Paige Kiptniz
—Ya cuéntame como te fue ayer con Marco —le digo a Estef cuando entramos a la cafetería donde ya estaban la mayoría de alumnos. Vamos hacia la fila para recibir nuestra bandeja con comida y buscar una mesa.
—Todo fue tan tranquilo —sonrie con emoción—. No me sentí tan alterada, bueno, al principio si, pero él hizo que todo se sintiera agradable —dejamos las mochilas en el suelo y nos sentamos en una mesa, una al lado se la otra—. Terminamos el trabajo y hasta fuimos por un helado —los hermosos iris color miel de mi amiga brillan de felicidad—. Fue lindo.
— Que genial, te dije que todo estaría bien —le sonrió tomando un bocado de los alimentos de mi bandeja y comerlo.
— Si, creo que ahora podré estar más tranquila cuando lo tenga cerca.
— Que bien, porque ahí viene.
Mi amiga cambia su postura pasando rápido las manos por su cabello, alterandose un poco.
— ¿Dónde? —pregunta rápido viendo a los lados y yo suelto una carcajada. Ella voltea hacia mí y me da una mirada asesina–. No juegues de esa manera con mi delicado ser —finge drama y ambas reímos.
Era lindo el tener a alguien como ella, alguien que no me juzgará por nada y que se haya tomado el tiempo de conocerme.
A Estef la conocí a mitad del año pasado cuando nos chocamos en un pasillo, me cautivo el que ella me sonreirá aunque fuera por pena por el choque. No me ignoro ni le di igual, me sonrió y se disculpo. Cosa que nadie de esta escuela había hecho.
— Pero que asquerosa casualidad el encontrarte aquí —escucho una voz detrás de mi. Se quien es.
— Aquí estudio -respondo obvia sin voltear. Escucho sus pasos y como rodea la mesa quedando frente a mi poniendo sus brazos sombre la mesa en un absurdo gesto de superioridad.
Viene acompaña de sus amigas/subditas, que se paran detrás de ella. Al verla, me doy cuenta que el bullicio que se hacía en la cafetería a desaparecido debido a ella. Y se porque, porque ahora todos esperan escuchar de que manera se burlara de mi y/o humillara.
— Meghan, no empieces con tus cosas —se queja mi amiga al verla—, déjanos comer tranquilas.
—Tú no te metas —le responde la pelirroja a mi amiga—. Tengo curiosidad de algo —dirige sus palabras hacia mi.
— Sorprendeme —ironizo viendola de manera tranquila.
— ¿Qué se siente ser una basura, Paige? —lo dice en un tono alto para que los demas escuchen.
— No lo sé, dímelo tú que tienes más experiencia —respondo en el mismo tono que ella haciendo que algunos suelten algunas risas y otros murmullos.
Realmente no me gustan los pleitos, los evito así vengan a mi. Meghan suele decirme de cosas y yo solo la escucho, aunque hay veces como ahora, que no me quedo callada.
Meghan lanza miradas asesinas a quienes ríen y de inmediato paran. Viendo hacia una mesa de al fondo observo que están sentados los del equipo de fútbol, con ellos Andy quien ve lo que pasa y niega con la cabeza. Vuelvo mi vista a Meghan.
— Meghan, ya solo siéntate y come —digo cansada—, mira que el puré está muy bueno y...
— No lo entiendes, Paige —me interrumpe—, te lo explico, me fastidia el hecho de que alguien como tú estudie aquí.
"Alguien como yo"
Odiaba ese término.
— La verdad creo que a todos nos fastidia —continua ella.
— Pues que se aguanten y se metan su fastidio por el...
— Estef —detengo a mi amiga, porque se que no vale la pena seguirle el juego a Meghan.
— Dime Paige, ¿cuánto es que cobra tu hermana? Quizás a alguno de aquí le interese.
Y ahí es cuando me pongo de pie para enfrentarla.
— Meghan di de mi lo que quieras, burlate de mi las veces que quieras, pero con mi hermana no te metas —mi tono ya era serio.
— ¿Por qué? —su gesto es de burla—. Te molesta que se diga en voz alta lo que tu hermana hace.
— Tú no tienes ni idea, a ella no la metas en esto —hace un gesto de asco.
— De verdad debe ser horrible ser hermana de una prostituta —resalta la última palabra en mi cara.
Por parte de los alumnos empieza una bulla llena de burlas para mi y hacia mi hermana.
Si algo podía hacerme sentir mal era que juzgaran a mi hermana y dijeran cosas así.
Veo a Meghan sonreir y las burlas de los demás siguen. Cansada ya y dañada por las burlas, levanto mi mochila para ponermela y salir de la cafetería, escucho que Estef me grita para que la espere, pero sigo mi camino a paso rápido, deteniéndome en un pasillo que da a las puertas de los armarios del conserje.
Sin que nadie me viera ahí, suelto algunas lagrimas. Nadie de ellos conoce realmente a mi hermana, para mi que digan esas cosas me enoja y lastima, porque ella lo único que a hecho es trabajar demasiado para que nada me falte y asegurarse que estudie así ella tuviera que dejar de hacerlo.
Siento la presencia de alguien y alzo la vista encontrándome con nada más y nada menos que Andy. Con mi mano limpio mis lagrimas e intento no mostrarme débil, aunque claro que es evidente.
— ¿Vienes también a burlate?
Él tarda un rato en responder, sus iris celestes me escanean de pies a cabeza.
— Tranquila —alza sus manos en señal de paz—, no vengo en mala intención, solo quiero saber cómo estás. Lo que Meghan dijo no estuvo bien —yo bufo.
— Como si te importara.
— Solo digo que cada quien y las cosas que hace, nadie tiene porque juzgar —se encoge de hombros.
— ¡Luna no hace nada de eso! —expresó irritada—. Y si lo hiciera ¿qué les importa a ustedes? —hago una pausa para calmarme—. Ella solo es acompañante, acompaña a hombres adultos a cenas, juntas de trabajo donde se sientes obligados a ir acompañados o a veces solo quieren a alguien con quien charlar, mi hermana no hace nada malo.
— Cálmate Paige, no debes darme explicaciones de nada. Tu hermana se esfuerza por ti, para que a ti no te falte nada. A la mierda lo que digan los demás, en especial Meghan —quede algo perpleja ante sus palabras.
Primero porque él y Meghan tuvieron algo. ¿Que cosa? No tengo idea y no me interesa y segundo, anoche en su casa me señala y ahora se porta así.
— Solo ignorala, Paige —finaliza y gira en sus talones para desaparecer.
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Al final de la noche
Teen Fiction-Eres preciosa, Paige -con su mano toma un mechón de mi cabello y lo pone detrás de mi oreja-. Tan preciosa y rota a la vez -lo observo sin entender lo último. -¿A que te refieres? -Has pasado por tanto dolor, tanta perdida, pero eres tan fuerte qu...