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Su madre se encontraba al lado de aquel inerte cuerpo, Tiffany hablaba de lo que había hecho en la semana y como junto a Soobin habían arreglado el cuarto para Jake

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Su madre se encontraba al lado de aquel inerte cuerpo, Tiffany hablaba de lo que había hecho en la semana y como junto a Soobin habían arreglado el cuarto para Jake. Especialmente ella había ido a comprar un estante para los libros favoritos de su único hijo.

Sin embargo, por más que hablaba, Jaeyun sólo lloraba en silencio, sus lágrimas caían mientras acariciaba su delgado vientre.

- Elegí un estante de estilo retro, también te compré un pack de tres libros clásicos. Uno de Shakespeare y dos policíacos. Me dijiste que querías leer algo como Ágatha Christie así que ele-

- Mi pequeño bebé no está. - Jake sólto un fuerte sollozo. - No está... Nunca lo podré conocer.

Sim miró hacia el techo mientras sus lágrimas se deslizaban por sus mejillas hasta caer en la blanca almohada.

- No es justo. - siguió llorando. - No es justo que haya muerto mi padre, no es justo que haya muerto Sunghoon. Yo amaba a Sunghoon madre. ¡Yo aún lo amo! - Jake apretó sus puños en la sabana. Tiffany solo veía a su hijo roto y destrozado. - Cuando murió no tuve esperanzas. Había perdido mi felicidad en un instante. Un día antes me dio un beso y me dijo que me amaba pero eso se esfumó... Entonces, en mi tristeza me enteré que albergaba vida. Pensé abortarlo e irme lejos. Sin embargo, me enamoré de ese pequeño. Lo imaginaba llevándolo al colegio, cantando canciones, dándole besos mientras hacía cosquillas en su barriguita. - las lágrimas y el llanto formaron un nudo en su garganta que le impedía hablar, el dolor solo lo hacía decir monosílabos. - Y..... Ugh- el nudo de nuevo. - Mi be... - las lágrimas entraban en su boca. —bebé.

Su madre corrió a abrazarlo, Jake al sentir los brazos de su progenitora se derrumbó cayendo suavemente hasta apoyar su peso en el hombro de la mujer, como loco sus manos abrazaban a su madre en busca de llenar ese vacío que sentía en el pecho, pero nada. Aún sentía dolor y desesperación.

- Yo sé que duele cariño. - Tiffany tenía ganas de llorar pero quería ser fuerte. - Aún así tu vida no acaba aquí Jakey. Tú eres joven, eres valiente y nunca reemplazaras el amor de un hijo pero tienes que aprender a vivir con ello y ser la mejor persona para ese angelito.

Jake negó mientras tomaba la cara de su madre entre sus palmas. - Algún día morirás madre y yo. Estaré solo, sin alguien con quien dormir o besar ni tampoco con alguien con quien sufrir.

- Jake no digas eso.

Tiffany nunca moriría tranquila sabiendo que dejaría a su hijo solo y triste. Eso era la pesadilla para cualquier madre.

- Madre, quiero irme de aquí. - habló limpiando sus lágrimas. - Ya no quiero estar en el palacio, quiero estar tranquilo. Quiero llevar mi dolor en casa, no aquí. Por favor mamá, ayúdame.

Tiff para ese momento también había soltado algunas lágrimas, madre e hijo sufrían. Una triste escena que la vida había creado.

- Está bien mi pequeño. - habló dulce. - Ahora hablaré con el doctor para ir a casa ¿bien?

El Último Rey. Sungjake Donde viven las historias. Descúbrelo ahora