Capítulo 2

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22 de Diciembre. (Parte 2)

Tal vez fue lo mejor.

¿Qué estoy diciendo? Obviamente fue lo mejor. No debería haber un tal vez.

No conozco al chico. Puede tener mi edad, pero sigue siendo un total desconocido que me topé en un cementerio. En un pueblo que no conozco. Invitándome a ir a otro lugar que no conozco.

Es la primera vez que visito Fairvale. Eran las vacaciones de invierno, y Jackson insistió en que pasara unos días con su familia. Y en lugar de declinar y decir que lo pasaría con la mía, fui. Quería pasarlo con él. Ya había pasado demasiadas vacaciones de invierno con mi familia, pensé.

Y eso es lo que me gano. Mal Karma es como lo llaman.

Suspiré y me volví a tumbar en el frío suelo. Volviendo a sacar las cosas que guardé. Cierro los ojos.

— ¿Estás loca? — la señora Whittemore me grita — ¡¿Cómo piensas pagar eso?! — señala las ventanas.

— ¡No le voy a pagar nada a tu hijo, que se la chupe! — y lanzo otra piedra a la ventana.

Ella parecía horrorizada por mi elección de palabras y mis acciones.

Se tapó la boca con una mano. — ¡Dios mío! David, haz algo con esta chica — llamó a su marido, pero éste no aparecía por ninguna parte.

Me reí, pero estaba conteniendo mis lágrimas de rabia. — Tu haz algo con ese imbécil que tienes por hijo.

— Lydia, entra — se atrevió a hablarme el muy idiota. —Podemos hablar de esto. Deja de comportarte como una loca, deja el coche. Solo entra

Pero me eché atrás inmediatamente. Mis ojos se hunden en fuego sobre él mientras escupo las palabras.

— Vete a la mierda, Jackson.

No puedo dormir. Me vuelvo hacia un lado y me cubro con una prenda de ropa. Me meto la mochila detrás de la cabeza y me hago un ovillo. Me obligo a pensar en otra cosa mientras aprieto los ojos.

Glen Capri. Apartado de correos 217. Esas indicaciones se repiten en mi cabeza.

Vuelvo a gruñir y abro los ojos sin querer. La lápida me mira fijamente. 

« Madre y esposa. El corazón de la familia, siempre en nuestra memoria. Claudia Stilinski. 1972 - 2004. »

¿Podría haber sido la madre de ese chico? Es muy probable. No hay foto y no puedo decir si se parecen. No es que eso ayude, ya que no pude ver bien su cara.

Pero si los cálculos que hice hace unos minutos fueron correctos, y considerando que tenemos la misma edad, él también tenía ocho años cuando ella murió.

Un niño que perdió a su madre tan pronto. ¿Podría ser peligroso?

Sacudo la cabeza. ¿Por qué me lo pregunto? Por supuesto que podría serlo. Muchos asesinos en serie tienen pasados retorcidos y vidas tristes. No todos. Pero muchos sí.

« Pero no todos los que tienen un pasado triste acaban siendo criminales. » Mi subconsciente me regaña, y yo resoplo.

Sí, lo sé, eso es lo que he dicho. O pensé... lo que sea.

Ahora todo está más oscuro y borroso, pero aún puedo distinguir algunas sombras. Y me vuelvo a tumbar en la hierba otra vez, intentando dormir.

Justo cuando siento que el dolor de mi espalda se hace más fuerte, empiezo a sentir el picor de un par de hormigas que suben por el interior de mis zapatos. Me sacudo en un intento de deshacerme de ellas y gruño. Maldita sea. Odio las hormigas.

Motel California - StydiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora