba a volver.
Mientras más pasaban los días, yo iba más seguido a Cabudare, recuerdo la primera vez que fui, y mis amigos se habían ido a Ecuador, Jender, Jonder, Jilber, ellos y casi todos, solo se quedó Michell con algunos más de su familia en esa casa.
Yohan más nunca lo volví a ver, tampoco a Jesús ni a los demás.
Las calles eran más vacías y aburridas, ahora solo me la pasaba con Michell o Alejandro, ya casi no salía, pero la primera vez que llegué a Cabudare, tenía que salir, tenía pensado hacerte un vídeo, y así fue, me tomó algunos días y noches poder grabarlo, hasta el señor Ruffy me vió llorar algunas veces al hacer el vídeo.
Tristemente como aquí no se pueden ver los vídeos, no puedo mostrarlo.
Como decía, después de todo eso, pude irme tranquilo, pero yo quería más.
Muchas veces me quedaba con Ruffy hablando como antes, ahora se sentía un poco más aburrido, más solo, tú no estás y el lugar se volvió un caos emocional.
Cabudare, entre más me quedaba aquí, más perdía la magia, sentía que el lugar no volvería a ser lo que era, y si, todo tiene un final, sin embargo, hay finales que nunca llegan. Quizá esto sea un nuevo inicio, quizá esto solo sea un "empezar de cero" hasta el día que volvieras, si es que alguna vez lo haces.
Aún recuerdo las promesas, y seguiré intentando cumplir la que con más cariño te prometí, llevarte a París.
Pasando aún más el tiempo, llegó el 24 de diciembre, pasó rápido el tiempo, ni me lo esperaba, pero mira el lado bueno, era nuestro aniversario, así que la noche anterior me quedé despierto hasta tarde solo para decirte "feliz aniversario, nuestro primer año juntos".
Te dejé ese y algunos mensajes más antes de irme a dormir, claro que no olvidaría una fecha tan importante, y claro, es prácticamente la misma hora en la que te conocí.
Al día siguiente, me dijeron para ir a Cabudare, y fuimos temprano.
Cuando llegamos, una hora después, pase por la casa de Michell, le dije para salir más tarde y eso, y la cosa empieza desde que fui a la casa de Alejandro.
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Hasta llevarte a París [Concluído]
Teen FictionHasta llevarte a París. Basado en la vida real de Darío villa (Yolkann [yo]) y Belinda Miclos. Todos sabemos que la primera vez no siempre es la mejor forma de conocerse, siempre se conoce a alguien de la manera más rara o estúpida posible, pero es...