Capítulo 13

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Paige Kiptniz.

Estaba a punto de tocar el timbre de la casa de los Beck, cuando escucho algo caer a un lado de la casa.

— Demonios —alguien se queja.

Bajo del porche, me asomo del lado donde vino la voz y me encuentro con una escalera que se sostiene del tejado y a su lado hay un hombre tendido en el suelo.

— ¿Se encuentra bien? —me apresuró a él para ayudarlo a ponerse de pie.

Es más o menos de unos sesenta y algo, claramente más bajo que yo, tiene un cabello bastante negro para su edad y un bigote del mismo tono. Sus ojos son cafés oscuro y de sus labios sale una pequeña risa.

— Estoy bien —con sus manos sacude su pantalón negro formal.

— ¿Que hacia en esa escalera?

— Había un gato fastidiando el tejado, al menos se fue —responde como si nada—. Gracias por la ayuda —me sonríe y pasa por mi lado para entrar a la casa de los Beck, antes de que se cierre la puerta me apresuró a entrar.

— Abuelo —Luca aparece en las escaleras, agitado—. Ah, hola, Paige —me sonríe.

El señor se gira y ve me de manera confundida.

— ¿Quien eres tú? —pregunta con curiosidad.

— Ella es Paige, la novia de Andy —responde Luca.

— ¿Que? No, soy... —dejo de hablar porque el señor abuelo de Luca me interrumpe.

— Pero que niña tan linda se consiguió este muchacho —con sus manos toma mis mejillas y tira suavemente de mi rostro para quedar a su altura—. Tú eres muy linda. Y mira esos ojos —da una suave palmadita en mi mejilla.

— La verdad soy solo su...

— Soy el Abuelo Tony, pero tu dime solo Tony, hija mía —me sonríe y finalmente me suelta.

— Un gusto —le sonrió.

— Ven abuelo, debemos seguir con la partida. Ya gane cinco estrellas, supera eso anciano —dice Luca subiendo las escaleras de nuevo seguido de su abuelo.

— Esperó no te comportes como un crío cuando te gane —le responde Tony llegando arriba.

Que sujeto tan agradable.

Le hecho un vistazo a la sala y está vacía. ¿Donde está Andy?

Como respuesta escucho un ruido en la cocina, como si fuera magnético, mis pies se dirigen ahí.

Me quedo algo sorprendida al encontrarme con Andy de espaldas, viendo algo que cocinaba en un sarten. Mueve agilmente las manos revolviendo y agregando especias. Era una vista agradable.

Como si sintiera mi mirada, se gira y me sonríe. Llevaba puesto un delantal azul para no manchar la camisa blanca que tenía debajo y parte de sus vaqueros negros.

— Hola. No escuche el timbre —vuelve su vista al sarten.

— No hizo falta tocarlo. Entre con tu abuelo después de levantarlo al caerse de la escalera —me acerco a él para ver que cocinaba. Olía muy bien.

— Esconderé esa escalera —dice negando.

— No sabía que cocinabas. Huele muy bien —admito.

— Es un talento oculto —sonrie.

— Yo intentando cocinar, terminiraria quemando la casa —él suelta una pequeña risa.

Al final de la noche Donde viven las historias. Descúbrelo ahora