Capítulo 2

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En las duchas de la EF Academy se encontraba Kate. Había tenido un partido de baloncesto y se quedó exhausto.

Algo dentro suyo ardió al recordar como Yelena le tiró una pelota en la cabeza a propósito, el chico se la había agarrado con él y no sabía por qué. Tenía a miles de mocosos con los cuales descargarse pero iba a por él, quien le gana en altura y de seguro en fuerza.

Se sobó la cabeza con cuidado, aún le dolía.

Lo que sucedía con ella es que no quería armar un escándalo, ya había tenido una reprimenda del director y por suerte esa vez no avisaron a sus padres, si su madre se entera que otra vez está teniendo problemas se pondría mal y ella no quería eso.

Ya en su casa lo primero que hizo al llegar fue ir a su habitación a encerrarse. No tenía hambre, no quería hablar con nadie, solo quería dormir.

•••

El día trajo consigo una linda mañana soleada y tenían a una Yelena llegando con una sonrisa, fue a su aula a supervisar que todo estuviera en orden y sonrió aún más al ver que así era.

El timbre sonó y todos comenzaron a llegar. La rubia los miraba uno por uno, analizando que todos estuviesen impecables.

Yelena tendía a ser extraña en su casa, en el colegio, en todos lados. Y odiada, queda de más decirlo. Siempre quería tener todo bajo control, todo en orden, todo limpio. En su casa siempre peleaba con su madre porque ésta nunca tenía ganas de nada y dejaba todo para después, teniendo como resultado una casa sucia. Ella la regañaba como si fuera la propia madre y se ponía a limpiar, alegando que siempre tenía que hacer todo ella.

Volviendo al presente, todos saludaron a Yelena cordialmente para luego ir a sentarse a los lugares indicados.

Todo estaba muy bien, hasta que se dió cuenta de que faltaba una alumna.

La nueva, Kate.

Entrecerró los ojos tratando de calmarse, no se pondría histérica por ese milagro sucio y desagradable. Y es que para ella lo era, siempre trayendo manchitas de algo que parecía ser comida en su camisa, la corbata sin arreglar y solo hecha con un nudo que parecía ser hecho a lo apurado, no traía zapatos negros, traía botas. Una barbaridad de chica.

¡Y ni hablar de su rostro! Tenía el cabello negro demasiado largo y en ocasiones desprolijo, tapándole la cara.

No tenía idea de cómo lo habían aceptado en la institución. Parecía ser una vergüenza, además que era un año más grande y claramente no se le veía con ganas de aprender.

Negó con la cabeza al ver entrar a la dueña de sus pensamientos en ese preciso momento.

-Tres minutos tarde, Kate.

-Ok.

Eso era todo, Kate pasó de ella y se fue a su asiento en el fondo, solitaria sin dirigirle una mirada a nadie.

-Mañana llega más temprano. - Insistió la rubia.

-¿Tantas ganas tienes de verme?

La sonrisa burlona que le dirigió la ojiazul provocó que sus manos temblaran, un tic nervioso se instaló en su ojo, su labio tembló y no hizo mas que sentarse en su asiento y mirar al frente.

-Insolente - Murmuró por lo bajo.

Necesitaba mucha paciencia para tratar con la gente como Kate.

Paciencia; Kate & Yelena. [ACTUALIZACIONES LENTAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora