03. Una boda

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William

2008

Como futuro rey de Inglaterra me veía en la posición de sentar cabeza y tenía a la persona que me acompañaría por el resto de mis días, solo que no quería que ella pasara por lo mismo que pasó mi madre; además que la había cagado muchísimo. Kate es mi alma gemela, no hay mujer que pueda comparar con ella y no importaba lo que pasara, nosotros siempre volvíamos a estar juntos.

Además, a mi familia y sobre todo a mi abuela le gustaba la idea de que esa mujer tan preciosa se convirtiera en mi esposa. La misma reina Isabel II, se encargó de hacerla venir a los eventos especiales para que dejara de estar enojada conmigo por todas las bajezas que había hecho luego de nuestra separación.

La abuela me lo dijo más claro imposible y para ella ninguna mujer era de su agrado, el hecho de que aún no conozca a Kate y ya la defienda solo quiere decir una cosa, mi abuela veía algo en ella que yo aún no me tomaba el tiempo por estúpido.

—No dejes ir a la única mujer que además de mí y de tu madre te ha perdonado las desfachatadas que has hecho, Catherine sin duda es la única a la que yo le cedería mi corona con los ojos cerrados, no la pierdas por tus estupideces —mi abuela me terminó de acomodar la corbata para luego yo besar su frente de manera tierna.

Muchos creen que ella no es afectiva con nosotros, lo que no saben es que a puertas cerradas es como cualquier abuela que se desvive por sus nietos.

Salimos rumbo a la boda de nuestro querido Peter. Yo tenía un poco de nervios porque era la primera vez que le presentaría a la abuela a Kate y sé que aún no me disculpo con ella por todo lo que hice.

Al llegar a lugar, comencé a buscarla con la mirada, ella siempre resaltaba entre todos pero simplemente hoy no podía dar con ella, mi abuela notó mi desesperación y con un leve apretón de brazo me indicó que debo relajarme. Entramos a la iglesia y seguía sin verla; antes de que todo comenzara, mi abuela me susurró al oído.

—Ella vendrá, no te preocupes —todos comenzaron a sentarse y estaban casi todos, solo hacía falta un puesto vacío que estaba justo al frente de mí en la otra fila. Al girarme para volver a buscar con la mirada me di cuenta de que me tardé muchísimo para disculparme, agaché mi cabeza y sentí un codazo por parte de mi abuela—. Se ve hermosa, ¿no es así?

Al levantar la vista hacia donde estaba viendo mi abuela, pude ver a Kate tan preciosa y elegante como solo ella sabía. Le sonreí y ella hizo un pequeño gesto con la cabeza hacía mi abuela y a mí me dedicó una pequeña sonrisa.

—Soy un estúpido, no sé cómo la deje ir —lo dije más para mí mismo que para mi abuela que rió un poco por mi comentario.

En toda la ceremonia no podía dejar de verla, estaba radiante, sabía por nuestros amigos que ella había llevado la separación a su manera. Ella cada tanto se giraba para corresponderme la mirada y de alguna manera me hacía entender que lo que pasó entre nosotros estaba bien. Al terminar la ceremonia, todos se encargaron de salir de la iglesia, nosotros a puertas cerradas teníamos nuestra fiesta privada ya que no podíamos darnos el lujo de actuar de cierta manera delante de algunas personas.

—Nos vemos en la fiesta, voy por Catherine —le informé a mi abuela pero me detuvo con una sonrisa.

—Búscala y ve con ella, nos veremos allá —mi abuela subió a su auto y yo noté que Kate fue la última en salir, así que me acerqué a ella.

—Hola, cariño —ella me sonrió al instante, su perfecta sonrisa me tenía a sus pies.

—Hola Will, ¿Listo para ir a la fiesta de Peter? —la tomé de la mano y comencé a caminar con ella a mi auto.

Una última vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora