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Me despierto temprano, eran al rededor de las siete de la mañana cuando cuidadosamente bajo de la cama sin hacer tanto ruido. Le coloco una almohada a Chris entre los brazos y me voy directamente al departamento de mi mejor amiga.

Cuando llegó ella está ahí esperándome con la perrita en brazos.

-Se ha cagado por todo el departamento- le doy una sonrisa gigantesca y me voy. Fran puede recoger.

-Gracias, te amo- le digo y me voy.

Cuando llego de nuevo a la casa, tomo la caja gigantesca que había comprado para poner a la niña dentro y despertar a mi novio.

Bajé por el pastel que había pedido ayer y le puse una de esas cosas que sueltan una llama de color. La de él era roja.

Conecté mi teléfono a la bocina de la habitación y puse las famosas "mañanitas mexicanas"

Comencé a cantarlas mientras él abría poco a poco sus ojos. Esos de los que me había enamorado.

-Feliz cumpleaños, nene- dicho esto prendí la cosa esa que sacaba chispas y me senté en la cama con él. Puse el pastel en uno de los burós que había al lado de la cama y me coloqué encima de él dándole un beso demasiado absorbente. Me lo quería comer a besos justo ahora.

Sus labios eran suaves y su rostro simplemente hermoso. Bajé poco a poco hasta llegar a su cuello pero recordé qué hay alguien esperándonos así que no íbamos a poder ahorita.

Me bajé de encima de él y fui hasta donde estaba la caja. Le pedí a mi chico que viniera a donde yo estaba.

-Ábrela- le dije y se quedó mirándome.

-Te dije que no quería regalos, amor- era en serio. Me había pedido que no le diera nada y claro que no iba a hacerle caso.

-Solo ábrelo, Chris. Después me dices lo que quieras.

Se acercó a la caja con moño gigante y la abrió. Sus ojos se iluminaron al ver a la pequeña bola de pelo blanco saltando para que la cargara.

Me miró y miró a la perrita. Estaba encantado.

-Amor, ¿qué es esto?- dijo con una sonrisa gigantesca en los labios.

-Tu nueva pequeña- le dije y me tomo de la cintura para abrazarme y después pegar sus labios con los míos.

Nunca me cansaré de decirlo pero amaba sus besos.

Estuvo encantado con la bola de pelos toda la mañana.

-Me voy a meter a bañar, ¿quieres acompañarme?- dije en un tono sexy.

-Pero claro que sí- corrí hacia el baño y él me alcanzó tomándome de los muslos para enredar mis piernas en su cintura.

Podía sentir que había quedado con ganas de hace rato y yo estaba totalmente lista para tenerlo.

Besó mis labios bajando a mi cuello con sus hermosas manos apretando mi trasero con fuerza. Estaba sediento y yo en ese momento era un oasis en el desierto. Bajé mis piernas y fui dejando un camino de besos hasta llegar a su abdomen. Agradecía que este hombre durmiera solo con bóxers.

Con la lengua trace un camino húmedo hasta llegar a su pelvis. Desde aquí podía ver que su erección estaba en su máxima expresión. Bajé sus bóxers mientras él me quitaba su camiseta, me las había adueñado todas.

Con sus manos rodeó mis pechos y con mi mano cubrí su miembro haciendo movimientos lentos mientras con mi lengua humedecía todo. Lentamente lo coloqué dentro de mi boca dejándolo deseando más. Con sus manos tomó mi cabello ayudándome a hacer movimientos más rápidos. No pude evitar levantar la mirada y verlo a los ojos. Eso lo debió de poner más porque al cabo de unos segundos el líquido tibio llenó mi boca por completo.

CERO AL FINAL #4 ||Christopher Vélez|| TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora