Cap. 8: Otra vez él

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Capítulo 8: Otra vez él

        

         Una brisa fría corría entre los árboles, los pétalos de las flores coloreaban el camino, el llanto de varias personas de escuchaban como susurros silenciosos acarrados en favor al silencio proveniente del pequeño que caminaba al lado mío agarrado de mi mano.

         Por suerte, o por desgracia no debimos decirle nada. Cuando Aldana y yo al fin nos habíamos puesto de acuerdo fuimos para hablar con él juntos, pero el pequeño nos esperaba sentado al borde de la cama vestido con ropas oscuras. De nuevo no había llorado y su silencio fue aún más profundo de lo que venía siendo hasta el momento. El anotador que siempre lo acompañaba estaba guardado en uno de los cajones del mueble…

         No habían asistido muchas personas el entierro, solo el sacerdote la directora, unos cuantos profesores, el director de la editorial donde el padre del pequeño trabajaba y nosotros. Todos se estaban marchando pero nosotros seguíamos allí. Nolan no despegaba la mirada de los trabajadores que ya habían iniciado con el trabajo de devolver la tierra a su lugar. Ya cuando el ultimo palazo removía la última gota de tierra Nolan separa sus manos de las mías y toma un puñado entre sus manos, lo desparrama donde la tumba estaría y dio media vuelta sin esperarnos. Yo pronto le di alcance pero Aldana solo se quedó allí. Con el temor de que Nolan se escondiera o hiciera algo fui tras sus pasos dejando a mi esposa.

         Nolan esperaba en el coche, sentado en el asiento de atrás. No estaba seguro de que decirle, o como tomaría lo que llegara decir, así que opte por sentarme a su lado y esperar a que volviera Dana. Con el pasar de los minutos el niño pronto se acomodó en mis piernas cayendo dormido de inmediato. Aldana regreso a la hora. No estaba del todo seguro, pero sus ojos se veían hinchados… por la falta de sueño? O había llorado cuando la deje sola?

         Arrancó el automóvil y en silencio nos volvimos a casa.

         Conforme días pasaban nuestra relación se resquebrajaba, ella todo el tiempo se quejaba de que Nolan no le hacía caso en nada. Yo era testigo de que Dana ponía todo de sí misma para que el pequeño se sintiera a gusto, pero también era testigo de que Nolan solo se comportaba como lo que era… un niño. Las tareas de la escuela que siempre lo había hecho con ella, termine por ocuparme yo, su paciencia que al principio era digno de admirar hoy había desaparecido por completo. Él no volvió a escribir, o no al menos para decirnos algo, solo se limitaba a asentir o a negar. Tampoco volvió a visitar a su padre, lo que por un lado nos pareció correcto debido a lo delicado que se encontraba este. En el colegio todo marchaba correctamente, era un alumno sobresaliente dentro de sus posibilidades, como asistía por las mañanas Dana se encargaba de llevarlo luego de dejarme a mí en la universidad, por las tardes ella iba a recogerlo para llevarlo a almorzar y luego a pasar por mi e ir al conservatorio, pero su relación era áspera. Dana insistía en que había oído hablar al niño a una fotografía. Que ella lo había escuchado claramente, y admito que yo intente espiarlo pero no hablaba como ella decía. Solo se quedaba estático mirando fijamente la imagen.

         Nolan se había vuelto talentoso con el piano una vez que sus dedos recuperaron la movilidad de antes, se concentraba en cada nota, horas pasaba con el instrumento en la escuela y otras horas más al llegar a casa. El violín lo escondió en el closet, dejándolo llenarse de polvo. No lo recriminamos, ni juzgamos.

         A Aldana le había parecido buena idea que Sebastian y Julieta volvieran a casa los fines de semana para probar su teoría de que Nolan hablaba; y aprovechando de que Sandy e Ivan debían viajar por una cuenta los dejaron con nosotros… y ahí estábamos. Jugando al monopolio en la habitación de los niños, solo que quien había ideado aquel plan no se encontraba con nosotros, se encontraba encerrada en nuestra habitación haciendo quien sabía que…

Llegare hasta ti (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora