8. La pesadilla

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DAILA

El cielo era iluminado por una enorme luna llena.

La copa de los árboles se movían al compás de la ventisca.

Empecé a correr. ¿ a dónde me dirigía? ¿ buscaba algo acaso?

Unas sombras muy raras me hicieron parar, me estaban acorralando ,busqué un árbol gigante para poner mi espalda contra el y refugiarme del frío qué se expandía por mi cuerpo.

Todas las sombras gritaban cosas inentendibles para mis oídos. Grité.

Grité tanto que mis tímpanos dolieron. No sólo gritó mi boca, también lo hizo mi alma. Pero un ruido en particular me hizo perder el miedo e hice silencio.

Un aleteo revoloteo mi estómago.

Él me estaba cuidando, sabía qué era él.  Toda la imagen se borró por completo y ahora estaba en un lugar familiar...

Recostada en lo qué se supone  es una cama. Y frente a mí aparece con lentitud esos ojos grises,esa sonrisa y la sensación de tranquilidad qué me provocó unas lágrimas de felicidad.

- Es hora de despertar... - susurró dando  un beso en mi frente y me levanté de golpe

3:40 am.

La hora que marcaba mi reloj me dejó perpleja, era un sueño. Solamente era un sueño. Mi respiracion estaba acelerada, mi frente y mi pecho estaban llenos de sudor. Parecía que había estado corriendo en una maratón, me levante y me metí al baño para refrescarme la cara y tomar un poco de agua. Luego de eso pasó más de cuarenta minutos, no podía conciliar el sueño. Así que me levante a leer un libro.

La realidad de este mundo suele ser una pesadilla, por eso unos leen para olvidar que existimos en este planeta, y otros más valientes viven su día a día a esos les llamo los seres de acero

Es difícil estar y sentirse felices en esta realidad. Pero nosotros tenemos la obligación de hacer nuestro día mejor, aunque a veces no sea así.

Mi mamá no me ha dejado mensajes, ya han pasado algunos días, la verdad no creo qué sobreviva mucho con comida chatarra, fideos instantáneos y  ya casi se acaban mis frutas. Supongo qué tendré que hacer compras.

Estaba leyendo Eleanor y Park cuando una piedra pequeña rodó desde mi ventana hasta mi alfombra

Que Diablos...

La ventana estaba abierta, las cortinas ondeban suavemente y me preocupaba qué fuera un ladrón, otras dos piedras pequeñas cayeron. Me acerqué con cuidado por si otra piedra me podría caer en la cara y al ver a esa persona ahí casi me desmayó

¿ Álex?

- ¿ Qué haces aquí a esta hora? - dije asomandome

- Tuve una mala noche y empecé a caminar, pero al ver tu luz prendida quise saber si estabas bien ¿ todo esta bien Daila? - yo algo confundida di un asentimiento leve

- ¿ segura? Si tienes algún problema podría ayudarte. - Álex vestia con una buzo negro cubriendo su cabeza y unos jeans, podía ver el piarceng y su cabello rebelde asomándose

- Estoy bien. - dije y tuvo una expresión neutra pero más tranquila

- Me alegro, bueno. Cuídate- se dio la vuelta y mi mente empezó a pensar miles de cosas

Él se tomó el tiempo de preguntarme como estaba, inclusive quiso ayudarme aunque él era el que no tuvo un buena noche, comparado con otras personas él siempre se detiene a preguntar como me siento...
Y yo. Yo nunca lo hago.

Maldito Deseo  [ Completa ✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora