Capítulo 2: Quiero un hijo
· Que haces? – pregunte conforme pasaba el umbral de la habitación de los niños.
· Cambio las sabanas – contestó, seca tal vez? Estaría enojada por mi supuesta falta de memoria?
· Pero no los cambiaste antes de ayer en la mañana antes de que llegaran los niños?
· Si, solo que Julieta volvió a mojar la cama
· Otra vez?
· Si! Otra vez! – oh oh no me gustaba ese tono; cuando empleaba aquel arrastre de silabas solo significaba una cosa: guerra
· Estas enojada por algo? – la pique buscando en el closet unas limpias para colocarlas a la cama.
Ella se limitó a tomar las sucias e ir al cuarto de lavado. No la seguí. Ordene la habitación y me topé con una sorpresa bajo la cama: un pijama aun húmedo con su respectiva ropa interior. Lo tome y fui al cuarto, pero para mi sorpresa Dana no se encontraba allí; la busque por toda la casa y no parecía estar aquí. Imposible! Fui al balcón de nuestra habitación y allí estaba, parecía estar manteniendo una conversación por teléfono. Me encamine con sigilo intentando escuchar la charla. Parecía estar disculpándose, pero con quién? Ella apoyo sus brazos en el barandal mientras suspiraba.
· Está bien, discúlpame pero será para la próxima Chris – Chris?
Maldito entrometido, aún seguía buscándola? La escuche despedirse y me apresure en huir de allí. Lance las prendas tras la puerta del lavado y de un salto me acomodé en el sofá de cuero de la sala al tiempo que encendía el televisor, fingí tener fatiga conforme pasaba de un canal a otro sin interés alguno. Ella se detuvo tras mi espalda, yo no gire mi rostro como si no me hubiera percatado de su presencia. A los pocos segundos, por el reflejo de la pantalla televisor la vi levantar la mano y dejarla caer de nuevo, la vi contener el aliento para luego sacar la lengua cual niña malcriada. Contuve mis ganas de reír y de girarme ante aquella mujer con actitud consentida.
A pesar de los años que llevábamos juntos ella no había cambiado en nada. Aunque su rostro tenía cierto deje de madurez y su pelo acariciaba por debajo de su cintura, sus ojos pardos aún me observaban como aquel día que recupere la vista: con la inocencia escrita en ellos. Solo existía algo que me molestaba: Christian Dabance.
Ese chico sabía cómo sacarme de mis casillas. Cada vez que Aldana pasaba por la universidad éste no perdía oportunidad para acercársele. Aunque Dana insistía en que solo era un colega, yo no lo soportaba cerca de ella. Siempre buscaba algún pretexto para rondarle, y ahora la llamaba los fines de semana? Creo debería de cruzar una cuantas palabritas con el Señor Simpatía para que entienda de una vez que debería de respetar a una mujer casada.
Ya en la noche, tendidos en la cama ella aun parecía enojada. La verdad era que me moría por contarle lo que tenía preparado, pero si lo hacía ya no sería una sorpresa.
Su cabello estaba sujeto en lo alto de su cabeza, eso me dejaba su rostro expuesto. Aun respiraba con dificultad. Tonta! Se había resfriado a causa de Julieta. La pequeña correteaba por toda la casa porque no deseaba asearse, Dana la siguió por cada rincón donde ésta se escondía hasta llegar finalmente al baño, pero la niña fue más astuta y al colocarse bajo la ducha giro la manija de agua fría al tiempo que tiraba de Dana bajo el chorro congelado.
El grito de Dana se había escuchado en casi todo el edificio al igual que la risa de la niña.
ESTÁS LEYENDO
Llegare hasta ti (#2)
Romance¡Aviso importante! La novela dejará la plataforma a partir del 30 de OCTUBRE del 2021. Forma parte de otra plataforma para su distribución y versión de audiolibro. Estoy mas que feliz de haber compartido con vosotros esta historia durante estos larg...