26. Cuerpos entrelazados

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Daila

El viento soplaba levemente por mi ventana, hacía algo de calor en mi habitación así qué dejé las ventanas abiertas a la par. Me recosté en el filo de mi cama y me senté mientras tomaba un refresco. Álex lleva días sin aparecer, sin contar que no he recibido ningún mensaje

Yo se qué él no tiene porqué hacer aquello, pero de algún modo me siento culpable de todo esto. Recosté mi cabeza en el filo de la cama y comencé a recordar la última vez que pude verlo. Estaba en la clase de gimnasia, hacía los ejercicios del entrenador que no es muy amable por cierto y busca dejar en el suelo de tanto entrenamiento a los alumnos, Álex vestia con calentador y zapatos negros, estaba con su sudadera gris pero al final se la quitó y se sentó en las gradas.

Su cabello negro hacia mucho contraste con su piel,  tenía un brillo particular y sus músculos estaban hinchados por el esfuerzo. Las venas de sus brazos y manos se marcaban, me quedé babeando por unos segundos. Traté de disimular qué lo estaba mirando mientras escuchaba la charla de unas compañeras de mi curso.
Pero la verdad es que mi corazón latía con fuerza cada vez que lo observaba de lejos.

Mi corazón empezó bombear fuertemente después de esos pensamientos y sentía mi cuerpo caliente. Las ganas de tocarme está noche me hacía alusión. Más pensamientos de él se venían a mi cabeza, aquella noche en el hospital. Sus manos viajando por mi cuerpo con cuidado, ambos tratando de controlar aquello pero sin poder lograrlo.

- Álex... - susurré por lo bajo

Pensar tanto en él solo me demuestra que me atrae más que nunca.

Una de las cortinas hizo un sonido de agitación y observé con rapidez hacía ese lugar,pero vi una mano intentando sujetarse. Entonces me puse de pie e intenté ir a cerrar rápidamente las ventanas pero al ver ese pearcing y el cabello negro supe de quién se trataba, Álex me dio una sonrisa cuando me vio y yo traté de controlarme un poco, al final de todo, lo extrañaba...

- Vine para hacerte compañía, ¿ no hay nada de malo o si? - su pregunta me hizo sonreír un poco

- Pues depende, porqué ya llame a la policía. - sus cejas se elevaron mientras sonreía coqueto

- ¿ y qué le dirás? - camino hacia mí- ¿un loco me quiso secuestrar por llevar ropa tan corta?

- Un vagabundo intento robar en mi casa. No creo qué hagan más preguntas después de verme así... - paso su lengua por sus labios y sin querer miré su boca

- Yo si tengo preguntas para tí. - caminé un paso hacia atrás y el avanzó otro - ¿ por qué estás sonrojada?

- No lo estoy. - conteste lo más rápido posible pero el sólo se burlo

- ¿ Estás nerviosa?

- No.

- ¿ Me extrañastes? - su pregunta me dejo en silencio.

Si le contestaba iba a ser demasiado obvia, intenté formular una respuesta rápida pero el empezó a avanzar hacia mí y me dejó arrinconada contra la pared.

Su respiración cálida  arrollaba mi piel, su boca se acercó a mí oído y susurró despacio

- Yo pensé en ti todos estos días, quería volver a besarte hasta qué me falte el aliento, poner mis manos en tu cuerpo y oírte decir mi nombre, poder oler tu cabello y morderte como aquel día en el hospital, volver a meter mis manos debajo de tu ropa mientras observó como tus mejillas están ruborizadas. Pero, tu no me dices ni siquiera que me extrañas...

Mi piel se erizó por sus palabras, ambos cuerpos emanaban calor, pero tan pronto como terminó de hablar se separó. No podía pronunciar nada con mi boca, era como si mi voz me faltará,  su mano viajo por mi rostro y se acercó para dejarme un beso en la esquina de mi boca

No pude evitar inclinarme hacia él, quería que me besara, no quería qué se apartará pero estaba retrocediendo. Entonces sin pensarlo me acerqué hacía él muy lento, llevando mis manos desde su pecho hasta su cuello y subiendo un poco más a su rostro

Mi respuesta iba a ser obvia, si lo extrañaba.

Entonces lo besé, me iba a separar para ver su rostro pero me acercó más a su cuerpo, quien sabe en que orden pasaron las cosas pero, todo me envolvía y me hacía pensar solamente en él, ¿ dónde estuvo todo este tiempo? ¿ por qué mi corazón con oír su nombre siente qué lo necesita? ¿por qué lo deseo tanto? ¿ qué es lo qué este hombre me ha hecho?

En un beso lento que saboreaba mi boca sentí como su mano se deslizó muy despacio desde la mitad de mi espalda hacia mi trasero dándome un apretón suave que me hizo jadear por lo bajo

- ¿Me extrañastes? - volvió a preguntar Álex besando mi cuello dejando unas mordidas a su paso

Estaba jadeante por el cariño que me daba, pero aúnque quería responder solo deseaba que siguiera ,así que deslicé mis manos por su espalda y volví a buscar su boca para besarlo. Tomó mi mandíbula con su mano y me miró fijamente mientras sonreía y me acostaba en la cama. Mientras estaba encima de mi me dio un beso corto

- ¿ puedo seguir? - susurró mientras colocaba mi cabello tras la oreja y un cosquilleo en mi estómago apareció por su pregunta

- si, si puedes - entonces se levantó un momento para quitarse la camisa y pude apreciar lo que deseaba ver en aquella clase de gimnasia

- ¿Puedo tocarte? - pregunté sin pensar y había una pizca de perversión y felicidad en la cara de Álex

- No necesitas preguntar eso. - me contestó, y estaba encima mío nuevamente separando la distancia para que pueda juguetear un momento.

Mis manos con algo de morbosidad y vergüenza exploraban desde sus hombros hasta sus abdominales y volví a subir hasta sus hombros para tocar sus brazos, una sonrisa se plasmo en mi rostro por haber hecho lo que deseaba aquel día, pero al volver a mirar a Álex mi sonrisa desapareció un poco. Me miraba con deseó, mi respiración se agitó por lo nerviosa que me puse en ese instante, sus ojos oscuros buscaban mi mirada y su cabello algo alborotado se movía lentamente por el aire que entraba.

Entonces me besó muy lento y suave, su perfume se empregnaba en mis sábanas, nuestros cuerpos estaban juntos y sus manos tocaron el filo de mi blusa levantandola lentamente,  era lo único que cargaba así que quedé expuesta ante su mirada llena de deseo, sin titubear se sambullo para besar y saborear mis senos cosa que me puso un poco mal

- Álex...  - susurré por lo bajo porqué no quería que se escucharan mis gemidos

Pero no hizo caso, lo estaba disfrutando  y él lo sabía, entre respiraciones agitadas se levantó para quitarse los pantalones y su ropa interior he hizo lo mismo conmigo, pero me dejó la braga, se agachó para besar mis muslos, por mi lado estaba perdida entre lo que sentía, me agarraba de las sábanas y suspiraba por lo bajo

- Eres hermosa... - Álex me seguía besando mientras me perdía en el placer.

Disfruten el capítulo y siga leyendo el siguiente...

Maldito Deseo  [ Completa ✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora