Diosa de Oro

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William

2021

Estábamos a solo media hora de salir para la premier de James Bond, no había visto a Catherine en un par de horas, se había encerrado con sus estilistas y Charlotte en el salón desde hace más de dos horas y aún no lograba verla.

—Pero que guapo, papá —me dijo George llegando a la sala con las manos en los bolsillos; yo le sonreí orgulloso.

—Gracias, hijo—él arrugo la cara y me sonrió divertido.

—No te lo decía a ti, me miraba en el reflejo del espejo —ambos reímos y lo tomé de los brazos para hacerle cosquillas.

—Yo también quiero —escuché la voz de mi pequeño Louis; también lo jalé y tenía a los dos tumbados en el sofá.

Luego de unos minutos de cosquillas, pedían piedad para que los dejara respirar; consideré que era un buen momento para parar pero les dejé un beso a ambos sobre sus cabezas.

—¿Cuánto lleva mamá arreglándose? —George trataba de recuperar su respiración mientras se apoyaba de mi brazo.

—Un par de horas, ya debe de estar por terminar —Louis se subió a mis piernas y tomó con sus manitas mi cara.

—¿Por qué no intentas apurarla? —me miró con una ternura—. Pueden llegar tarde, pa.

—Lou lou, te daré un pequeño consejo, nunca pero nunca debes apurar a una mujer y menos si esa mujer es tu madre —le dije viéndolo a los ojos para que supiera que hablaba en serio.

—Papá tiene razón, mamá es muy puntual y sabe lo que hace —George me apoyó y el pequeño Louis solo asintió.

—Además que aún quedan unos minutos para irnos —miré mi reloj para confirmarlo.

Mis chicos y yo nos quedamos en silencio por unos segundos ya que escuchamos cómo una puerta y personas saliendo se escuchaban. Mi esposa estaba lista; me levanté y me quedé al final de las escaleras para esperarla.

—Si algún día encuentran a alguien como su mamá, créanme que ustedes esperaran a esa persona todo el tiempo del mundo si así lo amerita —les sonreí a mis hijos quienes también se levantaron para ver a su mamá.

Mi pequeña niña venía con una sonrisa en su rostro, sabía que Kate la había dejado elegir lo que se pondría esta noche; desde que Charlotte comenzó a crecer es un mini clon de Catherine, no hacen nada la una sin la otra.

—Y con ustedes... ¡Mi mami! —Charlotte dijo orgullosa mientras hizo con su boca sonidos de trompeta y bajó las escaleras para detenerse a un lado de mí con una sonrisa.

La mujer más hermosa del mundo apareció delante de mis ojos, decir que se veía hermosa era poco, el vestido dorado que portaba esta noche la hacía ver perfecta. Vi como George corrió para ayudar a su mamá a bajar las escaleras para que no se tropezara con el vestido.

—Mami, quedaste hermosa —le dijo Louis a penas llegó frente a nosotros.

—¿De verdad lo crees, mi vida? —ella se puso a la altura de nuestro hijo y él solo asintió para darle un beso en la frente.

—Concuerdo con Lou, estás bellísima —George la miraba detalladamente; Catherine se levantó y abrazó a George, Charlotte se unió al abrazo diciendo que ella había ayudado a su mamá a verse más hermosa.

—Gracias, mi niño, ¿ahora ya sabes de donde sacaste tu belleza? —dijo ella para hacer que mi hijo mayor riera; yo volví de mi ensoñación y me acerqué a mi esposa.

Una última vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora