Motel California - Stydia

Capítulo 13

25 de Diciembre. (Parte 2)

Me arrepiento de mi idea. No fue una buena idea.

Y me alejo al instante. — Lo-

Pero me interrumpe antes de que pueda terminar. — No lo digas.

Él sabía que estaba a punto de decir que lo sentía.

Trato de contener mi respiración y mis nervios para volver a hablar. — De acuerdo. No lo haré.

Y cuando se vuelve hacia mí de repente, esta vez moviendo todo su cuerpo en mi dirección, me convierto en un manojo de ideas desesperadas. Sus ojos me persiguen. Pero es tan pronto como se enfrenta a mí que me doy cuenta de lo cerca que estamos ahora. En una maldita cama tamaño california king... sé que no deberíamos estar tan cerca.

Ni siquiera le da tiempo a pensar, cuando levanta la mano para coger mi collar una vez más. Y sus ojos se clavan en él.

— ¿Qué es esto? — pregunta, pero su voz no tiene forma.

En ese momento estoy suspendida. Y creo que he dejado de respirar así, de corte. Intento tragarme los latidos del corazón.

— Un collar.

Asiente con la cabeza. — Sé que es un collar — su voz es apenas un susurro. — ¿Pero qué es?

Pero los gritos dentro de mi cabeza son más fuertes. Se refiere al dije, a la forma de mi collar. Eso es lo que pregunta. Pero apenas puedo encontrar la respiración de mi cuerpo y me concentro tanto en calmarla que se acelera aún más. Su mano está demasiado cerca de mi pecho y me asusta la idea de que pueda notar lo nerviosa que estoy por el movimiento de la respiración.

— Es una estrella rota.

Frunce el ceño, jugando con ella con los dedos y haciéndola girar alrededor de su palma durante unos segundos. Y luego abre los labios. — No la veo.

Trago saliva. Hay indicios de que debería alejarme desde el primer momento, pero no soy capaz de moverme.

Así que sigo hablando. — De eso se trata... — empiezo, mi voz es débil. — La gente sólo puede ver las estrellas cuando brillan.

Era una especie de metáfora. Encontré el mensaje filosófico en el paquete cuando lo compré en alguna tienda hippie. Se supone que compara las estrellas con las personas. Que en realidad no las ves sólo cuando brillan, sino que siempre han estado brillando pero sólo cuando llega la oscuridad eres capaz de verlo. Y lo mismo ocurre con las personas, crees que de repente brillan pero no es así. Siempre lo han hecho, así que la gente se siente obligada a hacer algo para que se sientan mal por ser fuertes, como la oscuridad. Entonces, el collar tenía la forma anudada de una estrella rota, es incapaz de verse bien. Sólo sé que es una estrella porque lo leí en el paquete y me pareció bonito, pero nadie ha identificado realmente la forma.

Somos iguales. La gente apenas ve a los demás por lo que son.

Vuelvo a escuchar su voz, no suelta el collar y mi corazón sigue latiendo increíblemente rápido. — ¿Por qué lo llevas siempre puesto?

Mis ojos comienzan a vagar hacia su rostro, pero él tiene su mirada fija en mi cuello. — No lo sé. Me gusta... me he acostumbrado — le dije. — Supongo que me siento rara si no lo llevo puesto.

Sus ojos también se desvían. Entonces, empieza a arrastrar la cadena de mi collar alrededor de mi cuello, como si buscara el cierre en forma de pinza. — ¿Qué estás haciendo?

— Te lo estoy quitando.

Frunzo el ceño, la ansiedad me invade. — ¿Por qué?

— Porque me impide mirar el lunar que tienes justo debajo — lo señala con el dedo después de quitarme finalmente el collar — Ahí.