Capítulo 25

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Capítulo Final.

Andy Beck.

Dos semanas después.

Veía el techo sintiendo mis párpados pesar. Me encontraba acostado en la cama de mi habitación con los brazos y piernas estirados. Hace una semana regrese a casa, mis golpes había mejorado, me gustaría decir lo mismo de mi estado anímico, pero no era así.

Medio dormía por el día y por la noche solo observaba el techo o intentaba leer algo, cada que cerraba los ojos tenía pesadillas del accidente, cosa que solo me atormentaba más.

Pasaba el día en mi habitación y únicamente comía por insistencia de mi madre, Luca a veces venia y solo se sentaba en mi cama sin decir nada lo cual agradecía, sabía que a él también le dolía la ausencia de Paige.

Marco también vino un par de veces, pero yo no quería ver a nadie, esta semana mi  vida se reducía a estas cuatro paredes. Mi teléfono se había arruinado en el accidente, no tenia que molestarme en ponerlo en silencio y cuando llamaban al número de la casa, solo le decía a mi madre que dijera que estaba durmiendo.

Se estaba llevando a cabo un juicio, el tipo que nos había chocado al parecer estaba bajo grandes efectos de alcohol y alguna sustancia, había suficientes testigos y pruebas para que se tomara como culpable y fuera a la cárcel. Luna y Marco me habían puesto también como víctima y si lo era, no fui el causante del accidente como tal, pero eso no me quitaba la sensación de que pude evitarlo.

Un par de toques a la puerta llaman mi atención, alzo la vista y mi madre asoma su cabeza.

— Hijo, Estefanía esta abajo —me siento en la cama y antes de que diga algo, ella continua—. Ella también tenía gran cariño hacia Paige, necesita apoyo tanto como tú, al menos vela —lo pienso un momento y asiento.

— Dile que suba.

Mi madre asiente y desaparece.

Sería la primera vez que vería a Estefanía desde la falta de Paige. En el hospital no pude verla e imaginar tenerla enfrente causaba que mi estómago se revolviera.

¿Que pensaba ella de mi? ¿Me odiaba?

A mi mente vienen esas veces que las vi juntas en la cafetería, a pesar de haber dos banquillos, uno frente al otro, ellas siempre se sentaban juntas en el mismo dejando el otro vacío. A veces también Estefanía se estaba con Paige en la heladería para hacerle compañía e irse juntas a casa. Maldición, le había quitado a su mejor amiga.

Dan tres toques a la puerta y me pongo de pie, doy el permiso para entrar y la puerta se abre dejando ver a Estefanía, cierra detrás de ella y se planta a una distancia de mi para verme. Su semblante me causa una presión en el pecho, sus ojos están rojos y muy apagados, sus labios secos y reventados, su cabello en una coleta mal hecha y con sus manos juega con la cinta de su sudadera.

— Hola —habla bajo—. No pude verte en el hospital, pero veo que te vez mejor respecto a tus heridas.

Su voz era débil. Aquel brillo de la chica energética que es no está.

— Andy, no te culpo por lo que paso —habla de nuevo ante mi silencio—. Yo se que Paige... —su labio tiembla—. Ella fue muy feliz contigo, no tengo dudas. Desde que tu y ella volvieron a hablar, se le veía más risueña —sonrie con lágrimas en sus ojos y siento los mios arder—. Realmente la hiciste feliz, amaba ver a mejor amiga con una sonrisa diaria en su rostros —solloza—. Y tu eras el causante de ella.

No puedo decir nada porque las palabras crean un nudo en mi garganta, solo doy un paso a Estefanía y la tomó suavemente del brazo para atraerla a mi y abrazarla. Ella hunde su rostro en mi pecho y llora.

Al final de la noche Donde viven las historias. Descúbrelo ahora