- ¡Cielo santo! ¡Alexandra! ¡Te ves hermosa! - la expresión en la cara de la señora Lombardi, solamente me decía que el verme vestida de novia era algo sumamente encantador.
- Te ves preciosa Alexandra, te dije que te verías hermosa, pero pareces una princesa sacada de un ciento de adas, esto superó mis expectativas - Bella giraba alrededor de mí, admirando la belleza que de alguna forma jamás hubiese visto por ningún lado.
Mi reflejo en él espejo era sumamente satisfactorio para mí, me encontraba feliz con lo que observaba, me sentía como la rosa mas delicada y perfumada sobre la faz de la tierra, a eso se refieren cuando las novias dicen que han tenido esa sensación con su vestido de novia, no es algo que escojes es algo que se siente, es como si él vestido te escogiera a ti y no al revés.
- Bien, Alexandra, tuviste tu momento de diversión, ahora date prisa que debemos irnos - la fastidiosa voz de Verónica exasperaba mis oídos, con toda la altanería del mundo se paraba frente a mi, colocando ambas manos sobre su definida cintura.
- Sí, se que debemos irnos, pero me tomé mi tiempo para hacer algo que yo quería, creo que es justo el momento perfecto para informarte que yo no soy uno de tus empleados, así que Verónica no te confundas conmigo y bajate de esa nube de superioridad y egocentrismo que tienes frente a mí - dichas estas palabras me di la vuelta, en busca del camino de regreso, de inmediato cuando entre el vestido se deslizo por mi piel hacia abajo.
Una vez con mi ropa de regreso salí del probador, de camino a la casa Lombardi me límite únicamente a observar el recorrido, pasamos frente al pequeño pueblo que una vez no hace mucho fue mi hogar, mi corazón se detuvo y se destrozó cuando pasamos frente a la panadería que alguna vez perteneció a mi madre y a mí, nuestro lugar, nuestra vida y todos mis recuerdos sintieron estallar en pequeñas partículas de dolor que se expandían justo en los lugares mas dolorosos de mi alma, los recuerdos del día en que todo termino para mí me invadieron la cabeza martillando mi conciencia, alguna vez desee olvidar ciertos momentos de mi vida, pero jamás desee con tanta fuerza eliminar de mi cerebro y mi sistema aquella fatídica noche, el recorrido que para mi pareció ser en camara lenta, no duro mas de diez segundos.
Al llegar a la casa me excuse diciendo que me encontraba indispuesta y subí de inmediato a mi habitación para encerrarme y dejar que las emociones me controlaran, la dureza de la vida en ocasiones puede ser demasiado cruel, pero supongo que hay un camino marcado por el cual todos debemos caminar como una acción predeterminada para cada ser viviente.
La tarde paso en un abrir y cerrar de ojos, las lágrimas que debían abandonarme fueron derramadas con toda libertad en la soledad de mi habitación, luego de ese momento de debilidad me levante dispuesta a demostrar que por mí no pasaba absolutamente nada, sequé mis lágrimas, arregle mi rostro para que se viera mas o menos decente, justo la hora de la cena, debía bajar aunque no tuviera ánimos, al llegar al comedor todos estaban reunidos a punto de comer, hablaban de temas ajenos a mí y los negocios, temas sin ningún punto principal como objetivo, me senté al lado de Vincenso el cual me recibió con una sonrisa en los labios.
La cena transcurría entre platicas de las que yo no era partícipe, esta noche sentía que dentro de mi había una bomba a punto de explotar, sin embargo lo camuflaba muy bien debajo de mi postura serena, comía en silencio dedicada miradas a Vincenso solamente.
- Hoy fue mi prueba de vestido, la última al fin, me quedo precioso - Verónica seguía enamorada de su propia imagen en el espejo.
- Lo bueno es que la boda será muy pronto - la emoción de la señora Lombardi al ver que uno de sus pequeños herederos contraería matrimonio era mas grande que el ego de Santino, si es que esa remota probabilidad existiera.
