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—¿Qué haces? — Severus se apartó de Lucius con los ojos muy abiertos, lo que estaba haciendo lo incómodo en exceso.

—Sev...oye — trató de acercarse otra vez pero el pelinegro retrocedió un paso más

—Tengo clases y tú igual. Nos vemos en la Sala Común

Severus se fue de ahí, por primera vez en mucho tiempo se sintió asustado, él no estaba acostumbrado a esos acercamientos sino eran de parte de su madre, cualquier contacto que tenía en su casa con personas era el de los golpes, patadas y pisotones que su repugnante padre de obsequiaba cada día si le era posible.
Siguió caminando apresuradamente, con su respiración agitada y su corazón palpitando a mil por hora, sentía que en cualquier momento se saldría.

Iba tan concentrado en sus recuerdos, recuerdos dolorosos, de maltratos e insultos que no se percató que Sirius Orión Black III lo estaba siguiendo y no para molestarlo.

Llegó a un armario de limpieza lejos de la multitud, se metió dentro y al fin pudo desmoronarse.

No sabía que estaba sintiendo, sus manos temblaban, sus piernas y labios igual, sentía que la ropa le asfixiaba; quería quitársela, arrancarla de su cuerpo para que el aire entrara debidamente a sus pulmones pero eso no sucedió, ¿Por qué? Muy sencillo, un recuerdo.

Los recuerdos son nuestro único enemigo, sólo ellos saben como hacernos sentir mal, hacernos enojar, hacernos sentir tan felices, nostálgicos o hacernos miserables, ellos atacan en cualquier momento y no se puede estar preparados para ellos.

Flashback
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—¿Q-qué vamos hacer en el baño?dijo un pequeño de 10 años con voz temerosa mientras era sujetado del hombro por esa cosa que se hacía llamar padre

—No tengas miedo Severus...recuerda que yo no te haría daño, es culpa de la verdad si lo hace

<<Siempre me has hecho daño>>— pensó Severus mientras entraban aquel cuarto de baño tan pequeño que apenas cabían ellos dos

Mírate en el espejo — dijo Tobías volteando a Severus bruscamente hacia el espejo

A Severus se le llenaron sus ojitos de lágrimas desesperadas por salir, no lo culpen, su imagen era horrenda según él.
Su rostro estaba lleno de rasguños y hematomas de todos los colores, sus pequeños ojos tan negros y comunes no tenían ningún brillo, su labio inferior estaba roto y lleno de sangre seca, tembloroso bajo su vista a su torso desnudo ya que Tobías momentos antes le había obligado a quitarse la camisa y sus pantalones.

Su cuerpo...era un asco, es lo que él creía. Sus costillas se marcaban en su pálida piel, tenía cicatrices de todos los tamaños, unas ya viejas y otras...de hace unos días, era un costal de huesos, sus rodillas se marcaban y sus manos eran tan delgadas que parecían sólo estar forradas de una muy fina capa de piel.
Cerró los ojos sintiendo asco por si mismo hasta que una carcajada le hizo volver.

—¿Lo vez...? Eres repugnante Severus...nadie te va a querer así, mírate, ¿quien se fijaría en ti? Sólo yo puedo no sentir asco con tu presencia, sólo yo te querré...nadie más, ¿lo has entendido? Nadie te soportará de ninguna manera, nadie se atreverá a tocarte porque le darás asco— se hincó hasta estar a la altura de Severus —Recuérdalo siempre...sólo yo puedo soportarte, a ti y a la inútil de tu madre.

Fin del Flashback
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Sirius vio por la puerta entreabierta como temblaba y mantenía sus ojos apretados, quería hacer algo pero, ¿qué? Llamar a Malfoy no era una opción, ¿Qué lo habrá puesto en tal estado? En todos estos años jamás lo había visto tan vulnerable, lo había humillado, avergonzado, quitado su única amiga, le habían insultado y jamás, jamás había presenciado tanta vulnerabilidad en el pocionista.

Por su mente jamás cruzó el pensamiento de que todo aquello fue causado por un tacto que le transmitía amor y cariños, sin mencionar protección, jamás imagino que el recibir amor incondicional y real era la causa de poner a Severus así.

Cometió -a su parecer- el pero error de su vida al entrar cuando vio una diminuta lágrima correr por la pálida mejilla de Snape,  oh! ¿En que se había metido?

Severus Al escucharlo entrar se limpió las lágrimas que mojaban sus mejillas y abrió los ojos viendo a nada más y nada menos que Sirius Black.

—Black...

—Snivellus...

Severus lo miró mal pero Sirius sonrió un poquito al ver sus ojos rojos e hincados, esas mejillas sonrojadas y mojadas, no podía evitar pensar que se veía adora...olvídenlo

—Vete

—No me iré hasta saber que te sucede

—¡Ja! ¿Crees Que te dire? Púdrete

Sirius frunció el ceño y lo agarró del brazo —me preocupo por ti y — decir eso estuvo mal— ... quiero saber lo que te ocurre y te comportas como un ojete

—Solo me comporto como tú te has comportado en todos estos a años conmigo así que...apártate

—No hasta que me digas

—En tus mejores sueños. Quítate de la puerta Black — Severus se safo de su agarre y trató de abrir la puerta pero rápidamente Sirius se recargó en ella

—Al menos déjame acompañarte a tu Sala Común... con esa hinchazón en los ojos caerás por lo menos veinte veces — estaba preocupado por él, ahora no lo iba a negar pero no sabía porque

—No

—Seguiré insistiendo

—...

—...

—Bien

Y así ambos magos salieron de aquel armario hasta las mazmorras justamente frente al muro de piedra el cual era la entrada de la Sala Común de Slytherin.
Se quedaron frente a frente viéndose por largos cinco segundos

—Les dirás — afirmó Severus

—Te equívocas Snivellus, no les dire

—No te creo— y con justa razón

— Lo sé pero te digo la verdad

Y nuevamente se quedaron viendo a los ojos hasta que Severus se giró para entrar a su Sala Común

—Gracias— dijo Sirius tomando por desprevenido a Severus con aquella palabra pero no se volteó a verlo —Por la foto, enserio me quitaba el sueño no saber quien era ese niño a mi lado

Severus asintió y entró a su Sala Común dejando a un Sirius sonriente pues había logrado entablar una conversación con él sin discutir pasando a mayores aunque no sabía porque le ponía feliz.

<<El final siempre sorprende, aunque esté estricto desde el principio>>

 𝐒𝐄𝐑𝐄𝐍𝐃𝐈𝐏𝐈𝐀 (𝖲𝖾𝗏𝖾𝗋𝗂𝗎𝗌) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora