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Sus ojos abrieron de un instante a otro,  no se ubicaba,  no sabía porque estaba ahí y porque había ese olor a medicamentos

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Sus ojos abrieron de un instante a otro,  no se ubicaba,  no sabía porque estaba ahí y porque había ese olor a medicamentos. Sin embargo, como rápido apareció, rápido se esfumó. Recordó todo. Recordó a Chanyeol, recordó como entró en pánico, los guardias corriendo, como Chanyeol tomó el arma y disparó.

Chanyeol disparó en su barriga, donde estaba su bebé.

Cálmate, tu bebé está contigo, Él está sanito. No pasó nada , solo estás aquí porque te descompensaste. Sí. Todo está bien. Solo tienes que tocar tu pancita y verás que todo está bien, que tu bebé está contigo.

Su mano, llena de tubos intravenosos, bajó a su vientre. Jake respiró tranquilo porque sabía que su bebé estaba consigo.

No. No. No. No. ¿Dónde está mi barriga?, No siento a mi bebé.

Alarmado arrancó la sábana que tapaba su cuerpo. Su corazón se paró por unos segundos. No podía creer lo que veía.

Su pancita había desaparecido, no había la protuberancia en donde estaba su bebito. En su abdomen había un corte que ocupaba toda la parte inferior de su cuerpo .

No, esto no podía ser cierto, no, su bebé estaba ahí. Sí. Quizás solo tuvo que nacer prematuro. Ya había llegado a los seis meses, sí, solo estaba en la incubadora y tan pronto él se recupere podrá ver a su bebé. Sí, claro, todo estaba bien. Soobin es doctor, él está cuidando a su hijo. Soobin nunca dejaría solo a su bebé.

La puerta se abrió de repente, su doctor entró a la habitación. A penas el médico levantó la cabeza, se quedó impresionado al ver a su paciente despierto. Sin embargo, sabía que la desesperación en los ojos del príncipe no era nada bueno.

— Doc-Doctor, ¿Co-cómo está mi be-be-bé? — el joven no podía pronunciar palabras. Al doctor se le apretó el corazón al ver como los labios del príncipe temblaban. —Ha nacido prematuro, ¿Está bien? Yo qui-quie-ro verlo, doctor. —a Sim se le cristalizaron los ojos. — Quier-quiero ver como es su carita.

Jake estaba desesperado, pero lamentablemente el doctor no tenía buenas noticias.

— Príncipe, necesito que se calme.

— Estoy calmado. — dijo al instante.

— No, alteza. Por favor, respire conmigo. — el médico tenía que calmar de alguna forma al chico. — Tome aire por 7 segundos... uno... vamos muy bien... cinco... siete. Ahora reténgalo por 4 segundos, eso es. Uno... dos... cuatro. Ahora, exhale por 5 segundos... eso es. Muy bien, ya está tranquilo, príncipe.

Jake solo asintió, sus nervios llegaron a disiparse un poco.

— Alteza... yo... usted es una persona muy buena pero a veces ocurren cosas inesperadas y nos hacen perder la fe en nosotros mismos. Sin embargo, eso solo está en nuestra mente, siempre podemos recuperarnos de esa perdida.

El Último Rey. Sungjake Donde viven las historias. Descúbrelo ahora