Capítulo 7

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Pov Alexandra

Salí de la habitación para dar un pequeño recorrido a los alrededores de la casa Lombardi, esta casa tenia de todo, paseaba de un lado a otro cuando algo atrajo mi atención, una especie de bodega con las puertas abiertas y varios hombres fuera de ellas limpiando sus armas, cada vez que todos me ven, me tratan como si yo fuera parte de esta familia, cuando solamente soy una moribunda a la que le tuvieron lástima y no quisieron dejar morir.

Me adentre en él lugar y allí estaban los hermanos Lombardi, Santino y Vincenso, estaban practicando su puntería, sostenían ambos una pistola en la mano, desde la misma distancia disparaban hacía dos objetivos, las detonaciones eran estruendosas, pero eso no me podía asustar, Vincenso se quitó las orejeras de protección y los lentes y volteó su mirada en mi dirección.

- Alexandra, ¿que haces aquí?- me pregunto sonriendo levemente.

- estaba dando un pequeño recorrido y llegué hasta aqui- le respondí.

Santino apenas y me había dirigido la mirada, seguía concentrado en sus disparos.

- ya veo, que bien que ya te sientes mejor- dijo Vincenso.

- sí- le sonreí.

Pasé mi vista por todo él lugar, habían diferentes clases de armas, todas de diferentes tamaños y modelos, calibres distintos.

- ¿me enseñas?- miré a Vincenso.

-¿porque una señorita como tu quisiera aprender algo como esto?- una sonrisa amarga se formo en mis labios, yo no era una señorita, mi pureza había sido arrancada de mí sin permiso alguno.

- ¿y porque no?- respondí encogiendome de hombros.

- buen punto- se acerco a mí.

Cuando tomó mi mano la incomodidad se apoderó de mí, solo sentir su tacto en mi piel quemaba, él retiro su mano de inmediato al notar lo que estaba pasando.

- no fue mi intención incomodarte- se alejó un poco.

- no te preocupes, solo tengo que adaptarme- le Sonreí.

Santino se acercó, me dio él arma en mis manos, me tomó de los hombros y me puso frente al objetivo, levante ambas manos sosteniendo la pistola, apunté.

- Jamás debes perder de vista a tu objetivo, concentrate en él punto donde quieres dar y dispara, se firme ya que la presión puede empujarte hacia atrás- dijo Santino pegado a mi espalda, sus palabras resonaron cerca de mi oído.

Disparé, efectivamente la presión me empujo hacia atrás, Santino estaba detrás de mí así que no caí, curiosamente le di casi en él centro.

- fue un muy buen tiro- dijo eso y Santino decidió retirarse.

Vincenso, lo observó en silencio, luego fijo su mirada en mí.

- bien hecho calabazita- me reí por su apodo infantil, aunque debo admitir que si es casi del color de las calabazas.

- ¿me enseñaras algo más?- lo miré con un poco de súplica.

- te enseñaré a cargar una tolva ¿te parece?- me guiñó su ojo derecho y yo asentí.

Uno de los hombres desplegó varias armas sobre una mesa, llamo mi atención una  la tomé con mi mano.

- esa es Remington calibre nueve milímetros, tiene dos tolvas recargables, ven te enseñaré- se sentó en una silla y yo en la otra- tomarás las balas y las insertarás aquí en este compartimento, siempre y cuando no quieras que queden huellas hazlo con un pañuelo - empezó a meter una por una - A esta pistola le caben doce balas- me la dio en las manos.

El Infierno de AlexandraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora