15. Desnudo

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ÁLEX

Me sentía aprisionado y algo asfixiado.

La luz del día me hizo imposible adaptar mi vista a la claridad, hasta que me cubrí los ojos con mis manos. Mi Corazón se aceleró rápidamente al darme cuenta que aún seguía en la habitación de Daila, no solo eso.

Estaba como Dios me trajo al mundo, sin dinero y desnudo.

Maldije para mis adentros y con mi respiración agitada observé cómo Daila se movía lentamente, estaba despertando. Yo estaba encima de un anaquel así que empecé a desender con calma para no hacer ruido. Caminé hacia la ventana para huir como el demente que parezco, algo muy normal de mi parte...

En ese instante Daila empezó a girar y me aguarde entre las espesas cortinas color vino. Con cuidado observé que se sentó en el filo de la cama con la mirada perdida y el cabello muy alborotado. Se quedó mirando el suelo por unos quince minutos y de repente tomó el celular con desesperación para tirar un insulto y colocarlo a cargar. De repente mirando hacia su baño suspiro muy lentamente para levantarse el vestido y sacárselo, baje mi vista hacia el suelo pero luego mi curiosidad me hizo pedazos. Levanté la vista y en ese instante fui muy privilegiado. Cuantas veces había soñado con ver su cuerpo. Pero me sorprendió bastante ,me quedé fascinado

Tiene un cuerpo normal, pero perfecto a mi gusto. Nada de más, nada de menos. Y así ella no fuese perfecta, para mí ella es todo lo que algún día soñé.

Tiene unos bragas negras con encaje. Toda su espalda se delinea a la perfección, caminó a su armario para buscar ropa y me quedé con atención mirando su línea de tatuaje. Era imposible saber de el, pues está a media espalda sin llegar demás a la parte baja, es un dragón bien elaborado, no tan grueso para que no pierda su delicadez, su piel casi blanca lo hacía resaltar muy bien. Luego de eso me sobresalte un poco cuando vi que se desabrocho el brasier y lo puso a un lado. No debía mirarla. Pero ésto me mataba con lentitud

Todo su cuerpo, toda su escencia hacia que la música sonará en mi cabeza sin tener los auriculares puestos.

Quisiera poder creer eso de que no me muero por tocar su cuerpo, pero ni aunque lo repita mil veces me lo creeré, sus manos cubrían sus senos. Tomó la toalla y caminó a la ducha, yo después de absorber bastante oxígeno para calmarme, empecé a bajar por el balcón.

Y corrí como si estuviese siendo perseguido por zombies a punto de matarme. Pero no llegué a mi casa, fui dónde la abuela. Necesito su ayuda.

Abrí la puerta y entré a su casa, ella estaba con una jarra y me miró de arriba hacia abajo mientras tapaba mis vergüenzas. Después de unos segundos y una cara apenada ,habló:

- traeré algo de ropa... - sin más salió de la sala para caminar hacia su cuarto.

Ella es mi única salvación ahora, por suerte no me mira como si estuviese loco. Mientras tanto espero que mi mamá no piense mal de mí,  en este instante tiene que estar pensando en algún castigo bien elaborado. La abuela llegó con  ropa algo holgada y cómoda, yo fui a su baño para cambiarme. Me tarde unos minutos mirándome en aquel espejo, ahora es más real que nunca, puede que esté pasando por una Maldición y no se cómo se arregla, le preguntaré directamente.  Si ella me recomienda el psiquiatra será lo más sensato de su parte


Baje las escaleras algo pensativo y me senté en el sofá, frente a ella en la sala. No sabía como abordar la conversación, pero me sentía cómodo y tranquilo


- ¿ De quién es esta ropa abuela? - le pregunté curioso y ella sonrío

- Es de mí hijo. Un hijo muy ingrato qué ya no me visita, pero hay que ver el lado bueno. Al menos me sirve de algo, fue una ayuda para ti - yo asentí con la cabeza, no quería incomodar con preguntas sobre su hijo 


- Abuela necesito tu ayuda. Quiero contarte algo, pero no sé si me creas - ella puso su mano encima de la mía


- Puedes contarme lo que sea, yo puedo ser una gran amiga -  alejó su mano y respire profundo


- Abuela hace unos meses caí en un pozo mientras pedía un deseo y de repente mi vida cambió. Cada noche de luna llena me transformó en un ave. Al principio creí que estaba perdiendo mis sentidos y me asuste bastante. Pero luego me contó lo de su esposo y mis sospechas se hicieron ciertas, me sucedía una y otra vez sin parar  es algo que no puedo controlar, si esto le sucediera a una persona en una película sería maravilloso. Pero ya no se cómo solucionar ésto.  Soy un moustro,  aparezco en las mañanas desnudo y tengo que correr hacia un escondite para que no piensen que estoy loco - suspire profundo mientras una lágrima rodó por mi mejilla - soy... soy un cuervo abuela... creo que estoy maldito.

Se hizo un silencio total.

Respire profundo sintiendo que estaba  libre por ese secreto que cargaba conmigo.

Limpie mis lágrimas y no me atrevía a levantar la mirada hasta que la abuela habló


- ¿Consumes marihuana hijo? - yo me quedé en blanco con su respuesta, después de todo era lo más lógico que alguien podía decir , pero no.


Después de soltar una risa algo amarga su semblante se puso serio y caminó buscando una especie de álbum en un cajón, yo la escuchaba murmurar 


- Nunca pensé qué algo así me pasara en mi vida, no se si estés listo para oír algo cómo lo que te contaré pero si estás tan loco para decir eso. Yo estaré más loca por lo qué te voy a contar, ¿ Estás preparado?

Su pregunta me dejó sudando frío.  Su  seriedad me hizo dudar pero después de unos largos minutos le respondí

- Sí. Estoy listo.


¡ Disfruten el capítulo!

Maldito Deseo  [ Completa ✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora