Motel California - Stydia

Capítulo 48

20 de Marzo.

Me duele mucho la cabeza. Creo que estoy lejos de ser un humano y más cerca de convertirme en un mapache dentro de un contenedor de basura.

Estamos en la casa del lago, los cuatro. Ni siquiera recuerdo a qué hora llegó Danny. Fue hasta como mediodía que nos despertamos. Como Allison y Danny eran un desastre, Scott fue el único que me ofreció su ayuda con el desayuno. Luego, nos obligamos a tomar una ducha. Y unos minutos después, Allison me estaba arrastrando al salón para sentarme en el sofá, pidiéndome que abriera los regalos.

Ella me regaló el libro del que le he estado hablando tanto, En la tierra somos fugazmente grandiosos. Scott me regaló una chaqueta vaquera, que me encantó, y Danny me regaló un conjunto de lencería negra de dos piezas. Y era casi transparente. También me compró una camiseta rosa que decía « No finjas orgasmos »

Ahora estábamos comiendo el resto del pastel de cumpleaños que me compró mi madre ayer.

Allison estaba sentada a mi lado cuando empezó a susurrar — Oye, ¿qué pasó con ese chico anoche?

— ¿Qué chico? — pregunté, distraída

— Ese chico... ¿del que me hablaste cuando me llamaste? Me dijiste que era el mismo con el que te enrollaste el invierno pasado

Casi me atraganto con el siguiente trozo de pastel. Todo mi ser se estrelló en un estado de parálisis del sueño, hasta que me desperté segundos después.

— Joder

— ¿Qué? — Allison susurró

Las imágenes volvieron todas a la vez, sin poder detenerlas. Cuando me desperté esta mañana, recordé haberlo visto en la fiesta. Pero me perdí totalmente después de mi séptimo shot, hasta ahora. Mierda. Creo que me voy a desmayar

— Oh, no...

— ¿Oh, no, qué? — insistió, todavía tratando de no levantar la voz.

Puse una mano en mi pecho. — Soy una estúpida, Allison

— Este juego no es divertido, ¿me lo vas a contar o no?

— Fui muy grosera con él, y ni siquiera sé por qué — puedo escuchar la vergüenza en mi voz — Probablemente me odie ahora

— ¿Qué le dijiste?

¿Qué no le dije? Quiero enterrarme en un agujero y no salir nunca.

Miré a Danny y Scott por encima de mi hombro — Hablaremos de esto cuando lleguemos a casa. A solas, ¿de acuerdo?

Puede que se diera cuenta de la preocupación en mi voz, porque se limitó a asentir y no me hizo más preguntas al respecto. Pero ahora no puedo dejar de pensar en eso. Oigo su voz gritándome, oigo la mía gritando de vuelta. Cierro los ojos. Esto no es bueno.

Después de un rato de esto, los chicos deciden irse y prepararse para mañana. Se suponía que regresaríamos a Massachusetts muy temprano.

— Muchas gracias por los regalos. Nos vemos mañana, no llegues tarde

Allison guiñó un ojo — Por supuesto que no. ¡Te quiero!