Narra Thranduil:
Aquello había sido lejos de increíble, terrible, real, tan real que me tenía descolocado, porque me había recordado en tacto cuánto te extraño y cuanto te necesito. Elay como cada mañana ingresó a la habitación a comenzar sus labores, pero tuve que pedirle me dejara tiempo a solas para analizar lo que acababa de suceder.
-¿Ya me haz vuelto loco mi amor?- solté en pose resignada mientras apoyaba mis codos en las rodillas observando a la ventana. Comencé a investigar el lugar, la sentía, era como si realmente hubiera estado allí, pero era imposible, eso había sido solo un sueño libidinoso.
Estaba un poco avergonzado de haber tenido un sueño así en momentos como estos, me reí de mi mismo, pero no podía negar que extrañaba todo tipo de vida que llevábamos con Gilliel.
Recuperando la compostura que había fallado en mí, atribuía aquello a lo que era, un simple sueño y dediqué la mañana a las tareas de siempre.
Otro día, otra ocasión en que las manos de los silvanos que recorrían el bosque en busca de mi desvelo volvían vacías y con miradas gachas. Ya ni siquiera esperaba reportes, sabia que dependía de mi encontrarla y traerla de nuevo a casa, el problema era que seguía sin tener pista alguna luego de tanto tiempo.
- Su desayuno mi señor - interrumpió mis intrincados pensamientos una de las siervas del palacio, la mesa donde disfrutaba hacer los quehaceres se tornaba inmensa y Elay allí parado como tonto poste en la puerta era simplemente un mal chiste. Con Gilliel presente el haría bromas, estaría participando de la charla a menos que se le pidiese que no, pero ahora estaba hierático, tanto que podría confundirse con la decoración.
Sin demasiado apetito mi mano se dirigió instintivamente a un durazno que silencioso aguardaba sin gallardo atractivo en absoluto en una canasta donde preponderante estaban manzanas y ciruelas; De algún modo mi inconsciente trajo a mí esa sensación, el recuerdo de su piel.
En su textura venía a mi las imágenes de aquellas noches en que compartíamos lo prohibido, era una pequeña y humilde réplica de su tersa y delicada piel. Inconsciente, la fruta fue a rozar a mis labios con instinto casi lascivo y a mitad de mi rostro, uno a uno, sus besos, sus caricias, todo volvía y tan perdido en mis delirios estaba que mis mejillas se tornaron en flor al recordar sus encantos de alcoba y mi piel se erizo.
-¿Asuntos importantes para hoy?- pregunté a Elay quitándole de su trabajo de adorno.
- Nada en extremo urgente, podría considerarse un detalle el reunirse con los ancianos, pero luego de ello todo es transferible a la mañana siguiente mi señor - podía notar cierto tono de sarcasmo en su hablar, pero no tendría el gusto de molestar a un rey. Bastante sin cuidado me tenía lo que un sirviente real pudiese opinar de mis decisiones personales.
- Reuneme de urgencia con ellos, sin demasiadas explicaciones, luego pospone para mañana lo demás y de lo contrario cancela lo que sea considerado - Asintió y se retiró.
La reunión que más que ello pudo llamarse cotorreo llevo un buen cupo de tiempo, ¿cómo podían pensar en la decoración del palacio en la situación actual?,¿estos eran los asuntos reales ahora? Con notaría molestia me levanté sin disculpa, estaba indignado, parecía una burla y no la soportaría.
Camine con dirección a la ubicación de los cuarteles, la mirada de todos era de una gran sorpresa, uno a uno comenzaban a hacer silencio y a agachar la cabeza a mi paso.
¿Qué no sabía?
-Se nota que el rey está ocupado en asuntos del corazón, además está viejo y perdió el toque aceptemos el echo- la voz irrespetuoso de un elfo de rango bajo ingreso a mis oídos este sin percatarse de mi presencia a sus espaldas.
