Creo que te amo
El futuro rey del bosque se había despedido con amor de su madre para volver a sus ya lúgubres aposentos. La noche había devorado el calor del día para cubrirlos con su mágico manto, una brisa fresca acariciaba el palacio y la música del bosque aclimataba el ambiente.
La cena había sido demasiado silenciosa entre aquellos elfos que siempre compartían risas y miradas cómplices en la mesa, algo que no pasó desapercibido por el rey lo que desafortunadamente firmo una cruel sentencia.
Culminada la velada, la hermana mayor de Gilliel acompaño a su hermana que parecía algo taciturna. Sentada sobre la cama y escuchando los suspiros de esta se atrevió a cuestionar su peculiar estado.
- Vamos Gilliel, cuéntale a tu hermana que ha pasado... ¿Thranduil te ah echo algo? – Consulto preocupada.
- ¿Qué tiene que ver el con esto? – Gilliel estaba algo a la defensiva, por lo que confundió un poco a Elliel. Ambas eran hermanas amorosas y cercanas, pero no podía cuestionarse un tema del que no comprendían realmente.
- Nada, es solo que ustedes hoy no hablaron en lo absoluto... es raro lo sabes. –
- Es solo que hoy no me apetecía hablar con el... - Respondió entre suspiros.
- ¿No te apetecía? – Cuestionó anonadada.
- No tengo ánimos Elli... - Gilliel ya estaba en camisón para cuando su hermana comenzó a irritarse.
- ¿Por qué no hablas con la reina?, si no quieres hablar conmigo quizás si con ella... -
- No necesito hablar con nadie, solo necesito estar sola... -
- Gill... -
- Por favor, déjame sola...-
Por más que amaba a su hermana, ahora solo quería meditar en paz y ella se lo estaba impidiendo lo que la hizo ser muy descortés. Por dentro quería disculparse con su hermana, pero había algo en el pecho que no la dejaba casi respirar, algo que no le permitía pensar en nada más.
Un emisario de Thranduil golpeó la puerta luego de que Elliel diera un gran portazo.
- Señorita Gilliel, disculpe la interrupción. El señor Thranduil solicita su presencia en el jardín del rey. ¿Podría asistir? –
¿Qué querría Thranduil a esta hora?, quizá deberían disculparse por no hablar durante la cena, quizás Gilliel debería aclarar el porqué de su incomodidad durante el paseo, ¿o habría algo más que tratar?
Casi de inmediato acepto y luego de despedirlo buscó un chal el cual cubriera su camisón, pues cambiarse tomaría mucho tiempo. Recordó una capa de terciopelo gris que le había heredado su ya difunta madre. En marcha, pero sin prisa, la joven se dirigió a lo más profundo del palacio, en una zona a la que a pocos se les permite el exceso, los bellos e inigualables jardines del rey Oropher.
Plagados de las más puras flores y animas, las luciérnagas que por allí rondaban sumaban la magia y armonía a aquella reservada parte del bosque. La luz parecía brotar de la fuente central que allí permitía descansar, algunos bancos del más puro mármol rodeaban el centro del lugar bajo algunas columnas cuidadosamente techadas por las copas de los frondosos árboles. La luna estaba en su punto cuando Thranduil vio a Gilliel ingresar por los portones color plata.
- Eres un desastre, ya me había preparado para descansar...- Mencionó la joven.
- Lamento la descortesía, pero... - los nervios eran notorios, pero aun así era un caballero y debía mantener compostura. – Necesitaba verte... cuanto antes...-
- Si es sobre lo de hoy yo lo lamento... yo solo quería... - La voz de la rubia temblaba cual hoja a la deriva, no se atrevía a decirle la verdad.
Thranduil había pasado por un largo momento de reflexión en su cuarto luego de hablar con su madre, aquellas dudas desaparecían poco a poco cada vez que dibujaba el rostro de Gilliel en el viento, cada vez que recordaba su sonrisa, cada vez que rememoraba su felicidad ella estaba allí y ya no necesitaba pensarlo más, él amaba a Gilliel, la amaba de la forma más pura y sincera en la que alguien puede amar. Quizá por miedo al rechazo o por temor a su padre, este se había cerrado a la posibilidad de amar, de amar como aman los mortales y de cuidar a su amada hasta que la última gota de luz se desvaneciera de su ser. Ahora lo sabía y necesitaba decirlo, pues como muchas sensaciones aún incomprendidas, este no conocía el miedo al rechazo.
- No Gilliel... entiendo que hoy no fue un día simple... pero ya lo sé... al fin lo se Gill –
- ¿Al fin lo sabes? ¿Qué sabes? – Era imposible, como podría saberlo, ella solo se lo confió a Efay.
Tantas cosas daban vueltas por su cabeza en ese momento que era difícil mantener la fachada calmada. Ambos estaban sentados junto a la fuente que danzaba frente a sí, las luciérnagas bailaban encendiendo y apagándose en compañía de la fresca brisa. La joven sintió como Thranduil tomaba sus manos, su mirada se encontró con la suya solo para abrirle la puerta a sus almas.
- Desde hace algún tiempo me eh preguntado por que tú me haces sonreír... porque siempre que estoy contigo estoy feliz, mi corazón se llena de luz y cuando tu sonríes o estas junto a mi yo... yo... -
Pronto los nervios de Gilliel desaparecieron, ambas miradas entrelazadas, su respiración en sintonía. Ella sabía tan bien como él lo que iba a decir, pues ella también sentía lo mismo.
Todo sucedió tan rápido que se siente injusto, Thranduil sujeto el rostro de la chica para poco a poco traerlo contra sí. Al estar a pocos centímetros entre sí, el tiempo pareció congelarse y para cuando pudieron volver en sí, ya estaban fundidos en lo que fue su primer beso. Tan suave, tan dulce, aquello se sentía como si ya nada más importara, como si la vida misma solo tuviera sentido de esa forma. Ambos jóvenes se separaron para volver a verse frente a frente, sus grisáceas miradas cristalinas se miraron nuevamente para que solo faltara decir.
- Te amo –
....
Finalizamos Mi primer beso, espero lo hallan disfrutado. EL próximo capítulo ya es continuación de la historia central y en muy poco hay algunas explicaciones sobre porque casarse con Elliel y no con Gilliel.
Muchos saludos, nos leemos luego.
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Perfume
FanfictionNunca es tarde para volver a creer en aquello que se nos fue arrebatado. El regreso de un recuerdo intenta devolver al corazón del rey Thranduil aquello que le fue robado, en tanto la guerra del anillo único se acerca sin descanso.