Solo amigos

Capítulo 9

«Años de amor han sido
olvidados en el odio
de un minuto»
~Edgar Allan Poe

𓆩9𓆪

Creo que pasó una eternidad cuando tiró la colilla al suelo y me miró fijamente.

—Te dije que ibas a perder.

—¿En serio?—sonreí de lado, sintiendo el vacilante cosquilleo del alcohol.—¿Qué?—bufé—¿Has venido a reclamar tu motivación?

—Tal vez.—su tono salió serio y con un deje de vacilación.

Asentí y miré el cielo sin estrellas.

—Entonces... ¿Qué estás esperando?—Dije como si nada.

Muy bien, cabe decir que el alcohol y yo éramos muy buenos amigos, pero, cuando mi parte impulsiva salía a la luz, no había nada que hacer conmigo.

—¿Me estás pidiendo que te bese?—Musitó burlón.

—Tal vez.—me encogí de hombros.

Entonces, Jayce dio un paso hasta quedar frente a mi cara, obligándome a inclinar la cabeza para poder mirarlo.
Conecté con sus ojos azul oscuro, y me perdí en ellos. Son hermosos.

¿Halagos?

...Secuelas del alcohol.

Quedó a escasos centímetros de mi rostro, donde nuestras respiraciones chocaron entre sí y un profundo silencio se implantaba a nuestro alrededor.

Miró mis labios y se inclinó lentamente, rozando su dedo pulgar con mi labio inferior, haciéndome sentir sus anillos cerca de mi barbilla...

Y, en ese momento, no comprendí mis repentinos impulsos. Lo besé una vez, dándole un incentivo a seguir, provocándolo. Porque tan rápido como rocé sus labios con los míos, los aparté como si quemaran.

—Joder—musitó risueño—llevo días insinuando querer besarte y ahora me sales con esto.

Solté una risa floja y ahogada por el momento.

—Pero sí ha sido el beso más apasionante de mi vida—dije con fingida indignación.

—Jeder...—mi nombre sonó a advertencia.

—Jayce...—lo imité sonriente.

Me lo estaba pasando en grande.

Pero no me quedé quieta, ya que me acerqué a su cuello respirando cerca de él, y entonces le planté un casto beso en la comisura derecha.

—¿Bésame, sí?—dije al tiempo en que sus labios colisionaron con los mio.

Jayce pegó su boca a la mía como si deseara esto desde hace mucho tiempo, y juro que, con ese simple contacto me aseguré de que esto sabía a gloria.

Sus labios suaves danzaron con los míos en un baile rápido y demencial, donde una mezcla de deseo y ansias me invadió rápidamente. «Necesito más». Sentí como sus manos bajaban por mi cintura al tiempo en que las mias viajaban a su cuello y lo atraían a mi.