No soportaría perderte

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Narra Thranduil:

La flecha se había clavado justamente en un árbol a la izquierda de Alassie, tal y como había previsto. Este se asustó, más de lo que habría deseado, pues en vez de frenar, se paró sobre sus patas traseras dejando caer a su ama, aunque a pesar de eso y por fortuna no calló sobre ella.

Gilliel había caído en una raíz que sobresalía del suelo, estaba inconsciente pero no tenía ninguna herida visiblemente de riesgo. Al alcanzar el lugar en el que esta estaba baje del caballo tan rápido como pude y la tomé entre mis brazos, Elay estaba tras de mi junto a otro elfo quienes intentaron ser quienes llevaran el cuerpo de Gilliel, lo que me pareció algo extraño.

- Mi señor, permítame llevar a la señora – Mencionó Elay mientras bajaba de su caballo.

- Ah Gilliel la llevaré yo, ustedes encárguense de que Alassie esté bien. Tu Elay debes saber bien cuánto ella ama a ese caballo, así que te lo encargo – A cabeza baja y no muy contento, este accedió a encargarse del alterado animal. No comprendía bien aún el porqué de tal molestia, debido a que ellos son buenos amigos y yo por algún tiempo no fui de lo mejor ante su llegada, simplemente elegí vincularlo a ello, aunque para ser sinceros ni él ni nadie pueden engañarme. Por un momento sentí mucha molestia al pensar que quizá ellos estaban juntos, pero de seguro me lo habría dicho.

Luego de con ayuda del compañero de Elay subir a Gilliel al caballo, la apoyé en mi pecho y comencé a cabalgar de vuelta al palacio. Su mirada lucía inexpresiva, sus ojos se mantenían cerrados, sus labios, tan relajados y carnosos como las flores que solían crecer en el frondoso bosque. Aquel pacífico rostro se veía perturbado por una cortada que recorría todo su pómulo derecho hasta casi llegar a su nariz, no era profundo, así que no dejaría marca. Irónico que la elfo que acababa de derribar de una zancadilla a su amigo, quien es bastante más fornido que ella, ahora estaba dormida e indefensa y con una cortada que le regalo el bosque.

Verla de esa forma, tan indefensa y vulnerable. Me hacía volver a pensar en qué habría pasado si hubiera sido valiente y le hubiera confesado cuanto la amaba, ¿Qué habría pasado si me hubiera casado con Gilliel?

- Si algo te pasara... no me lo perdonaría... - comencé a decirle, aunque era inútil, ella seguía dormida – Si algo te pasara... yo no soportaría perderte Gilliel... -

Narra Gilliel:

Poco recuerdo luego de que caí de Alassie, sé que me corté con la rama de un abeto que había por allí pero luego me fui de mi misma. Cuando me desperté, estaba sobre un caballo reposando sobre el pecho de Thranduil. Pretendí no haber despertado, este pensó que hablaba solo cuando confesó al viento: "-No soportaría perderte-" y luego mantuvo silencio. Al llegar al palacio, el me llevó hasta mi cuarto, me quitó mi capa y espada, acomodó mi ropaje y se quedó junto a mí acariciando mi cabello hasta que una Silvana y la señora de Lorien llegaron hasta allí. Él se alejó y las dejó ayudarme.

- Sé que estás despierta Gilliel – Mencionó la gran elfo.

Esta junto a la Silvana curaron mi mejilla y calmaron mi ser al decirme que ella había venido a informarle a Thranduil sobre la misma visión que yo tuve.

- Gilliel, no temas a decir lo que sientes... si te contienes solo sufrirás... -

Aquellas palabras fueron la despedida de aquella imponente presencia y tras unas horas a solas con una sierva Thranduil volvió a visitarme en la madrugada.

Narra Thranduil:

- Ah sido un día largo Gilliel... pero la ayuda ya está en camino al abismo... -

Su rubia melena estaba desordenada sobre la almohada, las cobijas cubrían su cándido cuerpo y sus párpados estaban cerrados, no de forma forzosa, si no tierna y delicadamente. Sus labios color rosa apenas se presionaban entre sí, de alguna forma, me mantenía hipnotizado, no podía dejar de verla. Tantos bonitos recuerdos volvían a mi mente, tantas situaciones, tantas cosas que no quería olvidar.

- Si tan solo aquel beso no hubiese quedado en el bosque...- De pronto estaba melancólico, había cargado conmigo una copa de vino, pues había estado de reunión con los señores de Lorien - Si tan solo... hubiera sido más valiente... -

Yo estaba sentado junto a la cama, a la derecha de Gilliel, observando y acariciando aquellos labios que supe usurpar en la adolescencia. Confiaba en que aquella estaba plácidamente dormida, pues fingir tan bien me parecía algo imposible, opté por volver mis manos a la copa y recordad aquel momento en el que nos dimos un primer beso.

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