Capítulo 5

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Paige Kiptniz.

— Obtuvimos una buena nota —sonrie felizmente.

— Felicidades Estef —le respondo—. ¿Piensas ir a celebrar con Marco?

— No lo menciones que aún estoy aceleranda. Cuando la maestra dijo nuestra nota el me abrazo y te juro que casi gritó de la emoción —chilla.

— Vale, tendrás el fin de semana para calmarte —rio.

Al fin era viernes, agradecida de que fuera viernes ya. Sentia mis semanas agotadoras.

Camino junto a Estef por los pasillos de la escuela para ir a la cafetería, pasar por nuestra comida y sentarnos en una mesa, siempre una junto a la otra dejando la banca de enfrente vacía.

Estef era una chica cariñosa y bastante positiva, siempre le buscaba un lado bueno a todo. Muy contraria a mi.

— ¿Qué harás esta fin de semana? —pregunta dando un mordisco a su sándwich.

— No lo sé —doy un sorbo a mi botella de agua natural—.  ¿Tienes algo pensado?

— Podríamos pasar la tarde en tu casa haciendo nada. Yo no tengo pensado hacer nada, tu tampoco, entonces que mejor que hacer nada juntas —sonrie y lleva la botella de soda a su boca para dar un sorbo.

— Hola chicas —el rostro deslumbrante de Marco aparece frente a nosotras.  Mi amiga casi escupe la soda al verlo.

— Marco —susurra algo nerviosa.

— ¿Qué tal Marco? —hablo.

La verdad Marco me agradaba, nunca se comportó mal conmigo ni se burló. De hecho, hasta los Buenos días  me daba a veces.

— Todo bien —sonrie y se sienta en la banca vacía frente a nosotras—. Mañana en la noche haré una fiesta. Bueno, la hará mi hermano, pero puedo tener invitados yo también, algo para distraernos y quitar un rato la tensión debido a los trabajos finales —explica—. Quería saber si les gustaría ir.

Lo observo un momento.

No sé porqué algo me daba la sensación que quería invitar a Estef y se sentía obligado al invitarme a mi por ser su amiga.

— Marco, si quieres invitar a Estef, no te sientas en la obligación de invitarme a mi —hablo—. Solo dicelo, no me molesta —él niega.

— No pienses eso Paige, quiero invitarlas a ambas —asegura—. Así las dos se divierten un rato —suena sincero—. A mi no me importa lo que digan de ti por los pasillos, Paige. No nos conocemos mucho, pero se que esos rumores tontos no te definen.

Si, me dejo boquiabierta.

— ¿Entonces? ¿Aceptan? —pregunta Marco viéndonos a ambas.

Estef gira su rostro a mi con una sonrisa, yo la veo y no puedo evitar sonreír.

— Esta bien —acepto regresando mi vista a Marco.

— Si, iremos —confirma Estef feliz.

— Genial —Marco sonrie—. Andy estará contento al saber que aceptaste.

— ¿Qué? —mi rostro es de confusión.

— Las espero mañana en mi casa —se pone de pie, saca un papel de su bolsillo y lo desliza por la mesa hacía nosotras—. Esta es la dirección.

— Gracias —Estef estira su mano para tomar el papel y la aleja rápido cuando Marco roza la suya con la de ella.

— Nos vemos luego, chicas —se despide.

Al final de la noche Donde viven las historias. Descúbrelo ahora