El Infierno de Alexandra

Capítulo 27

Después de dejarme en mi habitación Vincenso se fue a dormir, o eso fue lo que yo pensé porque estaba a punto de apagar la luz cuando tocaron a mi puerta.

Me acerque despacio, estire mi mano para alcanzar la perilla de la puerta, pero antes que yo la abriera, esta de golpe se abrió, asombrada alze la mirada dejándome ver a un Santino realmente serio, entro sin mas y cerro la puerta detrás de el.

- ¿necesitas algo?- intente que mi voz sonara lo mas serena posible.

El no respondió se acerco bruscamente y me tomó por ambos lados de mis brazos, sin decir una palabra unió sus labios con los míos, ¡que rayos! ¡el me esta besando! Lo empuje levemente.

- ¿¡que pasa contigo!?- estaba alterada pero lo susurré, no quería que todos se dieran cuenta que el estaba en mi habitación.

- ¡TU! - Exclamó de golpe y vaya que estaba enojado.          - Vas por allí, paseándote con mi hermano, besándolo, en serio trate de hacerme creer a mi mismo que no siento nada por ti, trato de decirme que solo quiero llevarte a la cama y hacerte mía, pero los celos que siento al verte con MI hermano no son para nada de alguien que solo quiere follarte, desde que llegaste te has metido en mi cabeza y he tratado de sacarte una y mil veces y cuando logró convencerme al fin, de nuevo te paseas frente a mí con tu sonrisa coqueta e inocente y no puedo contigo- término sus palabras y de nuevo me beso.

Yo no sabia que hacer ni siquiera me dejo hablar, y quien hablaría con los labios de un hombre como este deborandote, me acercó mas a él poniendo ambas manos en mi espalda abrazandome a el, de pronto me deje llevar, pase mis manos por su cabello negro enredando mis dedos en el.

El me levanto y yo enrede mis piernas al rededor de él, lentamente me recostó en la cama con él encima de mí sin dejar caer todo su peso sobre mí, yo empezaba a sentir algo que no sentía con Vincenso, era algo diferente y no quería que se detuviera, yo quería mas de Santino, sus besos fueron bajando a mi cuello, mientras sus manos pasaban por mis piernas, mi mente se nublaba cada vez más, hasta que de pronto algo dentro de mi cabeza hizo clik, el se acababa de acostar con Verónica y ahora estaba aqui conmigo, así que me levante lentamente el se paró junto conmigo, su torso descubierto bien que era una tentación, pase mi palma por las líneas de sus músculos.

- Tocame yo no me rompo - dijo jadeante.

Me tomo de nuevo y buscó el cierre de mi vestido, lo bajo lentamente y cayó al suelo, era aquí donde le enseñaría que no soy su servilleta, salí del vestido con su mirada sobre mí, me acerque a el y lo empuje levemente haciendo que cayera sentado en la orilla de la cama, vaya que se veía sexy, pero el no jugaría conmigo, puse mis manos sobre sus piernas y me incline hacia el con mis labios cerca de los suyos.

- Quieres poseerme y estar dentro de mí - roze mis labios con los de él - Quieres estar dentro de mí hasta que yo te pida más - el asintió loco de excitación - Hacerme tuya - me senté sobre sus piernas.

- Ni siquiera te imaginas todo lo que quiero hacerte - me acerco a él dispuesto a besarme.

- Pues en eso caso - dije lo mas sensual que yo podía sonar - ¡Dejame decepcionarte! - lo dije con severidad en mi voz - Vienes aquí a buscarme después de haber estado entre las piernas de Verónica, ¿es en serio? ¿¡crees que me voy a acostar contigo!? ¡No Santino! Yo no soy tu juguete, ni tu servilleta que te sirve para secarte cuando estas mojado - realmente estaba furiosa.

- Alexandra, esa no fue mi intención - dijo sereno.

- No fue tu intención hacerme sentir como una cualquiera, ¡carajo! ¡vas a casarte en dos días! Como sea tenía que ser una mas de tu lista no es así, por favor sal de mí habitación - estaba a un hilo de que se quebrara mi voz.