-Eres una irresponsable, ahora nos has metido en problemas a ambas - susurra Yelena por lo bajo.
Kate la había llevado debajo del gran puente, ahora veía sentada como la lluvia dibujaba pequeños círculos en el río. La vista era muy bonita, y al menos ya no se mojaba. La pelinegra volvió a sacar un cigarrillo y Yelena no se atajo para comenzar con las preguntas.
-¿Por qué fumas tanto?
-Porque quiero.
La rubia suspiró insatisfecha. Decidió volver su vista al río y quedarse en silencio. Extrañamente estaba en paz en esos momentos, sin preocupaciones que la estresan demasiado. Su cuerpo tembló debido al fuerte viento y se aferró aún más al pequeño suéter que tenía puesto, pero que de igual forma estaba empapado.
-¿Tienes frío? - preguntó Kate.
-No. - contestó de inmediato, contradiciendo a su respuesta, pues estaba tiritando.
Kate rodó los ojos al ver lo terca que era la otra, y sin pensarlo mucho la agarró de la cintura para acercarla a su cuerpo, obviamente siendo no correspondida.
-¿Qué haces?
-Te abrazo, así ya no sentirás frío - susurró, haciendo función de su fuerza para mantener la cabeza de Yelena contra su pecho.
Yelena pataleaba para alejarse, no quería tener esa cercanía, no otra vez. Pero Kate parecía decidida a no dejarla ir, se estaba comportando extraño otra vez.
-Vamos, sueltame, no quiero.
-Te estás muriendo de frío Belova, deja de quejarte tanto, toma lo que te ofrezco y cierra la boca.
-Deberíamos volver... - murmuró Yelena, dándose por vencida.
Se acurrucó cerca del cuerpo de la pelinegra para obtener un poco de su calor, odiándose por estar disfrutándolo. Los brazos de la contraria la rodearon por la cintura, apretándola más de lo necesario. Escondió el rostro en el cuello de Kate y se quedó quieta allí.
-¿Por qué te quejas tanto? Dios, eres tan estresante.
Yelena al oír esas palabras solo rió sin gracia y juntó sus manos, acariciándolas nerviosa. Kate al ver eso pensó que estas eran muy tiernas y pequeñas.
-¿Por qué estás haciendo esto Kate? - preguntó la más baja, separándose un poco para mirarla al rostro.
-¿Hacer qué?
-Esto, estar abrazándome justo ahora. Yo no te caigo y tú no me caes, es muy raro.
Kate suspiró y se le quedó mirando. Llevó una de sus manos hacia la mejilla de la rubia, acariciándola lentamente, disfrutando de como ésta cerraba los ojos y buscaba aún más contacto.
-¿Te digo la verdad? No lo sé. El día que lo sepa, te lo diré.
Yelena estaba enternecida, la necesidad de más contacto la estaba matando. Bajo el efecto de una de las gloriosas manos en su cintura y la otra en su rostro, no pensó si quiera lo que estaba a punto de decir.
-Hagamos un trato.
Kate levantó una ceja y asintió.
-Dime.
Tomó aire y se acercó un poco más a los labios ajenos, éstos eran tan gruesos, esponjosos y se veían tan suaves. Se debía concentrar pero no podía.
-Mañana... mañana olvidemos lo que haya pasado hoy y lo que haya pasado en estos días. Y-yo no puedo seguir con ésto, tu me dijiste que te deje tranquila y yo lo hice. Ahora la que me tiene que dejar tranquila eres tú. Me lastimaste como no tienes idea al tratarme de una puta que se acuesta con cualquiera, yo no soy así y me da igual si me crees o no. Te tengo una especie de rencor y una especie de ganas, y te juro que no sé si eso es posible Kate, pero es lo que siento.
Volvió a tomar aire, las caricias había parado y ahora la más alta solo la miraba atenta.
-Por eso te pido que olvidemos esto mañana, tú serás tú y yo seré yo. No nos hablaremos, nos odiaremos y no me abrazaras ni harás intentos de acercarte a mí. Solo te pido eso Kate, necesito eso...
Se quedaron unos minutos en silencio, Kate no decía nada y Yelena solo comenzó a levantarse. Quería desaparecer de allí lo antes posible.
-Volveré a la cabaña, adiós.
La rubia comenzó a alejarse, sintiendo un extraño dolor en el pecho que estaba lejos de ser físico. Decirle eso a Kate le había afectado de una manera, hasta tenía ganas de llorar. Tenía fuertes sentimientos encontrados de pronto que la dejaron muy mal. Quizá era porque nunca nadie jamás la había tocado como la forma en que lo hizo Kate. Jamás había estado en una situación parecida a esa, a lo mucho que vió esas escenas fue pornografía lésbica. Pero un simple momento con ella no le hacía olvidar todo lo hiriente que hacía la otra hacia su persona, aún estaba dolida y eso no se le olvidaría fácilmente.
-¡Yelena! Mierda, espera.
Kate la seguía por detrás, y al llegar a ella la miró con ojos comprensivos. Mandó a la mierda las palabras de la menor y la sujetó firmemente por la cintura.
-Si quieres que mañana olvidemos todo, al menos déjame besarte ahora. - susurró la pelinegra, juntando sus frentes, agachándose un poco por la diferencia de altura. - por favor enana, lo necesito, por favor....
Yelena no se iba a negar a eso, así que asintió lentamente, sintiendo de inmediato los suaves labios de Kate sobre los suyos. ¡Si! Era como si dentro suyo estuviesen explotando bombas, el terremoto en su interior y las mariposas en su estómago se intensificaban tanto.
Kate la rodeó con los brazos muy fuerte, abrazándola sin soltarla, teniéndola tan pegada a su cuerpo que la idea de dejaarla ir estaba muy lejana a su mente. La pequeña rubia rodeó el cuello de Kate y acarició los cabellos que de a poco se estaban volviendo su perdición.
Estaban concientes de que eso estaba mal, demasiado mal. Pero ya era tarde, ya se habían pegado como imanes la una a la otra, sus labios se acariciaban de una manera tan íntima, húmeda y dulce que la sensación se sentía como éxtasis.
A Yelena no le molestó ni un poco que Kate se hiciera la distraída y metiera una de sus manos debajo de su suéter y camiseta, y la otra en su trasero. Quería más, quería muchísimo más. Pero nada perdura demasiado, la falta de aire se hizo presente en ella y se vió obligada a alejarse un poco.
-Tus labios se sienten tan bien. - murmuró Kate con voz ronca.
-Los tuyos también Kate, bésame más por favor.
Se estaba entregando otra vez, lo necesitaba todo de Kate, necesitaba que la besara y tocara por todas partes. Pero para su asombro, la otra se negó.
-No podré parar, me tienes... loca. - se alejó tras decir eso, dejando a la de baja estatura totalmente descolocada - Joder no me mires así. Estoy intentando por primera vez ser buena contigo, se lo que digo, y creeme que ya no me podré detener. Me tienes tan cegada con tus besos y tu cuerpo que simplemente yo... No puedo. No te quiero lastimar más.
Yelena entendió a la perfección todo y asintió. Ella le había pedido eso ¿no?
-Venga, es hora de irnos a dormir enana, no vaya a ser que salga un oso y nos trague vivas.
Y Kate volvía a ser ella.
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Paciencia; Kate & Yelena. [ACTUALIZACIONES LENTAS]
FanfictionDonde Kate y Yelena no se soportan. Esta historia no me pertenece, todos los créditos al autor original.