Klano| Por culpa de las expectativas.

Capítulo 57|Terapia de pareja

Actualmente.

El amor no entiende de lógica.

El amor viene acompañado del cariño y la protección, podremos ser egoístas por naturaleza o cometer locuras, pero cuando se trata de amor real tú único interés es el proporcionarle bienestar a aquella persona especial. No importa si es amor de pareja, de una madre, de familia o a una mascota, comparten el mismo interés.

Y el hecho de que el amor te lleve como montaña rusa; es decir con sus bajas y altas., no significa que tu amor sea tan frágil. Nuestros corazones son espejos que con el paso del tiempo empiezan a agrietarse, es completamente imposible que siempre permanezca intacto, con el paso del tiempo sufrimos sucesos malos que van rompiendo nuestros "espejos" al punto de quedar en trocitos. Todos tenemos una historia que nos destrozó en pedacitos, quizás ahora somos como un puzzle de 80000 piezas y seguro que en este mundo existe alguien que juegue contigo a unir las piezas.

Nuestro P'Techno ha encontrado alguien que ha recogido sus astillados fragmentos y ahora que han pasado mucho tiempo jugando al puzzle, ya es hora de colocar la última pieza.

Llevaba más de cuarenta minutos llorando entre los brazos de Kengkla, rogando al cielo que el mundo dejara de girar y únicamente permitirles que ese momento fuera para ellos. Quería sentirse siempre igual de protegido y amado. Quería seguir abrazándolo.

Ninguno de los dos dijo ni una palabra, todo lo que salía de los labios de Techno son sollozos y eso también hizo que los ojos de Kla se cristalizaran. Los labios del médico presionaron suavemente las mejillas del futbolista, arrastrando su nariz en un toque suave frotando la contraria, Techno abrió sus ojitos hundidos en charcos de lágrimas.

Es cierto que la ruptura es uno de los sentimientos más intensos que puedes experimentar, pero la reconciliación y la conexión con la persona que solías añorar está en otro nivel. Techno no podía dejar de llorar incluso fue más intenso que cuando se separaron.

Sabía que de ahora en adelante las cosas estarían bien, eso le causó un alivio que le hizo darse cuenta del horrible tormento que sufría hasta ahora. No era únicamente él, también Kengkla, él también sentía lo mismo.

¿Alguna vez has sentido eso? Sentirte aliviado de algo que te hace percatar de la carga que llevabas todo este tiempo y ante el mínimo tacto te deshaces.

Es justo así como ambos se sienten.

Es el fin de la tormenta, la luz al final del túnel, la cura que tanto buscan.

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—¡Ai'No ya llegué!— P'Mamá entró a la habitación quedando sus pies clavados a la alfombra al ver la decoración de lucecitas brillando en la oscuridad, la luz azul que emite la pantalla del televisor y en medio de la cama a su hijo recargado en la espalda de Kla y ambos envueltos en una mantita esponjosa.

—Hola, Mamá— Respondió P'No siendo alimentado con la cucharada de helado  que le dio Kengkla.

La mujer alzó ambas cejas y sin más se acostó en la cama.

—¡Wow! No pensé que fuera posible que ustedes permanecieran en la misma habitación sin arrancarse la ropa— La mujer les quitó el bote de helado—. Yo también quiero y mientras me lo termino, pónganme al día de su situación.

Les dieron la una de la Madrugada cuando terminaron su relato, para su suerte mañana no tendrían trabajo ni clases, ni rondas. La mujer se la pasó durante todo el relato comiendo del helado.