Sin sogas

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Narra Gilliel:

-Después de todo no era tan difícil soltar un poco la soga-

-Tantos años de amistad no pueden perderse- respondió el rubio con una sonrisa

Por un breve momento debí corroborar la mirada para dar fe de que realmente lo había visto sonreír. Finalmente había relajado el ceño y en verdad me recordaba a mi sobrino.

-Tu hijo es igual a ti...- mencioné mientras tomaba asiento en una de las sillas que allí había.

-Bueno... no solo podía parecerse a su madre-

Pronto se sentó junto a mí y comenzó a hablar sobre cuán orgulloso estaba de Légolas. Sus ojos se iluminaban al hablar sobre él, me recuerda a cuando Elrond habla de Arwen. Disfrutamos conversando sobre él joven cuando de pronto bajo la mirada y esta se tornó algo melancólica.

- ¿Lo extraño mucho sabes? - Musitó volviendo a mirarme.

Su rostro jamás había sido tan expresivo, pues solamente con ello me contó mucho más que lo que sus palabras decían, no solo lo extrañaba, sino que también estaba muy preocupa por no recibir noticias del sindar. De su mirada bajaron algunas lágrimas, aun así, no perdía su elegante semblante.

- No necesitas decírmelo... lo veo en tus ojos...- respondí mientras acariciaba su mejilla – Solo ha pasado un año y créeme, ya sabríamos si algo malo hubiera sucedido...-

- Tienes razón... y aunque él y yo no somos muy unidos... el aun así es mi hijo... -

- Preocuparte solo hará que aflijas más a tu corazón. Mi sobrino es un chico fuerte, ningún simple orco va a vencerle. –

- No son los orcos los que me preocupan, me preocupo por el mismo. A veces su espíritu es tan aventurero que el... - mantuvo un pequeño silencio – él... no sabe medir el peligro al que se expone...-

- No sé porque eso no me asombra...- mencioné mientras sonreía un poco – Apenas luego de unos años de entrenamiento tú ya querías enfrentar a media tierra media. Recuerdo que mamá solía reírse mucho cuando luego de que callera el sol volviéramos a casa con tu ceño fruncido y yo ocultando la risa tras mi arpa... -

- Por mucho tiempo pensé en romper esa pequeña arpa... - rio – pero siempre me convencías de no hacerlo al tocar la música de mi madre. Eran buenos momentos cuando estábamos los tres juntos... escuchando la música de mi madre... y las historias de nuestros padres... -

En ambos se pintó una sonrisa de nostalgia y luego de un buen rato escuchando al silencio los dos elfos se despidieron con un abrazo. Apenas podía corroborar en mi corazón lo que había sucedido, estaba tan feliz que no había forma alguna de borrar mi sonrisa, debía compartir mi felicidad con alguien. Luego de dar una pequeña vuelta por el palacio al fin di con el grupo de escoltas de Thranduil con el que Elay estaba conversando, quería sorprenderlo y afortunadamente no llegó a verme. Luego de cruzar hacia el otro lado del salón principal me escabullí entre los grandes pilares del lugar. Estaba a punto de salir de mi escondite cuando de pronto se escuchó mi nombre en la conversación, no debería, pero decidí oír más.

- ¿Y Elay, que tal las cosas con Gilliel? – Mencionó uno de los silvanos.

- Digamos que no son solo buenos amigos... ¿cierto? – Cuestionó otro.

Estaba algo asombrada, nunca imaginé a Elay alguien tan abierto en cuanto a sus sentimientos. No me sentía enfadada, pero quizás algo sorprendida. Aun así, quería escuchar que diría, pensaba que quizás simplemente mantendría silencio o diría que exactamente somos muy buenos amigos, pero esto no fue así.

- No deben inmiscuirse, ustedes saben cuántos sentimientos tengo por Gilliel, pero ella sigue sin notarlo. Quizás simplemente no le interesa estar conmigo más que como un amigo – Respondió Elay.

Me sentía bastante desconcertada, efectivamente no había notado que sus sentimientos hacia mí no eran solo los de un amigo. Poco a poco bajé la mirada y me volví camino a mi habitación, la sonrisa en mis labios cambió a una mueca sin gracia y poco apacible. Ahora sabía que me había confundido respecto a Elay y tristemente no era mi primera vez. Ya en mi habitación simplemente me senté en la silla que estaba en mi ventana y me recosté contra el marco de la misma. ¿Qué esperaba yo que sucediera con Elay? Nunca lo había pensado de esa forma, pero era algo que podría suceder.

- Eres una tonta Gilliel... primero amas a tu mejor amigo... al marido de tu hermana y ahora que puedes tener tu propia oportunidad no sabes que hacer... - Estaba confundida y comenzaba a sentirme adolorida – yo... yo no siento nada romántico por Elay... y quiero pensar que eso es algo que no formará parte en mi vida... al menos no por ahora... -

Para la longeva vida de los elfos, el decidir con quien compartir tal compromiso es una decisión muy importante que no se toma a la ligera y que realmente conlleva varios años. Elay era muy joven, muchas lunas de distancia nos separaban de la madurez que cada uno tenía, pero eso no justificaba su precoz actuar. Si hay algo que a los elfos destaca es la forma en la que interactuamos entre nosotros, los sentimientos humanos son algo que secretamente envidiamos, pero aun así estamos muy satisfechos con nuestra forma de ser. Cuando conocí a un hombre por primera vez, este terminó en los calabozos de Elrond al quererse pasar de listo e intentar robar artículos élficos y aunque es mucho decir jamás imaginé cuan parecidos podíamos ser, aunque solo un poco sucios y morenos. Este intentó coquetear como si de una humana se tratara y yo simplemente atiné a reír, pues, aunque aquel castaño tuviera la dulzura de un ruiseñor en los labios, el no cambiaría el hecho de que, para amar a un elfo, no se podía forzar en algunos días, lo que para todos lleva años. Quizás sea algo exagerado, pero absolutamente real, jamás había visto a un hombre. Como miembro de la corte, mi hermana Elliel y yo siempre fuimos personas bastante ocupadas y preservadas, así que cada vez que una colectividad humana visitaba el bosque, Thranduil, Elliel y yo estábamos en alguna clase o paseando en el mismo. Pero secretamente, nuestros padres admitieron alguna vez que simplemente eran algo celosos y tratándose de los futuros herederos del bosque, no pretendían que personas como los humanos supieran demasiado de nosotros.  

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Siguiente capítulo: "El fuego en Rohan"

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Saludos, nos leemos luego.

P.D. Gracias por presionarme Clara 

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