- lo sabemos falta poco - el egocéntrico antes mencionado hizo acto de presencia por primera vez en la conversación.
- Saben Alexandra se estuvo probando un vestido de novia hoy - el tono venenoso en lo que es su voz de arpía me dejo colérica, a ella que mas le da, tal vez fue la emoción de los elogios hacia mí en ese momento lo que la hizo enfurecer, la mirada de Santino se fijo en mí. - No es así Alexandra - tomo su copa de vino entre sus dedos y tomo un sorbo de este.
- Así es - fueron las únicas palabras que pude formular sin perder la razón.
- Le quedaba precioso, además fue solo por diversión - agrego Bella.
- Sí, aunque no se como alguien como tú, Alexandra, podría vestir ese color, digo por lo que ese color en específico representa en una boda - lo sabía, sabía que algo tenía entre manos, lucho con mis instintos para controlarme.
- ¿alguien como yo?- me reí con ironía.
Vincenso tenía toda la intención de hacer mención en algo, pero levante mi mano derecha para que no hablara, con la mirada de todos sobre mi, incluida la de un Santino que no sabia que expresar en sus facciones, me levante abruptamente de mi asiento y deje caer con brusquedad él tenedor en la mesa, mi enojo se fue a punto de ebullición.
- Sí, con eso de "alguien como yo"- hice comillas con mis dedos - Te refieres a que fui violada, entonces dejame decirte que no se si es correcto que alguien como yo use ese color en específico, el color blanco, pero dejame decirte que si alguien como tú puede usarlo, es decir una perra como tú puede hacerlo, ¿porque yo no podría? No es de tu incumbencia, o no se si vas por allí metiendo tus narices en la vida privada de las personas, pero yo jamás he intimado con un hombre al menos no por voluntad propia, así que volviendo a la respuesta de la mención de tu pregunta, alguien como yo si podría usar un vestido de novia de color blanco, incluso lo haría con la frente mas en alto que tú, aún así alguien como yo derrocharía más pureza de lo que tu podrías Verónica, porque según me parece tan virgen como aparentas no eres ¿no es así?- mis ojos hechando furia se clavaron en Santino,
quien me observaba serio, la obscuridad en su mirada era intimidadora, aunque no creo que más que mi semblante ahora mismo. -Señores Lombardi, lamento esta escena, si me disculpan voy a retirarme - sin esperar respuesta salí, casi corriendo hacia el jardín trasero de la casa.Mi pecho subía y bajaba intentando controlar mi respiración, paso un bien momento para calmarme, justo cuando Vincenso estaba parado frente a mi con sus brazos extendidos, corri a el para abrazarlo, enredo sus brazos en mi cuerpo calmandome.
- No le prestes atención, nada de lo que dijo puede ser mas que una vil mentira- pronunció.
- lo se es solo que ella me provoco y yo no me sentía bien esta noche- respondí viéndolo a los ojos.
- me encantaria verte vestida de novia, para mí - sus preciosos ojos se obscurecieron.
La luz de la luna estaba en todo su esplendor y combinaba a la perfección con su mirada profunda, allí ante su mirada sobre mí, unió sus labios a los míos y por primera vez en mucho tiempo tuve un beso libre de culpa, lo que se sintió tan bien, sus labios sobre los míos lejos de atormentarme me deleitaba con su sabor, el lentamente se alejo de mí, lo observe breves momentos y lo tome del cuello de su camisa suavemente y lo atraje de nuevo a mis labios, el de inmediato se perdió en la sensación de ese beso.
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El Infierno de Alexandra
RomanceAlexandra Greco sufrirá en carne propia el dolor más insoportable en este mundo, lo que la llevará a tomar una sed de venganza insaciable, le será tendida la mano de una persona que es completamente ajena a ella, queda desprotegida con la muerte de...