36. El rescate

2 1 0
                                    


ÁLEX

Llegue a mí casa a bañarme y cambiarme, me disculpe con mamá por emborracharme ayer y luego de un sermón en contra del alcohol salí de la casa para buscar a Daila, empecé a trotar para llegar rápido.

Después de unos minutos estaba frente a su casa, al llegar a la entrada me detuve en seco. Las llaves estaban en la puerta. Se me hizo muy raro,   ella nunca olvidaría las llaves aquí, ingresé a la casa luego de tocar el timbre y que nadie me respondiera, pasé por la habitación, la sala, la cocina, grité su nombre y nadie respondió. Me sentí raro, ésto es muy sospechoso. Tomé mi celular para saber si la amiga rubia de ella sabía algo ,pero no me dio buenas noticias. Le marqué a Jackson para saber si ella  estaba en la reunión para los discursos, pero no había asistido. No contestó mis llamadas, su celular estaba apagado

Mis nervios empezaron a notarse.

Salí de la casa y comencé a caminar de lado a lado, ¿ dónde estaría ella? Pensaba en que otros lugares suele ir, pero no sé me vino nada bueno a la mente. Ella es responsable, ella siempre carga su celular cargado...

El sonido de un taxi llamó mi atención, de éste salio Gine vestida de negro, con ojeras en sus ojos. Caminó hacía mí titubeante y me miró con desaprobación

- ¿Quieres saber dónde está ella? - preguntó, yo me sorprendí pero al mismo tiempo me indigne

- ¡¿ dónde está?! - le pregunté alzando la voz

- Martín se llevó a tu querida dama. - sin necesidad de escuchar más ya estaba al borde de una crisis nerviosa

- Dime ¿ dónde se encuentra? - le pregunté jalando su brazo y está solo me miraba triste

- Está al fondo de la cancha de fútbol que queda a quince minutos de aquí, Martín tiene un departamento, ve rápido o él dañara a esa pobre muchacha - estaba decepcionado por sus palabras y al mismo tiempo me hervía la sangre del coraje

- ¿ cómo estaré seguro de qué dices la verdad ? - pregunté incómodo por su mirada apenada

- Hago esto porqué él prometió que lograría estar contigo, yo siempre estuve enamorada de tí y nunca te distes cuenta. Pero es inútil ella te ama y tu la amas a ella, como muestra de lo miserable que soy una vez más me encargaré de que si no soy feliz ,Martín tampoco lo será, esa es la razón, si me crees o no depende de tí. El departamento está pintado de color blanco con ventanas negras, es el único  con ese color de ventanas. Eso es todo, adiós.  - Gine se fue caminando tambaleante, caminé hacia la carretera principal buscando un taxi.

Cuándo estaba subido en éste me era imposible dejar de mover las piernas y las manos, estaba sudando de los nervios, me llegaba a parecer que el taxi iba muy lento, cada ciento tiempo pedía que acelerará pero el chófer me miraba con mala cara. Apenas se estacionó le dí un billete y le dije que se quedará con el cambio. Salí corriendo por la urbanización donde habían algunas casas blancas, buscaba con desesperación las ventanas negras hasta qué la encontré.

Corrí , todo en la parte del frente estaba cerrado, en otro lado por un muro había una puerta trasera , así qué decidí escalarlo. Lo hice a la antigua,ya tenía práctica por el balcón de Daila. Caí de pie y empecé a ver el perímetro, la puerta estaba abierta, quería entrar despacio hasta que escuché un sollozo muy fuerte juntó con el ruido de algo rompiéndose contra el suelo. La paz en mi sistema no existía, entré a aquella casa desconocida y busqué y busqué hasta dar con el sonido

Por favor Dios, no permitas que le haya pasado nada...

Mis ojos se abrieron del impactó que me causó la escena, Daila estaba en una cama amarrada de las muñecas contra la cabecera de la cama y las piernas amarradas, su maquillaje estaba embarrado en su cara llena de lágrimas. Una furia invadió mi cuerpo cuándo los ojos de Martín se encontraron con los míos y éste se puso pálido. Me acerqué en cuestión de segundos para propinar un puñetazo que hizo un sonido sordo del impacto, Martín cayó al suelo y lo fui a levantar para estrella su cara contra el espejo que tenía. Mis manos tenían algunos rastros de sangre, y cortadas pequeñas. Allí en el suelo le brinde unas cuantas patadas llenas de odio, intentó cubrirse con sus manos pero era inútil, aún así su cuerpo estaba recibiendo todo de mí.

Me agache sin control para golpear su cara una y otra vez, había mucha sangre. Todo el odio de esta semana lo descargue ahora, cuándo su rostro estaba morado y rojizo, pare por unos segundos. Quise seguir pero ya no sé quejaba ni se movía. Escuche el sollozo de Daila y toda mi concentración estaba en ella después, me levanté para desatar las soga de sus manos y cubrí la camisa que estaba abierta con mi abrigo. Quité el nudo de sus pies, por último la cinta de su boca

- Per- perdón- habló entre lágrimas mientras la abrazaba

- No digas nada, ya pasó mi amor. Tranquila - dije en mi intentó de consolar lo asustada que estaba, todo su cuerpo temblaba

Tenía tanta impotencia pero al mismo tiempo me sentí tranquilo de salvarla. De no haber llegado unos minutos más tarde. O peor, de no haber llegado.

- No debí desconfiar de tí, mira todo lo que sucedió. - se acurrucó más en mí- lo siento...

- También lamentó no haber seguido a tu lado, no te hubiera pasado esto. Pero ya paso, ya estoy aquí. Ahora estoy contigo. - deje un beso en su cabeza y nos abrazamos muy fuerte

Tan fuerte, como si nuestra vida dependiera de ello. Con miedo de volver a perderla pero con la esperanza de que ahora ya no había nada que ocultar, nada que cubrir con mentiras para estar " tranquilo"

Disfruten el capítulo

Maldito Deseo  [ Completa ✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora