Capítulo 20

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«Algunas cosas
están destinadas a ser»
~Elvis Presley

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El viaje fue silencioso. Entre nosotros, por supuesto, pero agradecí que Jayce por su cuenta pusiera música en la radio de su coche para no morir asfixiados por el silencio.

La situación me genera una clase de mal humor que no terminé de comprender del todo. Vale, sí, quería sentirme "mal" con él, pero a la vez solo quería que todo fuera como antes. Algo como pasar un agradable viaje en coche tomando fotos de su perfil mientras conducía...

Sueños, Jeder. Mucha ingenuidad.

¿En qué momento me volví tan romántica, por cierto?

Bueno... Creo, posiblemente, que en algún momento me dormí en el viaje, porque fueron los gritos de Ethan los que me despertaron al abrir los ojos.

—¡Querida, mía!—. Vino hacia mi y de un empujón me sacó del asiento del copiloto.

Estaba un poco aturdida. Sonreí flojo pero lo abracé con fuerza. Enrollé mis brazos por su estómago y oculté mi cara en su cuello. Ethan olía a mi mejor amigo. A alguien que quería. Y su cuerpo estaba cálido, muestras yo tenía mucho frío.

—Hola.—intenté sonar bien.

No funcionó, claro está. Ethan me miró de cerca para escudriñarme la cara con sus ojos profundamente verdes oscuros.

—A ti te pasa algo...—dijo de inmediato en un tono bajo.

—En verdad, creo que me pasan muchas cosas.

Después de eso, cogí mis cosas y entré en aquella casa perseguida por Ethan y Jayce, que se estaban saludando animadamente a unos cuantos metro de mi.

Dejé de pensar y miré con estudiamo la casa. Siempre la había descrito como: un respiro. Era ligera, abierta, luminosa. Era paz, era como la forma del sol entraba por cualquier sitio y se veían las motas del aire bailar por la casa. Respiro. Eso era aquella casa. Eso necesitaba yo.

Miré un segundo más allá del salón que se conectaba con la cocina, y vi como una silueta humana se movía en la distancias. Y... vaya, vaya. Era un chico alto y de piel bastante bronceada. Lucia una sonrisa bonita y una toalla alrededor de la cintura.

Creo que ya me puedo imaginar quién es aquel tío...

—Hola—. Dijo con voz amable.

—Hola—.Le devolví la sonrisa—Soy Jeder, pero... me puedes decir Jed.

Se acercó caminando tranquilamente. Tenía una aire que desprendía buenas vibras, algo que era muy típico de Ethan. Sin verlos juntos, pude imaginar que hacían buena pareja. Y de alguna forma, por fin, me alegraba que hubiera dejado al imbécil de Noah.

—Lo sé, Ethan habla de ti maravillas—me mira de arriba a bajo—. Soy Peter, por cierto.

Le extendí la mano, la cual recibió encantado. Genial, no me había mirado raro y eso me gustaba. ¡Por fin alguien que da la mano sin preguntas raras!

—Un gusto.—dijo.

—Igualmente.

Entonces, escuchamos las risas de Ethan y Jayce mientras entraban por la puerta principal, felices y charlando.—¿Así de bien se caían?—Los reparé a ambos, y ver a esos dos chicos compartir sonrisas, me dio un pinchazo en el estómago. Uno de lo buenos, pero que a la vez dolía.

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