- Desenvaina - solté a su oído, era más bajo, por lo que su sorpresa fue aún más entretenida.
El silencio fue espectral, un cementerio era más animado y el joven se dio vuelta titubeante.
- Mi señor - le interrumpí para repetir la orden.
Un círculo se formó dejando espacio, era muy divertido, normalmente no me tomaría la molestia, pero no le ví la pérdida. Negué el ofrecimiento de mi espada, se vio descolocado, pero era entretenida la situación así que continúe.
- Hiéreme, estoy a mano limpia hazlo - negó confundido, varios de los generales del ejército se acercaron a ver la conmoción. Deje caer mi capa, adoraba ver al zángano de Elay arrodillarse y simplemente repetí.
- Vamos, confío en que mi ejército está entrenado a dicho nivel que ver a, ¿Como dijiste? Ah sí, un viejo que perdió el toque ¿Correcto? - sus piernas temblaban. Uno de los generales alzó la voz.
- Mi rey, solo es un chico tonto usted no tiene que hacer esto - intento calmar la situación.
- En absoluto, continuaremos completamente. Mi padre siempre decía: "El respaldo del peso de las palabras debe ser garantido de las acciones que uno profesa", si de echo soy un viejo estoy más que seguro que un joven soldado podrá derrotar-
Su pobre intento culminó en su valía en el piso, literalmente había terminado en el suelo luego de una simple zancadilla.
- Diría decepcionante pero para ello debería haber tenido alguna expectativa - como era correspondiente le asistí a levantarse, este se pintaba de mejillas rojas y un labio sangrante.
- ¿Supongo que ser viejo y de preocupaciones del corazón no me sienta tan mal, eh? - los soldados aplaudieron y exigir reunirme con los generales.
El ambiente se cortaba con una pluma, solo faltaba una palabra para que todo se derrumbara en pedazos y estaba listo para escuchar la pantomima de todos ellos.
- Innecesario mi rey, solo era un muchacho - soltó Val, uno de los más ancianos intentando distender el ambiente.
- ¿Innecesario? - alce una ceja.
- ¿Mi rey? - repetí su insulsa pregunta.
- En batalla cada soldado debe estar dispuesto y capacitado para enfrentar a sea cual sea el enemigo, no nos hemos ganado nuestro nivel de prestigio por subestimar a nuestros enemigos. Sino por aceptar sus vallas y facultades, sabiendo que son poderosa, pero esforzándonos para aprovechar sus debilidades. - nadie se atrevió a decir una palabra - Si insulto podría dejarlo pasar, pero que un soldado no esté capacitado para cumplir una simple orden y verle titubeante ante ella me hace cuestionar y disculpa el comentario, sus métodos para capacitar a mí ejército -
- Debe entender mi rey - ¿Como se atrevió?
-¿Debo entender? - sonreír con sarcasmo - Usted debe entender que el viejo con asuntos de corazón, está muy preocupado por su ejército, lo que significa la protección del bosque que me tomo muy en serio señores -
Emprendí mi camino, pero honestamente, no me vi satisfecho.
- Por cierto Val, usted está destituido. Elay, encárgate de ubicarle en un nuevo puesto en que no tenga subordinados - sentí su mano en mi hombro y observé su enfurecido rostro sobre sí.
- Usted no puede hacer - me reí.
- ¿No puedo? - le vi directo y pude sentir como su palpitar se detuvo - Que extraño, porque ya lo eh hecho -
En mi camino de vuelta a mis aposentos decidí cambiar de rumbo, antes tenía que hacer algo o me volvería loco.
- Señora Gria, necesito su ayuda para mantener el vilo nocturno -
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Perfume
FanfictionNunca es tarde para volver a creer en aquello que se nos fue arrebatado. El regreso de un recuerdo intenta devolver al corazón del rey Thranduil aquello que le fue robado, en tanto la guerra del anillo único se acerca sin descanso.