Pov Alexandra
- realmente es necesario que Santino siga entrenandome, se defenderme y mi manejo con las armas es excelente- termine de decir y me metí el bocado de comida a la boca.
Estábamos cenando en lo que se supone es en familia, Verónica estaba espectante en todo momento, estoy segura que esta esperando el momento oportuno para tirar algún tipo de veneno en mi cara, habían pasado tres días desde el incidente del beso que me dio Santino, el no me a dirigido la palabra desde que salio hecho furia de mi habitación, Vincenso por otro lado a decidido pasar pegado a mi cada segundo del día, lo que no me molesta para nada, el es una excelente compañía y el tiempo se me pasa volando cuando estoy con el.
- Estoy totalmente de acuerdo con eso - dijo Santino en un tono de voz demasiado duro, mas de lo que es tolerable.
Literalmente sentí una roca de doscientos kilos golpeándome con fuerza, sentí el dolor recorrer hasta la mas mínima fibra de mi cuerpo, aunque solamente fueron sus palabras las que se sintieron así.
- Eso me deja mas tiempo para seguir enseñándole el resto de las armas - Vincenso casi se atrganta por hablar con la boca llena, yo me reí por su acción tosca y mal educada.
- me sorprende que aun no te hayas ahogado Vincenso- me burle de el.
- Bien, si es lo que quieren hacer por mi esta bien - el señor Lombardi disfrutaba la comida preparada por las manos de su esposa.
- Esta semana estuve cerrando varios negocios en favor de nuestra familia, pero tengo un par de problemas para cerrar un par de tratos, espero se resuelvan pronto- la menor de los Lombardi hacia presencia en la conversación.
Ella solamente se encarga de los negocios legales de la familia Lombardi, los hombres que la acompañan siempre como un pequeño ejercito personal se los asigno su padre, es la regla inquebrantable que debe seguir y la de llevar un arma todo el tiempo si quiere disfrutar un poco de libertad sin estar siendo vigilada todo el tiempo personalmente por uno de los hombres de los Lombardi.
- Así que Alexandra, cuenta nos un poco de ti - Verónica y su tono demasiado exasperante para mis oídos hacia acto de relevancia en la mesa.
- No hay mucho que contar sobre mí - respondí solamente.
- Vamos, no puedo creer que en serio fueras tan patética antes de estar en la casa Lombardi - su veneno fue arrojado tal y como lo presentí desd el inicio.
- Pues veras, Verónica, en definitiva mi vida era muy diferente a la tuya como sabrás, pero en ninguno de los sentidos era patética, no podría reflejarme en ti ya que no eres un espejo lamento decepcionarte- me levante de la silla - si me disculpan, voy a retirarme - dije tranquila.
Me dirigía a un lugar en específico, la tumba de mi madre, estaba en el mausoleo de la familia Lombardi, cuando llegue puse mi mano derecha en la lapida con su nombre grabado en letras doradas, "Margarita Lombardi, amada madre y amiga" no pude evitar derramar lágrimas al estar allí, el señor Lombardi hace unos días que llegue a su despacho preguntando por el paradero de la tumba de mi madre medio que ella estaba aquí, me he escabullido un par de veces para venir a llorar en este lúgubre sitio.
- te extraño mamá, me siento tan sola, yo aun te necesito, no es justo que te hayas ido de mi lado, aun estoy perdida y no se que hacer, lo único que siento es enojo, siento rabia y odio, me lastimaron mami, me hicieron mucho daño- mis lágrimas no paraban de salir, jamás en mi vida había llorado de esta manera con un gran dolor y resentimiento.
- Necesito que me consueles,necesito que me cargues en tus brazos tal y como lo hacías cuando yo era una niña, quiero escuchar tu voz diciéndome que todo va estar bien - estaba llorando amargamente en el piso del mausoleo, cuando sentí una manos sobre mí hombro, por un segundo mi corazón revivió - ¡Mamá!- dije con alegría.
- Lamento decepcionarte Alexandra, pero solamente soy yo - Vincenso se agachó hasta quedar frente a mí.
El dolor se volvió mas intenso de lo que era un momento antes, y no lo soporte mas, me lanze a los brazos de Vincenso y llore hasta cansarme, llore hasta que sentí que no me quedaba una sola lágrima para derramar, el no dijo nada solamente me acariciaba el cabello dejándome llorar en su pecho, era justo lo que necesitaba, cuando las lágrimas cesaron levante mi rostro para encontrarme con el de Vincenso, el solamente limpio mis lágrimas, me sonrió pacíficamente, me observo por un momento.
- Alexandra, se que esto es difícil para ti, tu madre ya ni esta y nadie jamás llenara ese vacío que hay en ti, pero quiero decirte que tu puedes contar conmigo para lo que tu quieras, de ahora en adelante yo seré tu ancla y tu seras la mía ¿te parece?- termino de decir.
- muchas gracias Vincenso, de verdad necesito alguien en quien apoyarme, no tengo nada en este mundo, necesito aferrarme a algo mas que no sea esta sed de venganza que esta en mí - entrelazo sus manos con las mías.
- Te ayudare a vengar la muerte de tu madre y lo que esos malditos te hicieron, te lo aseguro, solo dejame acercarme a ti; y cuando sientas que estas a punto de caer al vacío sostente de mi mano, yo jamás te dejare caer - beso mi frente.
Me ayudo a levantarme del piso en el que me encontraba, Vincenso llevaba un ramo de margaritas en sus manos, cuando llego,me las mostró y las pusimos en su tumba, me despedí de mamá colocando un beso con mi mano sobre su lápida, al menos me sentía mejor, el reprimir mis lágrimas solamente me hace sentir peor, pero no puedo dejar que nadie mas que no sea Vincenso me vea en ese estado, una vez más creo que puedo levantarme de esta caída que me atormenta el alma y el corazón, salí de allí con el pensamiento de ser mas fuerte, este es mi camino, es espinado, me lastima con cada paso, pero el dolor solamente aumenta mi sed de venganza, Voy a terminar con cada uno de ellos asi sea lo último que haga en esta vida, porque mi nombre es Alexandra Greco y yo jamás olvido una sola falla.
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El Infierno de Alexandra
RomanceAlexandra Greco sufrirá en carne propia el dolor más insoportable en este mundo, lo que la llevará a tomar una sed de venganza insaciable, le será tendida la mano de una persona que es completamente ajena a ella, queda desprotegida con la muerte de...