𝐀𝐌 | Bucky no puede dormir por las pesadillas y Dannika sufre insomnio, ambos hechos concluyen en ellos dos encontrándose en la escalera de incendios de su edificio. De la casualidad surgen grandes cosas.
THE FALCON AND THE WINTER SOLDIER
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En la ausencia de Bucky, los minutos se transforman en días y los días se sienten como siglos. No saber si le podrían estar apuntando con un arma mientras desayuno, me inquieta.
Hablando de armas, la pistola que me entregó se mantiene escondida en uno de los cajones envuelto en ropa para dormir. Bromas aparte, no quiero tener que usarla en ningún momento.
Lo que me trae de nuevo a la lucha mental que me ha quitado el sueño los últimos tres días; no he sabido nada Bucky desde la noche en la estación de policía.
La soledad me ayuda a plantearme todas esas situaciones que Bucky quiso que analizara si llegara a ir más lejos nuestra relación. La realidad es que Bucky no es como yo y eso puede ser tan bueno como malo.
Nacimos en épocas distintas, hemos experimentado cosas abismalmente diferentes y sobre todo, aunque odio admitirlo, él no es una persona normal. Ya sea la identidad del soldado del invierno o el chico plateado de Brooklyn que se presumió muerto en la segunda guerra mundial, ambos fantasmas siempre le acecharían.
¿Cómo sería para mí?
Sería una ilusa si creyera que no me vería arrastrada por todo eso.
Al día de hoy no duro más de unos minutos en el navegador las veces que me he atrevido a buscar sobre El soldado del invierno. Bucky no me habla de eso, pero yo necesito saberlo, debo entender la magnitud del daño, qué tan malo fue y qué tan malo podría tornarse.
Conozco todas esas partes que me ha dejado ver, las que he escarbado, pero no es suficiente.
¿Valía la pena? ¿La sangre y el miedo? ¿El peligro que acarrearía? ¿Vivir en ascuas de perder a quien quieres?
Sí, no tengo duda de que Bucky vale la pena.
La cuestión es si podemos hacerlo funcionar y si él piensa que vale la pena. Al menos de momento tenemos a nuestro favor lo bien que ha ocultado quien es en realidad.
Camino al trabajo por la mañana, recibo un mensaje de texto de un número internacional desconocido. No dice mucho, no obstante el mensaje es claro.
"Dile al soldado que salga de nuestro camino, tenemos tanto derecho a existir como él."
Tan desesperada estoy por sentarme que me estampo como una mosca en el vidrio de la puerta del café, dentro está oscuro y el letrero de abierto tiene las luces apagadas.
¿No han abierto hoy y ni se han molestado en avisarme?
Jaime llega al rescate cuando les escribo las malas noticias en el chat grupal que tenemos con él, Holly, Mark y antes de que la sacara, Alicia. Sí, como sea, no iba a crear otro grupo solo por ella, mi teléfono es viejo, no da para almacenar tanta información.
