Capítulo 10

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Normalmente las personas cuando están enojadas suelen armar escándalos, imponer cosas injustificadamente y no pueden controlar la rabia que llevan en su interior.

Pero ese no era el caso de la pobre Yelena, que ya estaba acostumbrada a llevar todo el peso sobre sus hombros sin rechistar. Por eso mismo solo respondió con un "Está bien señor director, yo me encargo de todo" y prefirió cerrar la boca.

Si el CEO del instituto creía que con un campamento en el medio del bosque podría unir a sus alumnos estaba muy equivocado. Es decir, estarían en el medio del bosque, lo que quiere decir que habrían mosquitos, haría mucho calor y no tendrían internet. Pero era la decisión del director así que más valía callarse.

Ella tuvo que encargarse de armar los grupos en los salones y requerir los permisos para partir en dos días. El viaje duraría una semana y los chicos tendrían poco tiempo para prepararse. No quiso admitir, pero le alegró saber que los cursos menores no irían. Y es que ella no quería hacer de niñera pero tampoco quería dejar a esos niños a su suerte, así que lo mejor fue que no vayan para ahorrar problemas. De ese modo si alguien se metía en problemas, tenía la certeza de que no estaba bajo su responsabilidad.

Tendría que armar un grupo grande e igual de dos, solo habían dos camiones y en el campamento el lugar se dividiría. Tenía entendido que las cabañas eran pequeñas, por lo tanto éstas serían compartidas de a tres.

Estaba armando la lista de los grupos cuando captó a la ojiazul que últimamente se le hacía muy usual ver. Yelena normalmente rodaría los ojos e ignoraría el pequeño dolor de su corazón causado por las hirientes palabras que esa idiota le había dicho, pero se le quedó mirando, viendo como hablaba muy pegada a Carol y le susurraba cosas al oído.

Entonces decidió poner a Kate en su grupo y a Carol en otro.

Porque le daba náuseas verla tan cerca de esa zorra.

Claro que jamás admitiría eso en voz alta. Solo se limitaría a hacerse creer que era para evitar conflictos y para también evitar que los demás alumnos escuchen los gemidos altos de Carol como ella lo había hecho.

Solo se encargaría de quedar muy lejos de Kate. Después de saber lo que ésta creía de ella, se sentía muy dolida y ofendida.

Ella no era una mala chica, quizá solo era muy mandona y en la mayoría de casos insoportable. Pero nunca había hecho algo como meterse con alguna profesora u ofrecer su cuerpo para obtener algún lugar en ese instituto. De hecho se cuidaba extremadamente de las chicas como Kate, porque por alguna razón, siempre solían ir detrás de ella. Exactamente como Bruce, todos lo tomaban como un chiste pero realmente ese castaño era un gran grano en el trasero; en una ocasión habían tenido una cita, pero la rubia después de eso lo ignoró completamente. Bruce había intentado llegar a todo en esa noche y le ofendió que creyese que ella se entregaba tan fácilmente.

En fin. Todos los chicos y chicas así eran unos idiotas; o al menos eso pensaba Yelena.

•••

Ese día Kate llegó a su casa con cara de perro rabioso. ¿Un campamento? Una jodida mierda. Si ni siquiera soportaba dormir en una cama que no fuese la suya, menos soportaría dormir en una que posiblemente le haría doler la espalda y estaría sucia. Si no soportaba que su madre entre a su habitación y vea sus cosas, menos soportaría compartir habitación con un desconocido.

Su mamá al verla tan enojada y al escuchar el tremendo portazo que ésta dió, se preguntó que es lo que le pasaba. Si bien Kate solía enojarse fácilmente, la razón era importante.

Y como sabía que su hija quizá no le diría nada, decidió averiguar. Siempre su hija solía meterse en problemas en el instituto y ella era la última en enterarse. Pero esta vez sería más astuta.

Tenía agendado el número de Yelena y estaba al tanto de que ellas eran compañeras, pensó que quizá hasta eran amigas cercanas ya que se habían visto varias veces.

Sí, esa mujer era una completa ilusa.

Llamó a Yelena y ésta le contestó al instante. Se enteró de los planes que tenía el instituto y ahí entendió el problema de su adorada Kate. Entonces le pidió un favor a Yelena.

-Cariño, ¿Tú puedes de alguna manera compartir habitación con Kate? Me da miedo que haga alguna locura, es posible de golpear a uno de sus compañeros si éstos no la dejan dormir. Pero estoy segura que contigo será diferente.

El sonido detrás del teléfono quedó en silencio, que significaba que Yelena lo estaba pensando seriamente.

-No creo que Kate arme un alboroto señora, ella es una buena chico. - contestó Yelena, desesperada por sentirse acorralada.

En cambio la señora Bishop lo tomó como un cumplido.

-¡Eres la primera chica que dice eso de mi hija, Yelena! Eres adorable, que lo sepas, me encantaría que Kate deje de ser tan tímida e intente algo contigo. - habló sin rodeos.

Del otro lado, Yelena escupió todo el agua de su boca y simuló toser. Evitó comentarios y fue al grano.

-Haré lo posible para que Kate esté en mi habitación o cerca, se lo prometo, no se preocupe señora.

Un par de palabras más y la llamada se terminó.

Kate, quien había estado escuchando todo desde el teléfono de su habitación, evitó lanzar éste mismo contra la pared. No sólo tendría que aguantar ser campesina por una semana, sino que también tendría que aguantar al hobbit gruñón vigilando cada cosa que hacía.

Si anteriormente se había sentido un poco culpable por sus palabras a la enana, ahora ya no lo sentía más.

No toleraba a Yelena y se lo haría saber de todas las formas posibles.

Paciencia; Kate & Yelena. [ACTUALIZACIONES LENTAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora