El día comienza bien, Yelena pudo dormir plenamente la noche anterior y cuando se vió al espejo se veía espléndida. Por alguna razón se sentía más libre, más atrevida y sin vergüenza alguna. En el instituto nadie la había visto tan alegre.
Por eso mismo salió al receso, buscó a Kate con la mirada y no le sorprendió en nada al darse cuenta de que ésta la estaba mirando. La ojiazul estaba con su grupo de amigos, haciendo nada importante, así que luego de lanzarle una sonrisa y un gesto para que la acompañara, fue directo hacia el baño de mujeres. Le gustó que Kate la siguiera como un perrito faldero, a veces su lado malvado salía a flote y ésta era una de esas ocasiones.
Contempló su imagen en el espejo, viendo a través de éste como Kate entraba y cerraba la puerta tras ella. La siguió con la mirada hasta que estuvo detrás suyo, apresándola por la cintura. Ésta se inclinó un poco para besarla por la mejilla, peligrosamente cerca de la comisura de sus labios.
-¿Me extrañaste? - le preguntó Kate, viéndola por el cristal.
-Para nada...
-Que bueno, porque yo tampoco.
Yelena rió con ganas, echando la cabeza hacia atrás y chocando con el pecho de Kate. Se dió la vuelta y empujó el cuerpo de la más alta, guiándola hacia uno de los cubículos. No quería arriesgarse a que alguien entrara al baño y las encontrarse así de pegadas. Le echó pestillo y no tardó en lanzarse a devorar los labios ajenos, siendo correspondida al instante.
A Yelena le encantaban los besos de Kate. Le encantaba como ésta la apretaba contra su cuerpo con firmeza, como le acariciaba el cuerpo una y otra vez sin detenerse. Pero ella también quería disfrutar del maravilloso cuerpo de la otra muchacha, por lo que comenzó a desprender lentamente los botones de la camisa de ésta.
Kate se alejó un poco para permitirle más comodidad, recargando su espalda sobre las baldosas frías y abriendo sus piernas para colocar a Yelena en medio de ellas. Le gustaba que la rubia estuviese juguetona, quería comérsela entera allí mismo al ver como ésta se le quedaba mirando sin algún tipo de pudor, le gustaba que la mirara con deseo, su ego crecía aún más si eso era posible.
Por su lado, Yelena estaba embobada. Terminó de quitarle el nudo de la corbata roja y la camisa se abrió, dejando a la vista sus pechos donde le volvería loca recargar sus manos. Sus dedos recorrieron toda la piel que tenía enfrente, dejando besos castos en los labios de Kate, bajando hacia su cuello, chupando sin fuerza aquella piel blanca.
-Me estás provocando, pequeña. Detente si no quieres que te folle en este baño y ahora mismo - murmuró Kate con la voz ronca y jadeante.
-Tranquila Kate, solo estoy inspeccionando un poco...
Y con eso sus dedos llegaron al borde del pantalón de la pelinegra, bajando sus manos y teniendo un contacto directo con el clítoris de Kate sobre la tela, haciendo un poco de presión y disfrutando del gemido que lanzó la más alta mientras echa su cabeza hacia atrás en una clara demostración de placer. Ve como se muerde los labios y sus ojos vuelven a encontrarse.
-No toques ahí, Yels...
-¿Por qué no? - pregunta, formando un puchero.
Las manos de Kate viajan a sus glúteos, metiendo sus manos allí y apretando un poco. Cuando va a contestar oyen como la puerta del baño se abre y unas voces se hacen presentes en el lugar. Kate se sienta rápidamente sobre el retrete y obliga a la rubia a sentarse sobre sus piernas. La más baja se aferra como un koala para evitar caerse.
Yelena maldice al reconocer la voz de Carol acompañada de una de sus malditas amigas.
-¿Te ha hablado Kate? - le pregunta la desconocida a Carol.
La pelinegra rodó los ojos y suspiró, le era incómodo que dos de sus conquistas anteriores estuviesen a punto de criticarla cuando ella estaba con Yelena.
-No, me ha estado evitando... Claramente no sabe lo que se pierde.
-¡Hablando de Kate! ¿Sabías que compartió cabaña con Yelena? La presidenta del centro...
-Sé quién es, no me lo recuerdes. Aún tengo algo en deuda con esa enana metiche por haberme hecho eso en la clase de educación física.
Yelena se tapó la boca para evitar reírse y Kate la miro divertida.
-Pues según me contaron, la cerdita está enamorada de Kate...
La sonrisa que traía la rubia en su cara comenzó a deformarse. Ya no le parecía nada divertido que esas dos estén hablando tonterías a sus espaldas.
-No me sorprende, Kate es muy sexy. Pero tranquila, ella jamás se fijaría en alguien como Yelena. Por lo que tengo entendido, no la soporta. Pero deja a la enana que se haga ilusiones, estaré feliz cuando vea la realidad y se estampe contra la pared.
Yelena estaba enojadísima, lista para enseñarle a esa perra que con ella no debía meterse. Si no fuese por la pelinegra que la tenía bien sujetada ya estaría saliendo del cubículo.
-No le hagas caso. - Susurró Kate en su oído - No le sigas el juego.
Las dos arpías entre risas se retiran del baño y dejan a Yelena con un sabor amargo en la boca. Le habían pisoteado todo el aura de felicidad que traía consigo. Miró a Kate y se levantó de su cuerpo con la cabeza gacha. Ahora estaba arrepentida de haber hecho eso, tentar a la ojiazul para que esté allí a su lado, le habían dado en donde más le dolía y la seguridad se había ido a la mierda.
-Creo que debo volver a clases...
Kate niega y la sujeta fuertemente contra su cuerpo, no quería que el momento se rompiera y se volviera tenso e incómodo. Le da besos en las tiernas mejillas de la rubia, yendo de a poco a sus labios, pero Yelena niega y la rechaza.
Entonces decide hablar.
-No dejes que lo que hayan dicho esas dos te afecte, demonios, eres preciosa y caliente. Sí, quizá no me haya dado cuenta de eso al principio, pero vamos, fue tu culpa. Tú comenzaste a ser insoportable conmigo, en lo que menos me iba a fijar era en tí si me tratabas como a una basura. Pero no soy tan tonta, si estoy aquí contigo es porque me doy cuenta de lo... linda que eres. Si me das unos buenos besos y me dices que todo está bien, te dejo ir, de lo contrario, tendrás que seguirme aguantando aquí.
Yelena la mira atentamente, trata de comprender la situación. Decide no pensarlo tanto y hace lo que la otra le pide, la besa y la abraza. Recuerda las palabras de Carol una vez más; "pero tranquila, ella jamás se fijaría en alguien como Yelena" esas palabras no hacen ni el más mínimo efecto en ella, puesto que vuelve a acariciar los pechos de Kate y sonríe con suficiencia.
"Ahora yo la tengo y tú no, zorra". Pensaba con maldad.
No sabía hasta cuándo durarían esos besos, caricias y encuentros a escondidas, pero estaba segura que quería llegar a todo con Kate. Por eso mismo separa sus labios y le dice:
-Quiero perder mi virginidad contigo Kate.
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Paciencia; Kate & Yelena. [ACTUALIZACIONES LENTAS]
Hayran KurguDonde Kate y Yelena no se soportan. Esta historia no me pertenece, todos los créditos al autor original.