Capítulo diecinueve

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Richard.

Las caderas de Jenna se mecen encima de mi miembro y siento que voy a explotar si no estoy dentro de ella.

—No sabes lo hermosa que te ves en estos momentos—le digo subiendo mi mano hasta su cuello y apretando un poco.

Un gemido sale de su boca y siento como sus jugos mojan un poco mi bóxer, sin aguantar las ganas bajo mi mano hasta su cadera y la levanto un poco para bajarme la única barrera que nos separa. Cuando la mirada de Jenna cae en mi miembro se moja los labios.

—Te necesito, Richard—dice entre jadeos.

—Dilo Jenna—le digo pasando uno de mis dedos entre sus labios vaginales.

—Follame Richard—dice suplicante.

Sin perder tiempo con un poco de ayuda de ella la levanto con una de mis manos agarro mi miembro para guiarlo a su entrada y sin mas ella se deja caer en toda mi longitud probando que los dos gimamos por el impacto. Nuestras respiraciones son agitadas, pero a Jenna no le interesa empiezan a subir y bajar en todo mi miembro, sus manos apoyadas en mi pecho, mis manos en sus caderas haciendo que sus movimientos sean más rápidos.

La seguridad con la que se mueve hace que se vea más atractiva, alzo mi cadera para encontrarme con sus movimientos. La intensidad y la fuerza de las embestidas hace que le de en un punto donde hace delirar a Jenna, sus gemidos son cada vez más altos. Mi pecho arde por las marcas de sus uñas, pero no importa, veo como el sudor empapa su cuerpo por completo.

—No sabes las veces en las que pensé en este momento. Tu gimiendo mi nombre, montando mi polla como la diosa que eres—le digo soltándole una nalgada.

El sonido hace que el orgasmo crezca más, las paredes de su entrepierna me apretan avisándome que su orgasmo se acerca. Rodeo su cintura con uno de mis brazos, en un abrir y cerrar de ojos ella esta debajo de mí.

No pierdo tiempo en volver a entrar en ella con más fuerza llevo una de sus piernas a mi cintura para que la entrada sea más profunda.

—Dios Richard, más—gime sin vergüenza alguna.

—Vamos déjame escucharte gemir mi hombre—aumento la fuerza.

Bajo mi cabeza y meto uno de sus pezones en mi boca mordiéndolo, lagrimas resbalan por sus mejillas sonrojadas, suplicas salen de su boca al mismo tiempo que entro y salgo de ella. Mis embestidas agarran más fuerza haciendo que sus gemidos se conviertan en gritos de puro placer, sus pechos rebotan por la fuerza con la que empujó dentro de ella. Siento como las paredes de su entrepierna aprietan más mi miembro y pronto Jenna se desase en su orgasmo.

—¿Puedo venirme dentro?—le pregunto jadeante.

—Si, si, si—dice en puro éxtasis.

Siento una tensión en mi espalda baja y no aguanto más, exploto en éxtasis. Me dejo caer encima de Jenna tratando de no aplastarla con mi peso. Trato de controlar mi respiración cuando Jenna habla.

—No te dejare ir si me sigues follando así—dice riendo.

Eso me hace reír y es cuando recuerdo que sigo dentro de ella, con sumo cuidado salgo lentamente de ella y admiro la mezcla de sus jugos con mi semen.

—Estamos tan calientes que se nos olvidó el condón—le digo serio.

—Estoy en control. Desde hace tres años estoy en control de natalidad—me dice pasando sus manos por su cara tratando de quitar pechones de pelo.

—¿Estas segura?—le pregunto tratando de asegurarme.

Me dice que todo está en control, me levanto del sofá y camino al pequeño baño que hay en la planta de abajo en el camino agarro mis boxers y me los pongo. Mojo una toalla para limpiar a Jenna, salgo del baño y me encamino de nuevo a la sala puedo ver como Jenna esta tratando de encontrar algún tipo de ropa.

Destinos Cruzados - [BORRADOR] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora