Cap. 11: Pelas: Mode#On

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Capítulo 11: Pelas: Mode#On

Esteban… Esteban… has entendido??

Qué? – volví a la realidad

Observe al doctor que ya había alejado el otoscopio de mis ojos, me observaba impaciente

Necesito que me prestes atención por favor…

Oh… lo lamento! – me disculpe

Esto es serio – asentí – te estas alimentando bien? – volví a asentir – con qué frecuencia comes?

No se… dos veces al día?

Esteban seamos claros… tu condición no es como cualquier persona… debes cuidarte y exigir a tu cuerpo un ejercicio físico sin la alimentación correcta es un suicidio… – suspiro volviendo a su silla tras su escritorio – dime que por lo menos duermes bien..

Creo que si… no se… 4 o 5 horas por día? – me observo por encima de sus lentes antes de tomar nota.

Ahora descríbeme tus dolores… como son y dónde?

Aquí – señale el casco de la cabeza – aquí – el puente de mi nariz – y aquí – las sienes donde se podía ver las cicatrices de la cirugía hacia años.

Mmm… – fue todo lo que dijo antes de rodear la mesa y salir dejándome solo unos minutos.

Al volver trajo consigo una placa con letras que lo coloco frente a mí en la pared, una vez bien ubicado me pregunto si podía ver las letras, al confirmarle el parecía un poco más aliviado. A continuación me pidió que fuera leyendo pero solo lo pude hacer hasta cierto punto; hizo unas anotaciones y luego me pidió que lo acompañara.

Sabes que tu padre y yo somos viejos amigos…m – comento como quien no quiere la cosa – pero supongo esto quedara solo entre tú y yo.

Gracias… la verdad… no quiero asustarlos por nada! Tienden a ser…

Precavidos? – preguntó, yo hice una mueca sin estar seguro de si esa era la descripción correcta – bien, aquí la enfermera Teresa te tomara las muestras de sangre y luego la acompañaras a que te hagan placas y la tomografía… no hace falta explicaciones, verdad? Te conoces la rutina – asentí no muy convencido.

Si, está bien. Era cierto que me conocía la rutina mejor que nadie… pero no hacía falta el recordatorio.

Esteban! Como has estado? – pregunto la enfermera cuando me colocaba la liga al brazo

Perdón… – dije avergonzado – la conozco? – ella parecía sorprendida

No, creo que no – sonrió – pero yo asistí a tu cirugía, conocí a la que fue tu novia… como era?

Aldana – respondí orgulloso.

Aldana – repitió – la conocí aquel día… bah! En realidad supe su nombre ese día, pero antes la había ayudado a buscarte. Recuerdo que estaba desesperada por encontrarte… ya entonces se veía cuanto te amaba y cuidaba… debe de ser duro para ella estar esperándote afuera en este momento, no? – solo suspire y asentí mintiéndome a mí mismo, creyendo en sus palabras fingiendo que era cierto que esperaba por mi tras las paredes.

Oh – fue toda mi respuesta.

Luego de la sangre fue radiografía. Y por último la tomografía. Como siempre el cuarto era frio y silencioso, tal como lo recordaba. Las paredes seguían siendo blancas y el enorme aparato ruidoso fue reemplazado por uno mucho mas moderno. Las indicaciones de la enfermera eran las mismas de siempre.

Llegare hasta ti (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora