Capítulo 14

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La noche había llegado, los alumnos empezaban a volver a sus cabañas porque al día siguiente tendrían actividades temprano. Ese no era el caso de Yelena, quien buscaba a Bruce con la mirada disimulada. Le tenía un pequeño trato, que quizá le traería algo bueno a ella. Estaba segura de que lo que sentía por Kate era algo solamente físico. Es que, la ojiazul tenía tan buen cuerpo y ella era demasiado gay como para ignorar eso. Quizá las ganas se irían si permitía que alguien matara las hormonas que se la estaban carcomiendo viva.

Para cuando encontró a Bruce, se dió cuenta de que lo que hacía era una estupidez. ¡Bruce ya estaba saliendo con alguien! Y se llevaba demasiado bien con Betty como para hacerle algo así, así que prefirió irse por dónde vino.

Su cabaña desde fuera se veía oscura, quizá la idiota de Kate haya salido y ella podría tener algo de paz.

Pero estaba equivocada. Al abrir la puerta y prender la luz puedo ver a la pelinegra recostada en su cama, con sus audífonos puestos y parecía ver un vídeo muy concentrada. Oh, y tampoco llevaba camiseta por lo que podía ver sus pechos sobresalir su basier. Yelena quiso desaparecer. Todos estaban en su contra.

-Volviste. - murmuró Kate sin despegar la vista de la pantalla.

Yelena no respondió y solo buscó un libro dentro de su maleta para luego recostarse en su cama y comenzar a leerlo. Había poca luz pero la suficiente. Era eso o quedarse babeando por el físico de Kate una vez más.

Pasó media hora en silencio, con su mente llenándose de aquellas palabras escritas en aquel libro. No era muy largo y ya casi iba por el final, por eso le molestó el grito que había pegado Kate.

-¿Podrías hacer silencio? - le preguntó calmada.

-M-me acaba de picar algo en el cuello, Yelena.

La voz de la pelinegra sonaba desesperada y eso la obligó a mirarla.

-¿Qué dices?

-Que me acaba de picar algo en el cuello ¿podrías revisar por favor?

A la rubia se le hizo raro ese tono tan educado que había utilizado Kate, así que sin más se levantó dispuesta a ayudarla.

-Quizá solo fue una arañita, no te preocupes. - dijo, acercándose a la cama de la contraria.

-Si te picara a ti no dirías eso.

Kate se levantó y estiró el cuello, rascándose. De verdad algo le había picado, no le dolía pero quería tener el cuerpo de la enana cerca. ¿Inteligente verdad?

A Yelena le puso nerviosa tener que poner sus manos sobre el cuello de Kate, aunque más porque ésta no tenía camiseta.

-No tienes nada, Kate.

-Acércate más y mira bien. - le ordenó la pelinegra.

Yelena rodó los ojos y le hizo caso. Iba a protestar porque Kate realmente no tenía nada en su cuello cuando se vió siendo lanzada hacia una cama que no era la suya y que tampoco tenía olor a ella.

Miró a su compañera para buscar una explicación pero se vió perdida en una mirada totalmente hambrienta, muy diferente a la mirada indiferente que Kate siempre traía en su cara.

Eso hizo que sus hormonas volvieran a encenderse.

-Kate, ¿Qué crees que haces?

-No lo sé, dímelo tú.

La más alta comenzó a acercarse, gateando hacia ella con lentitud, seguramente siendo inconsciente de lo sexy que se veía. Se rió al notar lo perdida que se veía Yelena, y pensó entonces que ya la tenía.

Pero al respirar sobre el cuello de la más baja se dió cuenta de que definitivamente ya la tenía, para ella, a su completa disposición. Solo un suspiro en una zona sensible había bastado para que de la preciosa boca de la rubia se escapara un jadeo.

Bien, eso había sido muy caliente.

Vamos a divertirnos contigo, pequeña Yels.

Paciencia; Kate & Yelena. [ACTUALIZACIONES LENTAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora