Motel California - Stydia

Capítulo 39

31 de Diciembre. (Parte 3)

Nos quedamos ahí unos minutos más. Stiles finalmente se sirve un poco de café y nos comemos todas las galletas juntos. Vamos a los columpios un rato hasta que decidimos irnos.

Stiles coge las llaves del coche de vuelta y conduce. No me quejo, porque por alguna razón creo que he llegado demasiado lejos haciendo que me deje conducir su jeep una sola vez. Parece que es muy protector con su coche. Tal vez es porque no tengo mi licencia de conducir, o tal vez porque teme que vaya a romper sus ventanas también. Imagínate.

Stiles toma otra ruta de regreso al motel para llenar su tanque de gasolina. Y de paso, compra unas cajas de sushi para comer cuando salimos. Sigo mirando las calles que me rodean por la ventana. Esta mañana parece muy vacía, probablemente todo el mundo se esté preparando para sus fiestas de esta noche. Intento no pensar en eso y me centro en nosotros.

Stiles conduce de vuelta al motel, pero ahora vamos por otra calle. Mis ojos estudian cada parte de la ciudad y, de repente, algo me resulta familiar. Casi reconozco la carretera por la que íbamos ahora, y cuando miro esas marcas blancas, lo confirmo.

Estábamos pasando por el cementerio. Y la gasolinera por la que acabamos de pasar es la misma de donde saqué el mapa que se comió aquel perro bestia.

Stiles gira ligeramente la cara, echando un vistazo al campo tras la verja. Algo en sus ojos se tensa y luego vuelve a mirar la carretera que tiene delante. Y entonces me acuerdo.

Su voz fría aquella noche, pero tranquilizadora. Su madre estaba allí. Nunca quise preguntarle nada al respecto, porque no quería verme más entrometida de lo que ya fui. Pero por un momento las palabras simplemente salieron 

— ¿Vas ahí a menudo?

Me temo que mi pregunta lo haya incomodado, pero realmente no tengo forma de saberlo. Su expresión sigue siendo la misma, casi ilegible. — Siempre que puedo. Sólo vivo aquí durante los descansos — su voz salió tan tensa como el giro de sus ojos.

Asiento con la cabeza. — Cierto

Vuelve a haber silencio. Stiles fija sus ojos en la carretera con un movimiento de cabeza y ligeros parpadeos, como si estuviera recordando algo. Tiene la mandíbula apretada. Siento una pequeña punzada en el estómago. Decido no hacer más preguntas sobre el cementerio y trato de cambiar de tema rápidamente.

— ¿Tienes hermanos? — le pregunto, fingiendo un sonido despreocupado.

— No. ¿Y tú?

— No, me gustaría tenerlos. Pero mi mejor amiga es como mi hermana.

Asiente con la cabeza y sigue conduciendo. No sé por qué, pero quiero saber más sobre él. Lo que piensa y lo que siente. Pero sé que no puedo preguntar esas cosas. Y realmente quiero apartar su mente de lo que sea que esté pensando que hace que sus ojos caigan de esa manera.

Así que le hago otra pregunta. — ¿Tienes un mejor amigo?

Realmente pensé que diría que no, pero entonces dice. — Mi padre.

Su respuesta me hace sonreír. Eso es muy dulce. Y me doy cuenta por el tono honesto de su voz que es verdad.

— ¿Y le mientes a tu mejor amigo con frecuencia? — pregunto, recordando aquella vez que me dijo que le mentía mucho a su padre.

Stiles sacude la cabeza. — Sólo... mentiras de omisión.

Pero sigo sonriendo. — Claro.

Stiles me mira de reojo y rápidamente. — Como si tú no le hubieras mentido a tu mejor amiga alguna vez — me acusa.