Motel California - Stydia

Capítulo 15

25 de Diciembre. (Parte 4)

Intento beber mi café y desayunar sin pensar en lo que había pasado.

También intento no cerrar los ojos. Porque siempre que lo hago lo empiezo a recordar todo. Y casi siento la necesidad de gritar allí mismo.

Limpio la cocina y espero unos segundos para salir por fin. Pero no me meto dentro del mostrador como cuando estaba Cora, sino que empiezo a caminar desde afuera y me quedo allí.

— ¿Me das las llaves para llevar mis cosas a mi habitación?

Stiles asiente con la cabeza y saca las llaves, poniéndolas en el mostrador. Las cojo, pero entonces hace una repentina mueca.

— ¿Qué? — pregunto.

— Las malas noticias apestan — su voz es suave.

Como si no me hubiera puesto ya de los nervios, dice eso. Se refiere al hecho de que voy a volver a mi habitación y dejar la suya. Pongo los ojos en blanco y me doy la vuelta para irme. No puedo dejar que los sentimientos vuelvan cada cinco minutos.

Voy a su habitación y cojo mis cosas. No tardo mucho, porque no puedo ni siquiera mirar a mi alrededor y dejar que los recuerdos regresen. Salgo casi corriendo y vuelvo a mi habitación, usando la otra llave que me dio Stiles.

Suspiro y me tiro en la cama. Mirando fijamente el techo que tengo encima.

— No Lydia, eso no sería correcto. Lo sigo pensando. He estado pensándolo todo el día.

Parpadeo. Incluso el techo me da recuerdos. Tal vez no era su cama la que estaba embrujada. Tal vez era él.

Tal vez era todo el motel.

Tal vez yo traje la maldición del cementerio. Después de todo, los muertos sí se enfadaron conmigo por intentar invadir su hogar y ahora me persiguen.

Sacudo la cabeza. « Demuestra a los demonios que Lydia Martin no se deja maldecir. »

Decido hacerlo. Decido que tengo que empezar a buscar una solución a mis verdaderos problemas. Así que salgo de la cama y vuelvo a bajar a la recepción, dispuesta a empezar mi nueva lluvia de planes.

Me detengo de nuevo frente al mostrador. — ¿Hay alguna posibilidad de que la estación de autobuses esté abierta?

Stiles frunce el ceño ante el cuaderno que tiene sobre el escritorio. — ¿Por qué?

Levanto las cejas. ¿Por qué...? ¿Por qué?

— Porque — hago una pausa — No sé si lo has olvidado. Pero estoy atrapada aquí y necesito ir a casa con mi familia.

Stiles sacude la cabeza. — He oído que sólo funcionan los autobuses locales, todas las carreteras que salen del pueblo están cerradas. De hecho, han dicho que la tormenta de nieve sólo está empeorando.

— Bueno, mi madre cree que estoy pasando Navidad con viejos amigos. Tiene que haber una forma de salir de este pueblo.

— ¿No le has contado lo que te pasó?

— ¿Estás bromeando? — resoplé — ¿Después de que elegí pasar la navidad con mi novio en vez de con ella, y literalmente le rompí el corazón? No, gracias. No es como si ella pudiera hacer algo al respecto de todos modos.

No sé si fue parte de mi imaginación, pero vi que sus ojos se oscurecieron desde el otro lado del mostrador. — Ex.

Lo miro, confundida al principio. — ¿Qué?

— Ex novio — aclara por mí — Olvidaste añadir eso.

Mi labio inferior se tira hacia abajo, en defensa. Pero cierro la boca al no encontrar nada que decir. Mi corazón da un giro desordenado.