Capítulo 18

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La lluvia no había parado en todo el día y como lo había predicho Yelena, no tuvieron actividades a lo largo del día. El silencio mataba a Kate de aburrimiento y sus manos estaban inquietas. Observó como la rubia seguía con un libro en sus manos, preguntándose si alguna vez se cansaría de leer ese aburrido libro una y otra vez.

Yelena estaba concentrada en su lectura y no le importaba lo hiperactiva que estaba Kate. Ya luego se cansaría y se dormiría.

La tensión era tan grande entre ambas, que no podían siquiera mirarse por más de dos segundos sin apartar la vista. Parecía que todo ese coraje que ambas guardaban en esos momentos no existiera.

Yelena estaba decidida en no dejar que nadie más la lastimara, Kate ya había sido lo suficientemente malvada con ella como para que acepte ser solo un juego más. A veces odiaba ser tan inteligente y saber de las intenciones de la pelinegra, a veces deseaba dejarse llevar, disfrutar un poco para luego volver a estrellarse. Pero no, era tan conciente de todo y tan estúpidamente lista. Conocía a las chicas iguales a Kate como la palma de su mano, todas eran iguales.

-Ya me harté, voy a ir al bosque a caminar - sentenció Kate, levantándose de la cama.

Yelena solo la miró con una ceja alzada sin prestarle atención verdadera. La más alta era ridícula ¿a donde iría si estaba lloviendo a cántaros?

-Buena suerte genia - contestó sarcástica.

Kate no le tomó importancia, se puso un abrigo y sus zapatillas, cogió una linterna de su maleta y antes de salir le dirigió unas palabras a la enana.

-Si no vuelvo, dile a todos que me comió un oso.

La rubiaa se carcajeó sin contenerse, puesto que en el bosque obviamente no habían osos. La sonrisa se le fue de los labios al ver como Kate se iba sin más.

¿Es que acaso esta chica estaba loca?

Se quedó intranquila por una hora, la ojiazul aún no volvía y ella no sabía que demonios hacer. Se supone que ella debería evitar que la otra haga eso justamente, salir de la cabaña por ahí a exponerse a Kate. Aún más si era de noche y estaba lloviendo.

Su mente se volvió un caos, estaba batallando entre si debía ir a avisar a algún profesor o directamente ir a buscarla. Estaba segura que si hacía lo primero, Kate la odiaría aún más por meterla en problemas, pero si hacía lo segundo, se arriesgaba que le pasara algo a ella misma.

Pero a veces en la vida hay que arriesgarse ¿no?

Se cambió las prendas por unas más abrigadas, cogió también la linterna que había traído, dispuesta de ir a buscar de Kate. Salió con miedo al exterior, pisando con cuidado debido al lodo extremo. Todo estaba tan oscuro y en pocos segundos ya se encontraba mojada de pies a cabeza. Quiso retractarse y volver a la cabaña, donde estaba más segura que nunca. Pero no, por primera vez iba a arriesgarse y no echarse para atrás. Por eso mismo encendió la linterna y partió para el bosque, segura de lo que hacía, aún con el miedo carcomiendola.

¿Dónde se suponía que debía buscar?

Yelena ya se había adentrado al bosque y podía jurar que éste no se veía tan tenebroso de día. Aceleró el paso, cayéndose varias veces gracias a lo resbaladizo de la tierra mojada. Recorrió lo que los profesores le habían mostrado del lugar, adentrándose un poco más.

Luego de media hora ya se iba a dar por vencida y volver, cuando a lo lejos ve como Kate estaba sentada bajo un árbol que la cubría de la lluvia, fumandose un cigarrillo muy tranquila. Parecía muy metida en sus pensamientos, puesto que ni siquiera la había visto acercarse.

Kate realmente estaba perdida en sus recuerdos, definitivamente al alzar la vista no se esperaba ver la imagen de Yelena frente a ella. Estaba mojada, con todo el pelo sobre la cara y parecía un pequeño cachorrito perdido.

-¡Tú, grandísima idiota! - le gritó Yelena, enojada.

No le quedó de otra que tirar el cigarrillo y salir de su pequeño escondite, se aprovecharía de lo furiosa que estaba la más baja.

-¿Qué haces aquí? - preguntó alzando la voz, debido a que por la lluvia sus voces se escuchaban como susurros.

-¿No es obvio? Vine a buscarte, te meterás en problemas y yo también.

Por alguna razón, a Kate le gustó mucho eso. Quizá estaba interpretando mal esas palabras.

-Nadie se dará cuenta, no seas tonta Belova. - Yelena rodó los ojos y solo negó con la cabeza.

-Como sea, vámonos.

Se giró y aceleró los pasos, pero estaba demasiado equivocada si creía que Kate iba a desaprovechar una situación como esa. Ésta la tomó de la mano y cuando menos se lo esperó, la más alto la había alzado a sus hombros como una bolsa de patatas.

-¿Qué crees que haces?! ¡Bájame ahora mismo Katherine Bishop!

-Shh, no te muevas tanto bichito.

-¡Voy a matarte imbécil!

Kate rompió en risas y sujetó con más fuerza a la rubia por los muslos, emprendiendo su camino, lejos de la cabaña. La lluvia le estaba jodiendo el paso y la visión, por lo que aceleró para buscar un lugar donde pudieran quedarse.

-Eres una idiota, te odio Kate. - le soltó Yelena.

-No serías la primera ni la última, cariño - contestó la otra con burla.

En definitiva haberla ido a buscar había sido una pésima idea.

Paciencia; Kate & Yelena. [ACTUALIZACIONES LENTAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora