Capítulo 4

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El ansiado fin de semana había llegado para Kate, aunque no haría nada más que salir a un bar con sus amigos esa noche, ella estaba contenta. La razón obvia, estaba evitando a toda costa que una rubia se metiera a su cabeza porque de verdad necesitaba un poco de tranquilidad.

No hizo nada más que practicar con sus flechas y dormir, su padrastro había ido a hacer las compras con su hija y podía escuchar a su madre llamarla desde el piso de abajo.

No tuvo más remedio que levantarse con mala cara e ir con su progenitora.

-Bebé, ¿Tienes planes para esta noche? - le preguntó Eleanor, su madre.

Kate se rascó la nuca, nerviosa.

-Mamá, ya te dije que no me llames así. Me avergüenzas.

-Eres mi bebé y te callas.

La pelinegra rodó los ojos disimuladamente.

-Como sea, sí, tengo planes para esta noche. - murmuró.

-Que mal, vas a tener que cancelarlos.

Kate se quedó muda mirándola, pidiendo una explicación.

-¿No te lo había dicho ya? Bueno, se supone que la familia de la novia de Wanda vendrá a cenar esta noche.

Había visto pocas veces a la novia de su hermanastra porque la verdad no le interesaba ni en lo más mínimo esa relación. Ni mucho menos conocer a esa familia.

-Pues, que bien. Pero no me interesa participar en esa cena aburrida mamá, ya hice planes.

-¡Pero le va a pedir compromiso! Y tienes que estar. No le digas nada a Wanda. - le recriminó la madre.

Un suspiro pesado salió de los labios de Kate, quien asintió de mala gana. Pensaba que luego de la cena podía ir a un lugar divertido y pasarla bien.

Se retiró del lugar escuchado a su madre susurrar "ese es mi bebé" contenta por aún poder controlar a la bestia de su hija.

•••

Yelena iba de un lado a otro alertando a todos los de la casa.

-Papá, ¿Ya tienes el auto listo?

Su padre asintió y la rubia dirigió la mirada a su madre.

-¿Ya te has terminado de arreglar?

-Si hija, solo falta Nat.

Yelena se dirigió con pasos rápidos a la habitación de su hermana y la apresuró para que se marchen.

Su querida hermana por fin había decidido presentarles a la familia de su novia y sus padres estaban felices por ello. A Yelena le daba igual, ella nunca había tenido una relación, solo una vez cuando tenía 15 se declaró pero la muchacha pasó de ella y de sus pensamientos. Fue suficiente para que Yelena ya no quisiese siquiera pensar en salir con alguien.

Cuando ya estaba rumbo a la casa de los Bishop-Maximoff, la familia de Yelena se encontraba ansiosa. Su hija mayor pronto iba a contraer matrimonio y eso era bueno.

-¿Es aquí? - preguntó Alexei, su padre.

-Sí, ya llegamos.

La rubia observó el lugar, parecía ser un barrio tranquilo y la casa se veía más amplia de lo que esperó.

Tocaron el timbre y esperaron pacientemente. Se escucharon pasos desde adentro, una mujer de cabello corto los recibió con una sonrisa.

Decir que Yelena estaba encantada era decir poco, le fascinó la decoración del lugar. Era tan elegante, tan limpio, tan fresco. Se había quedado con una sonrisa boba.

La mujer los invitó a pasar hacia la sala de estar, la rubia miraba todo con atención. Un señor que reconoció como el señor Maximoff los saludó y se unió a la conversación.

-Tiene usted una muy bonita casa. - le dijo Yelena a la señora Eleanor.

-Oh cariño, gracias. Si supieras lo difícil que es mantenerla.

-Me lo imagino, ¿Se refiere por sus hijos?

-Wanda es muy limpia y ayuda a su madrastra. - saltó el señor Maximoff, defendiendo a su hija. - Es Kate la desastrosa.

Yelena lo miró confundida.

-¿Kate?

Y como si ella la hubiese llamado, la nombrada apareció bajando las escaleras.

¿Kate Bishop?

Yelena creyó que era una broma de muy mal gusto.

-¡Por fin bajas, cielo! Te estábamos esperando para cenar.

-Buenas noches. - Saludó Kate sin ganas.

Cuando su mirada se encontró con la de Yelena se sintió como una patada dura en el trasero.

Ahora Kate tenía al enemigo en su casa.

Paciencia; Kate & Yelena. [ACTUALIZACIONES LENTAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora