«El amor verdadero
es la admiración»
~Platón𓆩1𓆪
¿Me puedo morir?
Eh... Bueno, de querer quiero, de poder... Si hablamos de poder, yo dejo de escuchar. ¿Por qué? Oh, bueno, eso se resume en: Los Wilde.
Mi querida familia.
Rubie y Adam Wilde. Mis padres. Dos personas energéticas, cariñosas, caritativas... Vamos, dos almas que estuvieron predestinadas a encontrarse en la universidad y vivir en los estándares típicos de una vida cotidiana.
Jacob y Naomy Wilde. Mis hermanos. Dos personas diferentes en todos los aspectos.
Él: quince años, muy inteligente, aficionado a la lectura y solitario.
Ella: seis años, vive y come por el color rosa, cariñosa y dramática.Jeder Wilde. Yo. Una más en la familia. Veintidós años. Vivo, respiro y me escondo en la fotografía, muy normal, puede que rara, pero normal. Ah, y fumo, fumo como si mi vida dependiera de ello.
En fin, los Wilde.
Volviendo a: «¿Me puedo morir?» Eso tiene una explicación y nombre:
—¡Naomy!—grité por enésima vez.
—¡Jed, no grites!—dijo mi madre por algún lugar de la casa, gritando con voz saltarina.
Sí, ella es experta en pedir lo que no da.
—¡Me das el objetivo de mi cámara o...—¿O qué? Piensa Jeder, piensa...—¡Sino me das el objetivo a la cuenta de diez, te quemo alguna de tus muñecas rosas!
Bueno, por lo menos es ingenioso.
Escuché un gritito ahogado por el pasillo, así que me giré y vi esa melena corta, rubia y con rizos. Me miraba con desconfianza, pero divertida y muy contenta...
—Uno—empece.—Dos... tres... cuatro...
La desafié, y sin despegar mis ojos de ella, saqué el mechero del bolsillo trasero de mi pantalón. No podía arriesgarme a perder otro objetivo. Joder, costaba un pulmón de los buenos, y los míos son una mierda.
Ella me siguió con la mirada, esta vez precavida. Que niña tan... Ejem, traviesa.
Ya iba por el siete, así que di media vuelta y dando cinco zancadas llegué a su habitación. Rosa, rosa, rosa. Casi vomito color rosa por los ojos.
Sentí sus pequeños pies saltar por el suelo hasta llegar a mi. Y, cuando miró a su alrededor con esos ojos negros tan característicos de ella, ya tenía en mi mano su muñeca rosa, y en la otra mi mechero encendido.
Si mi madre me viera...
—Ocho, nueve y...
—¡Vale! ¡Vale! ¡Vale! Mira.—Estiró su mano pequeña y me ofreció el objetivo. Respire hondo, preparada para dar el segundo paso.
—Déjalo en el suelo lentamente y da cinco pasos atrás—Ya la conocía muy bien como para dejármela jugar dos veces.
—¡Jed!—Gritó frustrada, al ver que me sabía su plan de huida.
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Solo amigos
Teen Fiction{{TERMINADA}} Jeder. Una chica que no sabe amar porque nadie la amó cuando más lo necesitaba. Jayce. Un chico que siente mucho y quiere como nadie que solo desea conocerla a ella. Jeder y Jayce. Jayce y Jeder. Una historia de amor, con un solo...